viernes, 31 de julio de 2009

JESUS ADRIAN ROMERO Y ALEX CAMPOS – RAZONES PA ´ VIVIR

TREINTA Y SEIS HORAS AL LADO DE LA MUERTE

Fue larga la borrachera de esa noche. Eran jóvenes y tenían pocos años de casados, y sin embargo el licor era su única distracción. Scott Osborn, de veintiocho años de edad, y Diana France, de veintiséis, de Rotherham, Inglaterra, bebieron esa noche como nunca.

Al día siguiente Diana no despertó en todo el día, y Scott siguió con sus tragos. Al tercer día Diana tampoco se movió de la cama, y Scott siguió al lado de ella, sin dejar de beber. Por fin Scott se dio cuenta de que ella estaba muerta. Él había estado acostado al lado de un cadáver durante treinta y seis horas.

¡A qué extremos de horror y tragedia conduce el vicio del alcohol! Esta pareja, ambos licenciados, tenían buenos empleos con buenos salarios. Tenían un apartamento bien amueblado y adornado. Pudieran haber sido felices, con placer sano y normal. Pero escogieron el alcohol como pasatiempo principal. Y el designio franco del alcohol es siempre liquidar a su víctima.

Igual que Scott, toda persona dominada por el alcohol vive al lado de un cadáver. Vive, en primer lugar, al lado del cadáver de su inteligencia y su raciocinio, porque el alcohol liquida las facultades de la razón.

Vive también junto al cadáver de su personalidad. El alcohol destruye su verdadera identidad. Vez tras vez se dice del alcohólico: «Cuando está en su sano juicio es una bella persona, pero cuando bebe unas copas de más, ¡es una fiera»!

Con el alcohol se vive también junto al cadáver de un destino brillante y progresista. Hay millones de hombres talentosos y capaces, con perspectivas deslumbrantes, cuyo futuro el alcohol ha desintegrado. Hombres inteligentes, verdaderos genios que, anulados por el alcohol, se hunden en el fracaso.

Sobre todo, el alcohólico vive junto al cadáver de su conciencia moral, esa elevada facultad que distingue al ser humano de la bestia. Con una conciencia muerta, la persona pierde toda noción de compromiso, de responsabilidad, de honor.

Si hoy usted está en las garras de ese enemigo implacable, en primer lugar, reconózcalo. Admítalo ante todos los suyos, y especialmente ante su cónyuge. Diga abiertamente: «Yo soy un alcohólico.»

Luego busque la ayuda de algún grupo de apoyo. Yo le recomiendo el grupo «Alcohólicos Anónimos». Finalmente, sométase al señorío de Cristo. Alléguese a alguna congregación de personas que sirven de todo corazón al divino Creador. Dios tiene el poder para librar de las garras del alcohol a cualquiera que se lo pida. Él quiere darle una nueva vida. Busque a Dios como quien busca la vida misma.

Hermano Pablo

jueves, 30 de julio de 2009

LAS HUELLAS SOBRE LA ARENA



Una noche un hombre tenía un sueño. Soñaba que recorría la playa con el SEÑOR. A través del cielo centelleaban las escenas de su vida. Para cada escena, él notó dos conjuntos de huellas en la arena; una que le pertenecía a él, y otra al SEÑOR.

Cada vez que pasaba una escena de su vida ante de él, miraba hacia atrás las huellas en la arena. Notó que muchas veces a lo largo del el camino de su vida había solamente un conjunto de huellas. Esto ocurría en los momentos más difíciles y tristes de su vida.

Esto lo incomodó y preguntó al SEÑOR: "SEÑOR, tú me dijiste que una vez que decidiera seguirte, recorrerías conmigo todo mi camino. Pero he notado que durante los más difíciles momentos de mi vida, había solamente un conjunto de huellas. No entiendo por qué cuando más te necesité tú me dejaste solo."

El SEÑOR contestó: "mi amado, amado hijo, yo nunca te dejé solo. Durante tus épocas de sufrimiento, cuando tú viste solamente una huella, yo te llevaba en mis brazos."

DEJA QUE TU PADRE TE DÉ UN BESO


La balsa de goma corrió desbocada sobre los furiosos rápidos del río Colorado, en el Gran Cañón. Navegaban en la balsa tres hombres impetuosos. De repente la balsa dio contra una afilada punta de una roca, y estalló como un globo. Los tres hombres cayeron a las turbulentas aguas.

Harris Frank, de sesenta y cinco años de edad, hombre recio y duro, luchó por su vida. Tenía una clavícula fracturada y la mano izquierda casi seccionada. De los otros hombres, su hijo John de cuarenta años, y su nieto Tyler de dieciocho, no supo nada. En su agonía clamó a Dios diciendo: «Señor de los cielos, sálvame a mí y sálvalos a ellos.» Después de dos horas fue rescatado.

Cuando su hijo y su nieto fueron a verlo al hospital, Harris Frank, con lágrimas en los ojos, dijo: «Deja que tu padre te dé un beso.» Este era el primer beso que aquel padre le daba al hijo en cuarenta años de vida.

Harris Frank no era un hombre malo. Era un hombre duro, eso sí, de los que piensan que besar a un hijo es señal de debilidad, cosa de mujeres. Pero él no era malo. Sin embargo, esos momentos de peligro, cuando parece que se ha llegado al fin de la vida y se abre por delante el abismo negro de la muerte, sirven para ablandar la mente y el corazón. El hombre más duro se enternece, y los ojos sin lágrimas se humedecen.

Muchos padres piensan que para hacer que sus hijos sean hombres tienen que tratarlos con dureza e insensibilidad. No deben nunca mostrarles cariño ni darles un abrazo. Pero cuando acecha la muerte o golpea la desgracia, se dan cuenta de que la vida natural no es así. Ellos también, por duros que sean, sienten emociones que los mueven a llorar, a asustarse y a clamar a Dios. Cuenta Harris Frank, en su relato, que vio una especie de catedral blanca en los cielos, y eso lo hizo clamar a Dios.

¿Cómo debe relacionarse, entonces, el padre con su hijo? Si el hijo está en la cunita y todavía viste pañales, debe ir y darle un beso. Si el hijo tiene dieciocho años y está sufriendo sus primeros problemas emocionales, debe abrazarlo, darle un beso y confortarlo. Y aun si el hijo tiene cuarenta años de edad y está pasando por una crisis en su vida, debe darle un abrazo y un beso. ¿Acaso por eso deja de ser su hijo?

Los hijos, especialmente los hijos varones, necesitan ver en su padre esa transparencia emocional que les asegura que son amados de quien más necesitan amor. Amemos a nuestros hijos con el amor con que Dios ama a su Hijo Jesucristo, y lloremos con ellos.

Hermano Pablo

COMO DIOS ES MI TESTEGO

Para algunos en 1980, uno de los episodios más divertidos de la televisión, formaba parte de la serie cómica WKRP en Cincinnati. Se desarrollaba en una pequeña estación de radio de Ohio, el Día de Acción de Gracias. La estratagema era elaborar una promoción, en que el gerente de publicidad decidía regalar pavos, a clientes que patrocinaran un centro comercial local.
Mientras planeaban la campaña publicitaria, realzada por un aeroplano que sobrevolara y una estructura para control remoto de noticias en vivo, el personal administrativo tenía la certeza de que esto sería la campaña promocional más exitosa, jamás realizada.
No obstante, el gerente de la estación supo pronto que, una vez más, había sobrestimado el talento elemental de su gerente de publicidad. Los admiradores de WKRP, recordarán por mucho tiempo la caótica transmisión de radio, los clientes espantados y los encargados de atenderlos, corriendo, dando gritos y esquivando los pavos vivos, que fueron en palabras del estremecido reportero de noticias, “dejados caer como bolsas de cemento mojado”, arrojados desde el aeroplano que volaba sobre el centro comercial.
Pocos espectadores olvidarán la aturdida apariencia en el rostro del gerente de la estación, mientras un sonrojado y perplejo hombre de publicidad, sostenía su mano en alto para jurar: “Como Dios es mi testigo, ¡pensé que los pavos podían volar!”
Con un poco de suerte, la lección más importante aprendida es: “Como no sabemos todo, es saludable preguntar”. Y es ahí cuando somos coronados de humildad como un maravilloso regalo de Dios. no te avergüences de indagar acerca de lo que ignoras, tan sólo recuerda los pavos.
Santiago 4:6
Pero Él da mayor gracia. Por eso dice: “Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.

INSTANTANEAS DEL TIEMPO

Lectura: Salmos 90:1-12.
“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría” Salmos 90:12
Los diseñadores de una innovadora página web en Internet llaman a su creación una «instantánea» de nuestro mundo. Cada hora, las computadoras monitorean las fuentes internacionales de noticias, seleccionan las palabras y las fotografías que aparecen con mayor frecuencia y luego las muestran en una imagen interactiva. Con el tiempo, estas instantáneas de cada hora componen un mosaico de los eventos que se están desarrollando en el mundo.
Si una computadora pudiera rastrear nuestras palabras y nuestras acciones, ¿qué revelaría una instantánea de ayer? Después de semanas y meses, ¿qué patrones surgirían? ¿Y qué tema dominaría el mosaico final de nuestras vidas? El Salmo 90, una oración de Moisés, el hombre de Dios, es una mirada poderosamente sincera a la brevedad y la importancia de la vida. El autor compara toda una vida con un sueño o con una brizna de pasto y Le pide a gritos a Dios: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (v. 12).
A menudo, nuestros días parecen tan poca cosa y, sin embargo, llegan a significar mucho. La Biblia en Lenguaje Sencillo presenta el versículo 12 de este modo: «Enséñanos a pensar cómo vivir para que nuestra mente se llene de sabiduría». Es una oración por las instantáneas de la vida vislumbrando la imagen final.
Cuando todas las fotografías de nuestra vida se pongan sobre la mesa, éstas revelarán nuestras palabras y nuestras acciones recurrentes. ¿Qué historia contarán? Vale la pena considerar esto al elegir lo que haremos cada día.
Lo que cuenta no es cuánto tiempo vives, sino cómo lo vives.

martes, 28 de julio de 2009

CUANDO SE NOS CAE EL ESCENARIO

Todo iba perfectamente bien en el ensayo general. El Teatro de la Maestranza, en Sevilla, España, lucía como en sus mejores tiempos. Una compañía francesa habría de estrenar la célebre ópera «Otello» del gran maestro Verdi. Se hallaban en el primer acto, y cantaba Plácido Domingo.

De pronto, con estrépito, toda la tramoya se vino abajo. Cien personas que estaban en el escenario corrieron despavoridas. Diez de ellas salieron heridas, y una joven francesa, Annitk Jossette, quedó muerta en la escena.

Pocas veces ocurre que todo el escenario de un teatro se derrumbe por completo. Accidentes de menor cuantía abundan en la vida del teatro, pero que en un sólo ensayo, y con cien personas en escena, todo se venga abajo, ocurre muy pocas veces. «Gajes del oficio», comentó uno de los heridos.

Ahora bien, podrá caerse la tramoya de un teatro, pero es cosa muy distinta que se venga al suelo la estructura entera de nuestra vida.

¿Qué hacer cuando lo que hemos pacientemente creado, edificado y cuidado a lo largo de muchos años —una buena posición económica, una linda familia, prestigio social, un agradable círculo de amistades y deleitosas actividades— se viene de pronto abajo?

¿Cuando el médico, por ejemplo, nos dice: «Lo que usted tiene, señor, es cáncer, y sólo le quedan seis meses de vida», qué podemos hacer?

O ¿qué hacer cuando por un derrumbe económico todo lo que teníamos ganado se reduce a nada, y casa y ahorros y trabajo se esfuman?

O ¿qué puede hacer la señora cuando el esposo, padre y jefe del hogar anuncia que otra mujer ha tomado el lugar de ella?

Los del Teatro de la Maestranza de Sevilla comenzaron a retirar con paciencia todas las tablas, telones, cables y luces que se habían venido abajo, y a los dos días reiniciaron el ensayo. Pero nosotros, ¿qué podemos hacer?

Cuando todo se viene abajo, necesitamos dos cosas. Una, por supuesto, es la solución a nuestro problema inmediato. La otra, y esta es la más importante porque permanece toda la vida, es una fe inquebrantable en la persona de Jesucristo. Cuando sabemos que Dios, en la persona de Cristo, es nuestro amigo, la vida entera, con todos sus problemas, se hace soportable.

Cristo desea estar a nuestro lado para ayudarnos a través de las vicisitudes de esta vida. Invitémoslo a que sea nuestro amigo.

Hermano Pablo

LA AVARCIA ESPIRITUAL

“Mejor es lo poco con el temor del Señor, Que el gran tesoro donde hay turbación” (Proverbios 15:16). Se cuenta la historia de dos billetes de dinero, ya viejos, que regresaron a la tesorería de Estados Unidos. Uno de elles era de 20 dólares y el otro de 1 dólar.

Estaban en el mismo saco y empezaron a conversar. “Pasé por bellas tiendas, excelentes restaurantes, clubs campestres y lugares exóticos”, dijo el billete de 20 dólares. “¿Y usted?”

preguntó el mismo billete. “Lo único lugar por donde pasé ha sido la iglesia.”

Muchos de nosotros hacemos el mismo. Valoramos todo qué el mundo ofrece: coches nuevos, casas lujosas, ropas elegantes, paseos al exterior y otras cosas más. Soñamos con la posibilidad de tener todo eso y envidiamos aquéllos que ya alcanzaron su “dicha”. Murmuramos con Dios por no bendecirnos de la misma forma y lamentamos el hecho de vivir una vida pobre y sin atractivos. Queremos recibir lo mejor pero, ni pasa por nuestra cabeza, dar lo mejor mejor.

Damos a Dios el billete más amasado que encontramos en el bolsillo o en la bolsa. Damos a Él lo demás de nuestro tiempo y de nuestra motivación. Damos a Él lo mucho de nuestra incredulidad y bien poco de nuestra fe. Reservamos a Él las quejas y lamentaciones y donamos nuestro canto para cosas y lugares superfluos y sin ninguna importancia.

Llamamos a Dios de injusto y olvidamos de nuestra indiferencia, de nuestra mala gana, de nuestra ingratitud.
Si fuésemos a parar un poco para ver cuanto Dios ya nos dio, a pesar de nuestra “avaricia” espiritual, veríamos que somos las más ricas de las criaturas, las más contempladas de la tierra, las que tienen todos los motivos para vivir cantando y bailando por tantas bendiciones recibidas.

¿Da usted a Dios lo mejor que tiene o apenas aquello que no usa en sus prioridades?

El Mensajero

“Mejor es lo poco con el temor del Señor, Que el gran tesoro donde hay turbación” (Proverbios 15:16). Se cuenta la historia de dos billetes de dinero, ya viejos, que regresaron a la tesorería de Estados Unidos. Uno de elles era de 20 dólares y el otro de 1 dólar.

Estaban en el mismo saco y empezaron a conversar. “Pasé por bellas tiendas, excelentes restaurantes, clubs campestres y lugares exóticos”, dijo el billete de 20 dólares. “¿Y usted?”

preguntó el mismo billete. “Lo único lugar por donde pasé ha sido la iglesia.”

Muchos de nosotros hacemos el mismo. Valoramos todo qué el mundo ofrece: coches nuevos, casas lujosas, ropas elegantes, paseos al exterior y otras cosas más. Soñamos con la posibilidad de tener todo eso y envidiamos aquéllos que ya alcanzaron su “dicha”. Murmuramos con Dios por no bendecirnos de la misma forma y lamentamos el hecho de vivir una vida pobre y sin atractivos. Queremos recibir lo mejor pero, ni pasa por nuestra cabeza, dar lo mejor mejor.

Damos a Dios el billete más amasado que encontramos en el bolsillo o en la bolsa. Damos a Él lo demás de nuestro tiempo y de nuestra motivación. Damos a Él lo mucho de nuestra incredulidad y bien poco de nuestra fe. Reservamos a Él las quejas y lamentaciones y donamos nuestro canto para cosas y lugares superfluos y sin ninguna importancia.

Llamamos a Dios de injusto y olvidamos de nuestra indiferencia, de nuestra mala gana, de nuestra ingratitud.
Si fuésemos a parar un poco para ver cuanto Dios ya nos dio, a pesar de nuestra “avaricia” espiritual, veríamos que somos las más ricas de las criaturas, las más contempladas de la tierra, las que tienen todos los motivos para vivir cantando y bailando por tantas bendiciones recibidas.

¿Da usted a Dios lo mejor que tiene o apenas aquello que no usa en sus prioridades?

El Mensajero

HOY..APRENDERE A PERDER

“Aún mas, a nada le concedo valor si lo comparo con el bien supremo de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por causa de Cristo lo he perdido todo, y todo lo considero por basura a cambio de ganarlo a él, y encontrarme unido a él, no con una justicia propia, adquirida por medio de la ley, sino con la justicia que se adquiere por medio de la fe en Cristo, la que da Dios con base en la fe” Filipenses 3:8
Vivo en mundo donde se exalta solo la ganancia y muchos están en una carrera desesperada por ganar y ganar mas.- Nadie quiere perder. Muchas veces yo he estado corriendo la misma carrera y hasta en el camino cristiano puedo escuchar que solo se habla de ganancia y se le ofrece a quien entra en la carrera cristiana que solo lo que tendrá de recompensa en un gran ganancia.
Hoy debo aprender que no todo en la vida es ganancia, también es perdida y aún en la vida cristiana hay que aprender a perder. Aún el Señor Jesús perdió…perdió algunos de sus discípulos cuando fue claro en su mensaje y a os pocos que le quedaron él les dijo…Queréis vosotros iros también? Perdió su respeto, porque fue ultrajado y herido. Perdió sus ropas y perdió hasta su vida.
El Apóstol Pablo también dijo en su carta a los Filipenses, “Lo he perdido todo por amor a Cristo”. En la vida cristiana entiendo que nunca podré entrar en la dimensión total de las ganancias en Cristo hasta que no asisto a mi propio funeral. No podré extender mi mano para apropiarme de las bendiciones hasta que no aprenda a entregarle todo a él. Y cuando quiero aferrarme a algo entonces lo pierdo. Jesús dijo claramente, el que quiera salvar su vida la perderá. Si, hay que perder bastante. Desde que me acerque a Cristo perdí mucho, más todo lo que perdí se torno en ganancia en la dimensión espiritual que es la más genuina y verdadera ganancia.
Hoy aprenderé a perder. No quiero ser solo un triunfalista que no quiere entregar nada y no quiere perder algo. Lo que quiero es ser un vencedor y todo vencedor pierde algo en la batalla. Todo caminante pierde algo en el camino . Todo comerciante pierde algo en sus negocios.
Lo que pierdo no se pierde….se convierte en semilla que aunque muere termina dando vida. De que sirve uno de los que siempre gana si al final del camino termino perdiéndolo todo. Quiero ser de los pierden en el camino para al final del sendero encontrarlo todo reunido en una persona…Jesús.
Señor. Gracias por tu bondad y amor. Gracias por tu protección y tu amor. Gracias porque me has colocado en el camino de la ganancia, pero también en el camino de la perdida. Si hay que perder lo pierdo, pero que sean las perdidas que a la larga producen el fruto en tu amor y en tu bondad. Quita el egoísmo de mi vida hoy, cuando siento la tentación de seguir solo ganando. Amen.

UN DOLAR

Un joven predicador fue invitado a último momento para que predicase un sermón en la iglesia de su ciudad. Siguiendo un impulso, usó como tema uno de los Diez Mandamientos: “No hurtarás”. A la mañana siguiente, subió a un autobús y le dio al conductor un billete de un dólar. El conductor le dio el cambio y él se dirigió a la parte trasera del vehículo. Echando un vistazo al cambio antes de guardarlo en su bolsillo, el hombre observó que el conductor le había dado diez centavos de más. Su primer pensamiento fue: La compañía de autobuses no se dará cuenta jamás de la pérdida de diez centavos.
Sin embargo, cambió de opinión rápidamente, sintiendo en su conciencia que los diez centavos no le pertenecían y que los debía devolver al conductor. Regresó al frente y le dijo al conductor: ” Usted me dio cambio de más”, y le devolvió los diez centavos.
Para su sorpresa, el conductor le contestó: “Sí, lo sé. Lo hice a propósito. Escuché su sermón ayer y lo estaba observando por el espejo mientras contaba su vuelto”.
El joven predicador había pasado la prueba a la cual fue sometido por el conductor… y dio un firme testimonio de su fe.
¡Que todos nuestros actos concuerden así con nuestras palabras!
Proverbios 22:1
Mas vale el buen nombre que las muchas riquezas.

EL PODER DE LA MANSEDUMBRE

Lectura: Éxodo 2:11-15; 3:7-12.
“En quietud y en confianza será vuestra fortaleza” Isaías 30:15
Las cataratas del Niágara son una de las vistas más espectaculares que yo jamás haya contemplado. El rugido de 170 mil metros cúbicos de agua cada minuto las convierte en el salto de agua más poderoso en Norteamérica. Sin embargo, muy poca gente sabe que más del 50% del agua del río se desvía por cuatro túneles gigantes antes de llegar a las cataratas. Este agua pasa por turbinas hidroeléctricas que suministran energía a las áreas cercanas en los Estados Unidos y Canadá antes de regresar al río, habiendo dejado bastante atrás las cataratas.
A algunos les encantaría que los demás pensaran que sus vidas son como las Cataratas del Niágara -salvajes, espectaculares y ruidosas. Pero el poder sin control se disipa en energía inútil. Moisés pensó que podía usar su poder como miembro de la realeza para causar la liberación del pueblo de Dios de la esclavitud. Utilizó mal su poder matando a un egipcio, lo cuál sólo disipó su poder porque perdió el respeto de su propio pueblo (Éxodo 2:11-15). Dios tuvo que enseñarle mansedumbre (Números 12:3).
Los mansos prosperan porque son quienes tienen el poder bajo control. Nuestro Señor dijo: «Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad» (Mateo 5:5). Puede que hayas estado tratando de vivir en este mundo por medio de tu propio poder. Deja que Dios te enseñe mansedumbre para que puedas vivir y depender de Su fuerza.
Nada es más fuerte que la fuerza bajo el control de Dios.

lunes, 27 de julio de 2009

DANDOLE A LA PELOTA

Lectura: 1 Pedro 4:12-19.
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido,... sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo” 1 Pedro 4:12-13
George Bernard Shaw dijo una vez: «Inglaterra y los Estados Unidos son dos países separados por un idioma común». Un ejemplo del mundo de los deportes demuestra esta afirmación.
Como seguidor del béisbol de toda la vida, estoy familiarizado con el término curva. Es una pelota que el pitcher (lanzador) lanza de una manera tal que cambia de dirección, engañando a su oponente. En el críquet, la estrategia es similar pero la palabra es muy diferente. El lanzador trata de vencer al bateador «dándole a la pelota» (lanzando una curva).
Aunque los juegos y las culturas difieren, el concepto de la curva ilustra una realidad que nos es familiar en cualquier idioma. La vida está llena de momentos en los que insospechadamente alguien le «da a nuestra pelota», y nos encontramos abrumados. En esos momentos de temor y confusión, es consolador saber que tenemos a un Dios que es suficiente para cualquier desafío.
Las pruebas son algo que hemos de esperar (1 Pedro 4:12). Sin embargo, es probable que las circunstancias que enfrentemos nos causen conmoción. ¡Pero Dios jamás se sorprende! Él permite nuestras pruebas y puede capacitarnos para responder a ellas de una manera que Le honre a Él.
Cuando sufrimos, debemos «encomendar nuestras almas al fiel Creador, y hacer el bien», escribió Pedro (v. 19). Con la fortaleza de Dios, podemos enfrentar las curvas más problemáticas de la vida.
Nada sorprende a Dios.

domingo, 26 de julio de 2009

ME GUSTA CORRER RIESGOS

Helena y su esposo Manuel comenzaron felices su luna de miel. Se fueron a la costa de su país, Portugal. Para Helena, todo era el cumplimiento de una ilusión, la feliz conclusión de todo lo que deseaba. En medio de tal felicidad, Helena y Manuel entraron al mar a bucear.

Helena vio pasar un buque, y nadó debajo del agua hasta casi rozar el casco. Manuel le indicó por señas que se apartara del buque, pero la frase de ella siempre había sido: «Me gusta correr riesgos.» Acto seguido, Helena se hundió bajo la quilla del barco y nunca la hallaron. Tenía veinticinco años de edad.

Su noviazgo con Manuel había sido a la carrera. Y su explicación simplemente era: «Me gusta correr riesgos.» Se casó a los dos meses de haber conocido a Manuel. Al defender su impetuosidad, sólo decía: «Me gusta correr riesgos.» Así llevaba Helena su vida. Todo para ella era riesgos. Tarde o temprano tenía que ocurrirle alguna tragedia.

Es inevitable correr riesgos en esta vida. Algunos hasta sirven para el desarrollo del carácter y de la fe. Nunca arriesgar nada es nunca lograr nada. Pero hay una gran diferencia entre un riesgo y otro. Hay riesgos sanos, así como los hay inútiles. La vida sabia y saludable no está compuesta de azares, de accidentes, de pálpitos y de riesgos. A la vida sabia la rigen la inteligencia, la cordura y la sensatez.

Al mundo mismo lo gobiernan leyes lógicas, sabias y prudentes. Dios, Creador supremo, lo hizo todo con inteligencia, y lo supeditó a ciertas leyes. Desde las partículas atómicas más diminutas hasta el gran cosmos universal que no tiene límite, todo está gobernado por leyes definidas.

De igual forma, Dios no diseñó la vida nuestra para que cada día corramos riesgos. Virtudes morales, como la justicia y la integridad, mezcladas con cualidades mentales, como el entendimiento y la razón, deben ser las que nos guíen a través de esta vida. Y si a la sabiduría y a la moralidad añadimos virtudes espirituales, eso garantiza nuestra supervivencia.

Tal vez la mayor de éstas sea la fe. Cuando ejercitamos la fe —fe en el Señor Jesucristo, fe que nos une a nuestro Creador y nos hace actuar de acuerdo con sus leyes divinas—, nos produce protección, satisfacción y sosiego. No vivamos como esclavos a los riesgos. Sometámonos más bien a la voluntad de Dios. Con Él no hay riesgos sino seguridad. Entreguémonos al señorío de Cristo.

Hermano Pablo

sábado, 25 de julio de 2009

HOY..NADA ME PUEDE SEPARAR DEL AMOR DE DIOS

Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Salvador nuestro. — Romanos 8:38-39
Observa cómo la Biblia dice que el amor de Dios está en Jesucristo (Romanos 8:38-39). Jesús es la expresión tangible del amor de Dios en la misma manera que Él es la representación exacta de todo lo que es verdadero de Dios mismo .
El amor define la naturaleza de Dios y Sus motivos. El amor es una parte inseparable de todo lo que Él es. Dios envió a Su Hijo (amor) al mundo. Quienquiera que le dé la bienvenida a Su Hijo recibe Su amor. Así que si alguna vez esta pregunta surge en tu corazón: “¿Puede Dios amarme y quiere relacionarse conmigo (todavía) después de lo que hice?”, formúlate otra pregunta: “¿Le doy yo la bienvenida a Jesús en mi corazón (todavía)?” Ambas preguntas tienen la misma respuesta.
Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. — Colosenses 1:15
Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. — Hebreos 1:3
Cuando Dios envió a Su Hijo, Jesucristo, al mundo, Su invitación fue clara: “Los amo a cada uno de ustedes, y quiero relacionarme con ustedes para siempre. Reciban Mi amor.” La sencilla y triste verdad es que la mayoría de las personas no aceptó, y no acepta, la invitación de Dios. Encarnando el amor de Dios, Jesús vino precisamente a las personas que habían sido creadas por el amor de Dios; sin embargo, la mayoría de esas personas lo rechazó (Juan 1:11).
Decidieron no identificarse con Él porque Su presencia proyecta luz sobre las cosas malas que estaban haciendo y diciendo. Optaron por quedarse en la oscuridad, lejos de Dios y de Su amor por ellos (Juan 3:19-20).
Como estamos viendo, el amor de Dios no es una emoción pasiva e incorporada. Aunque Él piensa en nosotros todo el tiempo, no sólo piensa en nosotros. Nuestra cultura nos enseña que el amor es, más que nada, un sentimiento interno; uno que ocasionalmente se manifiesta haciendo algo por quien amamos.
El amor verdadero, el amor ágape, es más que un sentimiento; es una forma de ser hacia los demás, una disposición, un conjunto de comportamientos, una manera de relacionarse con las personas. Éste actúa y toma la iniciativa.
El amor de Dios da, se extiende y activamente se nos ofrece a ti y a mí. A cambio, nuestro amor debe recibir, abrazar y aceptar activamente Su amor. Él inicia; nosotros respondemos. Él ama; nosotros recibimos ese amor. Esto puede parecer un asunto de poca importancia pero es una de las verdades más significativas que aprenderás. Esto explica por qué debemos recibir intencionalmente a Jesucristo en nuestro corazón y darle la bienvenida a nuestra vida.
Hoy..Se por lo tanto que nada ni nadie me puede separar de ese amor.
Señor, Gracias por amarme en este día de esa manera. Quiero responderte con ese mismo amor. Amén.

PASEO EN SILLA DE RUEDAS

Lectura: Salmos 59.
“Porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia” Salmos 59:16
Ben Carpenter sufre de distrofia muscular y se mueve en una silla de ruedas eléctrica. Un día estaba cruzando una intersección, la luz del semáforo cambió y una camioneta atrapó el manillar de la silla de ruedas de Ben con la rejilla del radiador. El conductor, ignorante de lo que había pasado, se puso en marcha por la calle y, al poco tiempo, Ben estaba siendo empujado a 80 kilómetros por hora. Pronto, los neumáticos de la silla de ruedas comenzaron a quemarse.
Algunos transeúntes vieron la extraña escena y llamaron al 911 (el número de servicio público para reportar emergencias) para informarle a la policía. Cuando el conductor de la camioneta se hizo a un lado, quedó atónito al ver lo que tenía «pegado» al radiador de su vehículo. Ben se había dado un tremendo susto, pero salió ileso.
Puede que algunas veces sintamos que circunstancias inesperadas se han apropiado de nuestras vidas. Cuando David fue invitado a la corte del rey Saúl, él tranquilizaba los nervios del rey tocando su lira. Luego, de manera impredecible, el celoso rey le arrojó una lanza. David se encontró atrapado en un peligroso drama de persecución en el que el rey Saúl trataba de quitarle la vida. Pero David recurrió a Dios en busca de protección inmediata y al final recibió liberación. Debido a esta experiencia, él escribió acerca de la fidelidad de Dios: «Porque has sido mi amparo y refugio en el día de mi angustia» (Salmo 59:16).
No importa cuál sea nuestro problema, Dios está allí.
Cuando los problemas vengan a ti, ve a Dios.

viernes, 24 de julio de 2009

«ESTAS MANOS ME SALVARON LA VIDA»

Era un viejo edificio de apartamentos en la ciudad de Nueva York. El ascensor era tan viejo como el edificio. Rebeca Rosario, al dejar a sus tres hijitas en su apartamento, les dijo: «Vuelvo en seguida. No tengan miedo.» Y la señora fue hasta el ascensor del piso número 14, donde vivía.

Abrió la puerta y dio un paso hacia adentro. Pero en lugar de entrar en la cabina, cayó al vacío. La puerta no debió haberse abierto, pues la cabina estaba en el primer piso. Pero era un edificio viejo, y era, así mismo, un ascensor viejo.

En su desesperación, Rebeca atinó a agarrarse de los cables mohosos del aparato. Sintió el terrible dolor de la raspadura, como fuego brotando de sus manos, pero aminoró la caída. Se quebró ambos tobillos, pero no se mató.

En el hospital, algunos días después, Rebeca mostró sus manos quemadas casi hasta el hueso, y dijo: «Estas manos me salvaron la vida.»

¡Qué significativa la frase de aquella mujer de treinta años de edad! Al caer por el hueco de un ascensor desde el decimocuarto piso, atina a agarrarse de los cables, y al cabo de su odisea declara: «Estas manos me salvaron la vida.»

Las manos son un instrumento maravilloso, genial diseño de Dios. Con ellas se puede empuñar un hacha o un bisturí. Se puede pintar a brochazos un gallinero o, con un delicado pincel, un cuadro como «La Última Cena».

Con las manos se puede proporcionar el puñetazo más violento al enemigo, o la caricia más dulce al ser amado. Se puede con ellas robar descaradamente lo ajeno, o con honradez proveer el pan de la familia. Las manos de Rebeca Rosario sirvieron para salvarle la vida.

Hay en la historia universal otras manos que, sin salvar la vida de quien las extendía, fueron traspasadas para obtener la salvación de la humanidad entera. Fueron las manos benditas del divino Redentor, el Señor Jesucristo. Sus manos fueron clavadas a la cruz del Calvario a fin de que Él diera su vida por la de todo ser humano.

Ahora cualquier persona de cualquier raza, pueblo, color o idioma, de cualquier condición económica, clase social o religión, puede ser eternamente salva con sólo creer que Jesucristo es el Hijo de Dios y que dio su vida en la cruz del Calvario como precio de rescate para su salvación.

Para ser eterna y gratuitamente salvos, basta con que creamos en Jesucristo y lo recibamos como eterno Salvador. Hoy puede ser el día de nuestra salvación.

Hermano Pablo

UNA DECISION PARA EL FUTURO

Fue algo trágico. Doloroso. Indescriptible. Las imágenes de televisión transmitían las fotografías de la princesa Diana de Gales mientras agonizaba. Junto a su cuerpo un grupo de paramédicos buscaba afanosamente prestarle auxilio. El espacio estaba semioscuro. Minutos antes el vehículo en el que se movilizaba, en un túnel de París, se había estrellado aparatosamente.
Se trata de un documental que difundió la cadena CBS sobre la investigación francesa del accidente en el que la alta dignataria perdió la vida, en 1997.
Peter Hunt, uno de los especialistas que analizó las gráficas, comentó que Diana era “reconocible”. Las fotos que se supone fueron tomadas por uno de los paparazzi que la perseguía, aparecieron solamente durante quince segundos en un programa que duró una hora. “Es obvio que por el gesto de su rostro, debía estar sufriendo”, dijo Hunt.
Estar a las puertas de la muerte es traumático para quien quiera que sea, indistintamente de si es pobre o rico. Es el momento crucial en el que nos enfrentamos al paso hacia la eternidad.
¿Dónde estaremos después de cruzar el umbral que nos separa del más allá? La decisión la toma cada uno. Es individual. ¿Por qué razón? Porque usted y yo tenemos la posibilidad de ser Salvos de la perdición eterna.
Juan 5:24
Ciertamente les aseguro que el que oye mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no será juzgado, sino que ha pasado de la muerte a la vida.

MEJOR CON LOS AÑOS

Lectura: 2 Corintios 4:7-18.
“Antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día” 2 Corintios 4:16
Algunas personas están obsesionadas con la buena forma física -ejercicios diarios, vitaminas, alimentos orgánicos-, a pesar del hecho de que nuestros cuerpos siguen avanzando en el tiempo hacia un inevitable deterioro. Entre los 20 y 40 años, creemos que somos invencibles, pero, a partir de allí y en las décadas que siguen, la vista comienza a perderse, luego las rodillas comienzan a flaquear y finalmente la mente nos comienza a fallar. Enfrentémoslo, ¡tratar de garantizar una salud física duradera es como tratar de detener un río con un rastrillo!
Y, si bien es cierto que a medida que envejecemos tanto peor nos ponemos físicamente, no tiene que ser así espiritualmente. Aunque no lo creas, es posible mejorar con los años. Eso es a lo que se refería el apóstol Pablo cuando dijo: «Antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día» (2 Corintios 4:16).
Muchos de nosotros tenemos miedo de envejecer por todos los problemas que esto trae consigo. Pero, cuando gradualmente se nos despoja de todo aquello que nos mantiene a flote -ya sea riqueza, independencia, salud, dignidad, belleza o todas estas cosas juntas- aprendemos a recibir más y más de Dios. Así que, sin importar qué edad tengas, nunca es demasiado tarde para profundizar en la Palabra de Dios e invertir más y más en tu bienestar espiritual. Verás los beneficios, ahora y después. ¡Cuánto más envejezcas, mejor estarás!
Para mejorar con los años, ponte en forma espiritualmente.

jueves, 23 de julio de 2009

COMO MI HERMANO MAYOR

“Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.” (Romanos 8:29)


Ser semejantes a Cristo no es opcional. Para aquellos que Dios ha escogido, es decir, aquellos que creyendo han nacido de nuevo y han recibido el privilegio de ser llamados hijos de Dios existe una predestinación: ser transformados según la imagen de su Hijo. ¿Podrá alguien oponerse a este decreto divino? ¿Podrá alguien interferir para que esto no se cumpla entre los que han sido llamados?

Lo cierto es que el día que decidimos entregar nuestra vida a Cristo nos embarcamos en un proyecto colosal: transformarnos a la imagen misma del Hijo de Dios.

Tan cierto como que esto sucederá en cada u no de nosotros, es el hecho de que esto no pasa de la noche a la mañana, es más bien un proceso de años que se extiende a lo largo de toda nuestra vida. Comienza el día que nacemos espiritualmente y culminará el día que Cristo vuelva (I Juan 3, 2).

De la misma manera que un pequeño niño nace para transformarse en un hombre, nacemos espiritualmente para ser transformados a la imagen de Cristo. Para crecer y desarrollarse un niño necesita de los cuidados de sus padres, de alimento y abrigo, de amor y corrección. De todas estas cosas nos provee Dios, es decir las condiciones para el desarrollo están dadas, la pregunta ahora es: ¿cómo estamos desarrollándonos nosotros? ¿Se corresponden nuestros actos y actitudes con la edad espiritual que tenemos? ¿Crecemos de manera sana y vigorosa o somos pequeños débiles y mal alimentados? ¿Hemos aprendido a comer ya comida sólida o somos los eternos enamorados del biberón?

Todo padre espera ver a su hijo crecer sano y fuerte, se alegra con cada palabra nueva que pronuncia, con cada nuevo desafío conquistado, adora verlo descubrir el mundo y ser quién lo acompaña en ese desarrollo. Aunque aún es un niño, lo sueña un hombre o una mujer de bien, se desvive por ello y todas las decisiones que como padre toma, las orienta a ese ideal que espera un día su hijo sea.

De la misma manera se comporta Dios con sus hijos. ¿Cuántas alegrías estoy dándole al Dios Padre hoy? ¿Dejo que me guíe y me enseñe a desarrollarme como Él me ha planeado? ¿Me tomo de su mano y ya no le temo a nada? ¿Acepto sus correcciones y le obedezco, aunque con mi mente de niño aún no pueda entender por qué Él decide esto para mi vida hoy?

Ser hijo de Dios es todo un desafío, pues hay un hermano mayor que es mejor en todo, y en su estatura seremos medidos. Sin embargo en este desarrollo no estamos solos. Tenemos el ejemplo del hermano mayor, Él ya ha caminado un trecho delante de nosotros para que podamos s eguir sus pasos (1 Pedro 2, 21: “Para esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus pasos.”) y el Padre está dispuesto a invertir en nosotros la mejor educación sin escatimar en costos. Sólo nos resta poner el corazón, pues sin desear ser como el hermano mayor, el desarrollo será lento y costoso.

Si has llenado de preocupación y tristeza el corazón de tu Padre, no te desanimes. Dios en su bondad no abandona a sus hijos por mal comportamiento. Por el contrario, lleno de paciencia y amor vuelve a enseñarnos hoy aquello que no quisimos aprender ayer. Sus misericordias se renuevan cada mañana y no nos abandona en este proceso de llegar a ser hechos a la imagen de su Primogénito. Vuélvete al Padre, pídele perdón y decide en tu corazón de una vez por todas dejarte moldear a la imagen del hermano mayor.

“Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. “ (Filipenses 1, 6)

VALÍA LA PENA

Cuando trajeron al joven soldado a la sala de cirugía, el doctor Kenneth Swan movió la cabeza. Dudaba sinceramente que valiera la pena tratar de salvarle la vida. Tenía ambas piernas destrozadas. El pecho lo tenía hundido. Había perdido un ojo, y el otro estaba mal herido. «Si vive
—pensó el médico—, será infeliz toda su vida.» ¿Valdrá la pena operarlo? Sin embargo, lo operó.

Veintitrés años después se encontraron el doctor Swan y Kenneth McGarity, el joven que había sido herido en el campo de batalla. Sucedió en Fort Benning, Georgia, cuando el gobierno le otorgaba cuatro condecoraciones al veterano de Vietnam.

El médico y el veterano se dieron la mano. McGarity estaba lisiado y, además, ciego. Pero había cursado estudios de universidad, se había casado, tenía dos hijos y tocaba magistralmente el piano. Kenneth McGarity era un hombre entero, feliz y útil a la sociedad. «He aprendido una gran lección —dijo el doctor Kenneth Swan—. Nunca debo dudar de la validez de una operación.»

Este caso tiene dos capítulos. El primero fue la explosión de una bomba que destrozó a Kenneth McGarity en la guerra de Vietnam, y el médico que lo operó porque algo, como quiera, había que hacer. El segundo capítulo tuvo lugar veintitrés años después, cuando el médico pudo contemplar el valor de su decisión.

¿Valía la pena hacer todo lo posible por poner en orden el cuerpo destrozado de ese joven? ¡Seguro que sí! Hubo que amputarle ambas piernas. Hubo que extraerle los dos ojos. Hubo que coserlo por todas partes, y reacondicionar pecho, rostro, brazos y manos. Pero valió la pena. Tras veintitrés años de lucha tenaz, Kenneth McGarity llegó a ser un hombre completo y feliz.

¿Qué tal si damos rienda suelta a la imaginación? Un día Dios el Padre y Jesucristo su Hijo conversaban acerca del hombre, que había caído en las garras de Satanás y estaba totalmente destrozado por el pecado. El Padre preguntó: «¿Vale la pena salvar a este despreciable ser humano?» Y el Hijo respondió: «Sí, vale la pena. Tengo esperanza en él. Daré mi vida por él, y con mi sacrificio lo regeneraré y transformaré.» Así pudo haber transcurrido la conversación.

Lo que sabemos sin tener que imaginárnoslo es que Cristo vino a este mundo. Murió en la cruz del Calvario, y resucitó para confirmar el valor de ese sacrificio. A los ojos de Dios, todos somos de inmenso valor. Por eso entregó Dios a su Hijo. Y es por ese sacrificio que nosotros podemos gozar de una vida plena, abundante y digna. A eso la Biblia lo llama salvación.

Hermano Pablo

TIEMPO DE ORACION

Unos años atrás, un anuncio de televisión enfocaba el rostro sonriente de una preciosa joven. Aparecía mirando hacia abajo y evidentemente ocupada con cierta tarea, aunque no se veía lo que hacía. Mientras desempeñaba su labor, ella oraba. El anuncio hacia énfasis en ocupar tiempo para orar, aunque tuvieran que desarrollarse otros deberes durante el día.
Cuando el movimiento de la cámara mostró un panorama más amplio, se vio claramente que la joven cambiaba el pañal a su bebé.¡Qué hermosa ilustración acerca de lo fácil que es para nosotros hablar con el Señor! Tal vez le sea difícil apartar un tiempo, aun breve, cada mañana, pero en el transcurso de las veinticuatro horas del día, podemos con creatividad encontrar unos instantes y dedicarlos a Dios.
Murmuramos y rechinamos,
Nos enfurecemos y estallamos,
Hablamos entre dientes y rezongamos,
Nuestros sentimientos resultan dañados.
No podemos entender
Nuestra visión se nubla más y más,
Y todo lo que necesitamos es:
Tener un momento con Él.
La mayoría de nosotros estamos tan ocupados durante el día que se nos hace muy difícil apartar una porción de tiempo para orar, y no precisamente para una breve plegaria de gratitud, sino unos momentos de genuina comunicación con el Señor.
Dios anhela que tengamos este tiempo juntos, y nosotros lo necesitamos. Hay ocasiones para estar a solas con el Salvador, pero es necesario que con gran empeño las busquemos.
Tomado del libro: Amanecer con Dios
Eclesiastés 3:11
Él ha hecho todo apropiado a su tiempo.

AMOR, ENC

Lectura: Colosenses: 3:12-17.
“Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús” Colosenses 3:17
Cuando escuché acerca de la agencia de servicios llamada Amor, ENC., asumí que se refería a Amor, Empresa Nacional Corporativa (o algo así). Pero en verdad significa Amor -En el Nombre de Cristo. La meta de la organización es movilizar a las iglesias a alcanzar y a ayudar a un mundo sufriente y necesitado en el nombre de Cristo.
A lo largo de la historia, las personas han dicho que actúan en el nombre de Jesús, cuando en realidad lo hacían para su propio beneficio. Durante la Segunda Guerra Mundial, hubo quienes algunas veces racionalizaron los horrores del Holocausto al catalogar a los judíos de «Asesinos de Cristo». Hoy, los grupos racistas osan incluir el término «cristiano» en su nombre o propaganda mientras hacen uso de la violencia y el odio para intimidar a las personas.
La Palabra de Dios está tan saturada de la palabra amor que es difícil imaginar cómo alguien podría justificar cometer actos aborrecibles en el nombre de Cristo. El amor está en el corazón del Evangelio: el amor de Dios fue lo que motivó el sacrificio de Jesús en la cruz. «En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a Su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por Él» (1 Juan 4:9).
Como seguidores agradecidos de Jesús, se nos dice que «hagamos todo en el nombre del Señor Jesús» (Colosenses 3:17). Cuando Le representamos a Él ante otras personas en palabra y hecho, ellas deben ver amor, en el nombre de Cristo.
Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres,… y no tengo amor, de nada me sirve.

miércoles, 22 de julio de 2009

HOY..DIOS ME MUESTRA SU AMOR EN SU HIJO JESUCRISTO

Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Mateo 11:27
Dios le extiende Su amor a todos pero sólo aquéllos que reciben a Su Hijo reciben Su amor. Es exactamente como dar regalos en Navidad o en un cumpleaños. Alguien puede envolver un regalo y dártelo, pero es verdaderamente tuyo sólo cuando tú lo tomas y lo abres.
El aceptar a Jesús en tu corazón es la única forma de recibir el amor de Dios. Las personas no han recibido el amor de Dios hasta que reciben a Jesús.
Esta verdad también define cómo le expresamos nuestro amor a Dios. La manera fundamental de amar a Dios es recibiendo y aceptando Su amor por nosotros.
Su amor siempre es primero. Nuestro papel no es el de generar amor para Él o surgir con formas de demostrar nuestro amor; la grandeza de Su amor ha dispuesto para nosotros que simplemente abracemos Su amor. Es como ser invitados a una cena. Nuestro anfitrión quiere que aceptemos la invitación y nos presentemos. Punto.
Jesús nos cuenta una parábola de un gran banquete de bodas que iba a ser ofrecido por un noble. (Lee Mateo 22:1-14.) Él convidó a todos los de su lista de invitados cuidadosamente preparada, pero casi todos estaban demasiado ocupados con otras cosas como para querer asistir. Así que este noble promulgó el aviso de que todas y cada una de las personas estaban bienvenidas para disfrutar la celebración.
Las personas con diferentes ocupaciones y de todos los estratos sociales se presentaron el gran día. Pero un invitado estaba vestido inadecuadamente para la boda. Lo echaron fuera.
Jesús resaltó varios puntos significativos con esta parábola.
Ninguno de los invitados a la boda se había ganado el derecho a estar ahí. Pero todos fueron bienvenidos; ninguno fue rechazado.
Estos mismos principios se aplican al gran banquete de la boda de Cristo y Su novia. Nos han invitado a todos. Lo único que nosotros hacemos es aceptar la invitación gratuita, y reconocerla como una ocasión especial por la vestimenta que llevemos puesta.
¿Cuál es la vestimenta adecuada, sin la cual no podemos asistir al banquete del Cielo?
El amor de Dios da, se extiende y activamente se nos ofrece a ti y a mí. A cambio, nuestro amor debe recibir, abrazar y aceptar activamente Su amor.
A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. — Juan 1:11

Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, pues sus acciones eran malas.
Porque todo el que hace lo malo odia la luz, y no viene a la luz para que sus acciones no sean expuestas. Juan 3:19-20

Hoy aceptaré ese amor manifestado a través de su hijo Jesucristo .
Señor Gracias por mostrar tu amor infinito de tu Hijo Jesucristo y quiero abrir mi corazón a ti en la obra del Calvario. En el Nombre de Jesús. Amén.

ELTAMAÑO DE LAS PERSONAS

Los tamaños varían conforme el grado de compromiso…
Una persona es enorme para uno, cuando habla de lo que leyó y vivió, cuando trata con cariño y respeto, cuando mira a los ojos y sonríe inocente.
Es pequeña cuando solo piensa en si misma, cuando se comporta de una manera poco gentil, cuando fracasa justamente en el momento en que tendría que demostrar lo que hay de más importante entre dos personas: la amistad, el cariño, el respeto, el celo y asimismo el amor.
Una persona es gigante cuando se interesa por tu vida, cuando busca alternativas para tu crecimiento, cuando sueña junto contigo.
Una persona es grande cuando perdona, cuando comprende, cuando se coloca en el lugar del otro, cuando obra, no de acuerdo con lo que esperan de ella, pero de acuerdo con lo que espera de sí misma.
Una persona es pequeña cuando se deja regir por comportamientos clichés. Una misma persona puede aparentar grandeza o pequeñez dentro de una relación, puede crecer o disminuir en un espacio de pocas semanas.
Una decepción puede disminuir el tamaño de un amor que parecía ser grande. Una ausencia puede aumentar el tamaño de un amor que parecía ser ínfimo.
Es difícil convivir con esta elasticidad: las personas se agigantan y se encogen a nuestros ojos. Nuestro juzgamiento es hecho, no a través de centímetros y metros, sino de acciones y reacciones, de expectativas y frustraciones.
Una persona es única al extender la mano, y al recogerla inesperadamente, se torna otra. El egoísmo unifica a los insignificantes. No es la altura, ni el peso, ni los músculos que tornan a una persona grande… es su sensibilidad, sin tamaño.

Willian Shakespeare

Haré de ti una nación grande,y te bendeciré,y engrandeceré tu nombre,y serás bendición. Génesis 12:2 Les aseguro que entre los mortales no se ha levantado nadie más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Mateo 11:11 Por tanto, el que se humilla como este niño será el más grande en el reino de los cielos

ESTAMOS CONECTADOS

Lectura: Romanos 12:3-13.
“Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” Romanos 12:5
Una estación de monitoreo de aire sobre una montaña en California ha detectado partículas llevadas por el viento que volaron a través del Océano Pacífico desde plantas de energía a carbón y fundiciones a miles de kilómetros de distancia. Algunos expertos predicen que, un día, las economías en expansión en otras naciones, podrían ser las responsables de un tercio de la contaminación en California. Sin embargo, Estados Unidos continúa siendo el mayor emisor de gases con efecto invernadero del mundo y otras naciones están sintiendo los efectos del consumo de energía de este país.
Un informe de la agencia de noticias Associated Press citó al científico atmosférico Dan Jaffe: «Ya no hay lugar donde podamos esconder nuestra contaminación». Todas las naciones comparten la atmósfera del mundo y las acciones de cada una de ellas afecta las demás.
Un principio similar funciona en la comunidad global de aquellos que siguen a Jesucristo. A todos nos incumbe las vidas de los demás porque nuestras acciones, buenas y malas, afectan a otros cristianos. En el cuerpo de Cristo, cada miembro le pertenece a todos los demás (Romanos 12:5). Debido a ello, se nos insta a ejercer nuestros dones espirituales (vv. 6-8), y a ser amorosos, fieles en la oración y generosos (vv. 10-13).
Puede que nuestra obediencia al Señor parezca insignificante al ver todo el panorama, pero da un aliento de frescura y vida a la atmósfera espiritual de cada creyente.
Cuando los creyentes influyen unos en otros para bien, el cuerpo de Cristo se mantiene saludable.

martes, 21 de julio de 2009

LA CARRERA CONTINUA

El 24 de marzo de 2007 a Isidre Esteve le cambió la vida para siempre. Durante una competencia en España perdió el control de su moto y al caer ser rompió dos vértebras, quedando inválido de la cintura para abajo.
Menos de dos años después, el español se encuentra en Chile compitiendo en su undécimo Rally Dakar, pero ahora lo hace en un vehiculo especialmente acondicionado para su lesión, de modo que este impedimento interfiera lo menos posible.

En ocasiones “malas maniobras” en nuestra vida provocan cambios radicales. Literalmente, “perdemos el control” de nuestros propios actos.


Asi, como Isidre, de pronto, abrimos nuestros ojos y violentamente nos encontramos con grandes limitantes que nosotros mismos provocamos y parecen gritarnos: No podrás continuar!..
…Un pecado..da como resultado la perdida de tu lugar en el Ministerio…
Una mala reacción con un ser querido… da como resultado una relación rota!
Una mala gestión en tu trabajo…da como resultado la pérdida de tu fuente laboral! etc, etc, etc.

Podríamos hacer una lista interminable de malas maniobras que desembocan en enormes impedimentos.

Cuando la prensa entrevistó a Esteve, el dijo que se planteó una meta modesta para su primer carrera de regreso a las pistas, aunque no por ello menos complicada: “Poder terminar la carrera”!

Steve pudo quedarse en casa lamentando su “mala maniobra”…
Pudo convertirse en un hombre amargo y frustrado…pero el tomó actitud de ganador.

Podemos también, después de sufrir las consecuencias de malas acciones o malas decisiones, encerrarnos a llorar nuestro fracaso, o bien, prepararnos para la próxima carrera…

Hebreos 12:1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante…

Te invito…prepárate para la próxima carrera…esto aún no ha terminado!

Autora: Janette de Contreras
Pastora –Consejera Cristiana

ministeriofamiliar@hotmail.com
CHILE.

lunes, 20 de julio de 2009

LA VIDA ES LO QUE HAGAS DE ELLA

Una pintura en un antiguo templo muestra a un rey forjando una cadena de su corona y cerca, otra escena muestra a un esclavo convirtiendo su cadena en corona. Debajo de la pintura se encuentra esta inscripción: “La vida es lo que hagas de ella, no importa de lo que esté hecha”.
Puede que hayas nacido con ciertos “ingredientes”, igual que un dulcero puede encontrar elementos como harina, azúcar y aceite en su cocina, pero lo que tú creas con los talentos y las habilidades que Dios te ha concebido, ¡depende de ti!
Vive tu vida de tal forma que pueda ser medida de acuerdo con estas palabras de un poeta anónimo:
No, “¿Cómo murió él?” sino “¿Cómo vivió?
No, “¿Qué ganó?” sino “¿Qué ofreció?”
Estas son las unidades con la que se mide el valor de un hombre como hombre, sin importar su nacimiento.
No, “¿Cuál fue su puesto?” sino, “¿Tenía corazón?”
Y, “¿Qué hizo con lo que Dios le dio?”
“¿Tenía siempre a flor de labios una palabra de ánimo para hacer regresar una sonrisa, para desvanecer una lágrima?”
No, “¿Cuál era su santuario?” tampoco, “¿Cuál era su doctrina?”
Sino, “¿Se mostró amigo de aquellos en verdad necesitados?”
No, “¿Qué decía la nota en el periódico?”
Sino, “¿Cuántos se apenaron cuando el murió?
“Cuando tú naciste, llorabas y el mundo se regocijaba.
Vive tu vida de tal forma que cuando mueras el mundo llore y tú te regocijes”.
Proverbios 10:7
La memoria del justo es bendita

FECHA DE VENCIMIENTO

Lectura: Salmos 139:7-18.
“Mi embrión vieron Tus ojos, y en Tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas” Salmos 139:16
Check Montague estaba sometiéndose a una extensa serie de tratamientos en un centro contra el cáncer lejos de casa. Luego sus tratamientos se vieron abruptamente interrumpidos por otra enfermedad médica. Pero Dios contestó a la oración y eliminó el problema. Posteriormente, cuando Chuck dio testimonio en su iglesia una vez de vuelta en casa, habló de su gratitud por las oraciones del pueblo de Dios y las verdades de Su Palabra que le habían ministrado tanto a él como a su esposa, Janet.
A veces, Chuck se había preguntado si sobreviviría o no. Ese pensamiento le llevó a las Escrituras y leyó cuidadosamente el Salmo 139. Su atención se centró en el versículo 16, el cual dice: «Mi embrión vieron Tus ojos, y en Tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas». Antes de nuestra creación, el Señor «escribió» todas nuestras cosas. «Mi espíritu fue confortado al saber que mi vida está en las manos de Dios», dijo Chuck. «Cada botella de leche o cada lata de atún tiene una fecha de vencimiento. Bueno, yo también… El tiempo de Dios es el mejor».
Al sufrir enfermedades o al envejecer, naturalmente pensamos más en la muerte. Si somos creyentes en Cristo, podemos estar confiados en que la muerte es una puerta abierta a la vida eterna con Jesús. Junto con el salmista David, nos consuela la verdad de que el Dios que nos ama conoce nuestra «fecha de vencimiento».
El tiempo de Dios es perfecto –incluso en la muerte.

domingo, 19 de julio de 2009

HOY..RECUERDO QUE TENGO LA MENTE DE CRISTO

“Pues la Escritura dice: Quién conoce la mente del Señor? Quién podrá instruirle?. Sin embargo, nosotros tenemos la mente de Cristo” I Corintios 2:16

Hoy daré atención a aa educación espiritual, porque ya mucho he hecho tras la educación secular. Gracias doy por la educación secular porque me prepara para enfrentar la vida de abajo con mayor pericia y experiencia, pero ella no me prepara para lo más elevado…para lo eterno, a veces la educación de abajo se opone a la de arriba y estima el entendimiento espiritual como sin sentido, así lo expresa Pablo.

Solo Dios puede enseñar lecciones espirituales a sus hijos y esas lecciones son aprendida no en la mente más enseñadas en el corazón en la vida interna de sus hijos por el Espíritu Santo.

Cuando el Espíritu me enseña èl me ilumina y cuando me ilumina me enseña lecciones que jamás serán aprendidas por el entendimiento humano ni por la educación secular. Leer la Biblia es bueno y es un ejercicio espiritual en la que forma parte tanto el corazón como la cabeza , más estudiar la Biblia con el espíritu dispuesto y meditar seriamente es estar en línea con el Espíritu Santo quien ha de enseñarme las profundidades de Dios.

Los hombres claman oír entendimiento, pero no hay entendimiento sin iluminación y no hay iluminación sin el Espíritu Santo. Cuando el me revela la verdad, la Biblia viene a ser maravillosamente relevante y deja de ser simplemente histórica y distante.

Con que mente voy a entender lo revelado por el Espíritu?. Hoy debo recordar que Dios me ha dado el entendimiento de Cristo y el Espíritu del Señor me iluminara. Cuando el Espíritu me ilumina no solo me revela la verdad de Dios sino que las lecciones que me enseña vienen a ser pertinentes como si mi problema tuviera la atención especial del cielo.

Cuando la Biblia es mi comida, mi gozo y mi deleite esto quiere decir que yo he pasado del plano intelectual a la comprensión espiritual y he tenido un encuentro con la persona viviente de Jesús. Hoy quiero estar en ese plano

Señor. Gracias porque tú has ocultado las cosas tuyas a los sabios y a los entendidos y se las has revelado a los niños y a los sencillos, a los que se acercan a ti con hambre y disposición. Hoy, recuerdo que me has dado a tu Santo Espíritu pero además me has hecho participe de la mente de Cristo , hoy quiero abrir mi corazón y dejarme formar por la obra de tu Espíritu.

Quiero pasar del plano meramente intelectual al plano espiritual, allí donde tu Espíritu manifiesta su poder y acomoda lo espiritual a lo espiritual..allí donde se pueden ver las coas que ojos no han visto ni han subido en corazón de hombre. Gracias, porque tu eres mi Señor y mi maestro. Amen.

SOBRAN RAZONES PARA AMARTE

Sobran razones para amarte!

“Grábame como un sello sobre tu corazón, llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro.Como llama Divina es el fuego ardiente del amor. Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo.

Si alguien ofreciera todas sus riquezas a cambio del amor, sólo conseguiría el desprecio”. Cantares 8:6-7 ¡Que fuerte es el amor! ¡Como el sepulcro!, ¡como llama de fuego!, ¡Como las muchas aguas! Con esta estrofa el libro de Cantares alcanza su clímax literario y descubre su propósito: El amor matrimonial es la fuerza más grande, inflexible e invencible en la experiencia humana.

“Tengan todos en alta estima el matrimonio y la fidelidad conyugal” Heb. 13:4 En estos tiempos en que el matrimonio es tan menospreciado, necesitamos mirar que nos dice el creador y patrocinador del pacto matrimonial para no dejarnos contaminar con el mismo bajo sentir del mundo. El amor en el matrimonio es un sentimiento que va creciendo en el avanzar de la convivencia, es esa llama que va en aumento, cada vez los reproches son menos, cada vez los rencores disminuyen porque el fuego ha consumido todo lo que no sirve, entonces ya nadie puede extinguirlo, es un amor que se intensifica en la prueba, así es el amor matrimonial.

“¡Bendita sea tu fuente! ¡Goza con la esposa de tu juventud! Es una gacela amorosa, es una cervatilla encantadora. ¡Que su amor te cautive todo el tiempo!

Prov. 5:18-19 Ni el poeta más romántico de todos los tiempos pudo describir con tanta riqueza de lo que el amor conyugal es capaz de sentir, por eso, a la hora de escuchar un consejo para tu alianza, cuando necesites reforzar tu voto hecho en el altar, mira el libro sagrado, busca en el índice del amor nupcial y Dios mismo te dirá cómo debes amar a tu pareja: como el fuego, como la muerte, como las muchas aguas.

¿Crees que lo sabes todo acerca de ella? ¿Crees que lo conoces mejor que su madre? ¿Creen ambos que su matrimonio fue un error? Yo no te contesto, (aunque no me faltan ganas) pero Dios también quiere responderte y nadie se lo puede impedir y menos darle la contra:

“El hombre nada sabe del amor ni del odio aunque lo tenga ante sus ojos” Eclesiastés 9:1 Nada sabemos… Puedes intentar afirmar en el peor momento de crisis que ya te diste cuenta que ¡No va más! O podrías en un momento de resignación creer que “nada cambiará”, entonces el creador del pacto a quien prometiste fidelidad te dirá: “nada sabes”.

Por eso, ahora ha venido, para hacerte recordar tu pacto, el amor como tú lo idealizas, no es el amor que yo te he dado, el verdadero amor no se extingue, está grabado en el corazón del amado, lo sigue a dónde va, como un sello perenne; nada, ni lo peor, los separará. ¡Sobran las razones para amarte! Cantares 1:4 ¿Te imaginas a miles de huestes demoníacas atacando a parejas felices?

Satanás odia todo lo que Dios hace, el inventor de la separación es el maligno, el creador del divorcio es el enemigo de Dios, su objetivo es claro, destruir el hogar, entonces envía “amigos” que se sientan a tu lado y te hacen ver las razones sobradas para echar todo a la borda. Algunos no necesitan de estos demonios, todos los futuros adúlteros, por ejemplo, tienen razones sobradas para dejar de amar, se sientan con una lupa en mano y auscultan cada imperfección imperceptible del cónyuge todo para tener una razón que justifique su desamor.

Que pena, que indignación cuando escucho en boca de resentidos y amargadas, sus razones para dejar de amar.

¿Acaso no fue ella/él, el amor de tu vida?

¿Por qué te cierras y no quieres mirar las virtudes que una vez te enamoraron? ”Cuando encuentro al amor de mi vida, lo abrazo y, sin soltarlo lo llevo a la casa de mi madre” Cantares 3:4 “Toda tu eres bella, amada mía, no hay en ti defecto alguno” 4:7 “Cautivaste mi corazón, hermana mía y novia mía, con una mirada de tus ojos; con una vuelta de tu collar cautivaste mi corazón. ¡Cuán delicioso es tu amor, hermana y novia mía! 4:9-10.

Mira al amor de tu vida, a ese compañero de tu juventud, déjate cautivar otra vez por la dulzura de su voz, deléitate en sus caricias, el fuego del amor consumirá toda falta, las torrentes de aguas alimentarán las sequías, ni la muerte será capaz de separarlos. Dios bendiga tu matrimonio.

“Regocijémonos y deleitémonos juntos, celebraremos tus caricias más que el vino.

¡Sobran razones para amarte! Cantares 1:4 Con amor

Martha V. de Bardales

SI ERES SABIO

William Arthur Word nos animará a no pensar en «sobrevivir» y por eso perder nuestro temor de fracasar:
Si usted es sabio, olvídese de la grandeza. Olvide sus derechos, pero recuerde sus responsabilidades.
Olvide sus inconveniencias, pero recuerde sus bendiciones.
Olvide sus propios logros, pero recuerde su deuda con los demás.
Olvide sus privilegios, pero recuerde sus obligaciones.
Siga los ejemplos de Florence Nightingale, de Albert Schweitzer, de Abraham Lincoln, de Tom Dooley, y olvídese de la grandeza.
Si es sabio, se lanzará a la aventura. Recuerde las palabras del General Douglas MacArthur: «No hay seguridad en esta tierra. Solamente oportunidad».
Vacíe sus días en busca de seguridad; llénelos con una pasión por el servicio.
Vacíe sus horas de ambición de reconocimiento; llénelas con la aspiración de logros.
Vacíe sus momentos de necesidad de entretenimiento; llénelos con el anhelo de creatividad.
Si es sabio, se perderá en la inmortalidad. Pierda su cinismo. Pierda sus dudas. Pierda sus temores. Pierda su ansiedad. Pierda su incredulidad.
Recuerde estas verdades: Un hijo debe olvidarse pronto a sí mismo para ser recordado. Debe vaciarse a sí mismo para descubrir un yo más lleno.
Recuerda que el mejor ejemplo de un verdadero sabio está en la persona de Jesús, quien se olvidó de si mismo y se dió por nosotros y nos pide que nosotros nos neguemos a nosotros mismos para que poder llegar al punto correcto de nuestra vida.
Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. Lucas14:33
Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás. Filipenses 2:3,4

ELEFANTES ABAJO

Lectura: Jonás 4.
“Al séptimo día reposarás, para que descanse tu buey y tu asno” Éxodo 23:12
Cuando las tormentas de la estación de lluvias causaron inundaciones en una reserva natural en Tailandia, siete crías de elefante se convirtieron en víctimas insólitas. Al tratar de vadear un río en su acostumbrado lugar de cruce, peligrosas corrientes las arrastraron hasta caer por una catarata de casi 90 metros. Los defensores de la vida salvaje dijeron que se pudo evitar esa pérdida. Un portavoz de la Fundación de Vida Silvestre de Tailandia se quejó de que las barreras protectoras que se habían construido en el cruce donde otros cuatro elefantes jóvenes habían muerto anteriormente, eran inútiles.
Mucho antes que los derechos de los animales se convirtieran en un problema global, la historia de Jonás muestra la atención que nuestro Creador le pone a todas Sus criaturas. Cuando termina la historia, el Señor expresa preocupación no sólo por los ciudadanos de Nínive sino también por su ganado (Jonás 4:11). Y anteriormente, Dios le dio a Moisés leyes que otorgaban cierta protección incluso a los animales (Éxodo 23:4-5, 12).
Aunque sólo los humanos están hechos a la imagen de Dios, la historia de Jonás y otros textos bíblicos muestran una conexión entre el cuidado de personas y animales. Si Dios cuida incluso del ganado, ¿cómo podemos ignorar la necesidad de cualquier persona por quien murió Su Hijo?
Dios cuida de nosotros y nos llama a cuidar de Su creación.

sábado, 18 de julio de 2009

CENA DE MATRIMONIOS

CENA DE PAREJAS

CENA DE MATRIMONIOS

CENA DE MATRIMONIOS

CENA DE MATRIMONIOS

CENA DE MATRIMONIOS

CENA DE MATRIMONIOS

HOY..APRECIARE EL MOVER DEL ESPIRITU

“Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños; y de cierto sobre mis siervas y sobre mis siervos en aquellos días derramaré de mi Espíritu y profetizarán! Hechos 2:17-18.
Hermosa promesa de Dios para los últimos tiempos. Esos últimos tiempos comenzaron con la venida del Señor Jesús, pero en estos días estamos viviendo los últimos de los últimos tiempos. Hoy, es un día que forma parte de estos últimos días y quiero esta abierto, dispuesto y listo para ser parte del derramamiento final que ya hemos empezado a sentir. Alguien ha dicho que esta es la época del Espíritu Santo. En Pentecostés, nació la Iglesia, pero si Pedro podía decir que sus días eran los últimos días, creo que nosotros podemos decir que estas viviendo las últimas horas de los últimos días y siendo los últimos, hoy no quiero desperdiciar estas últimas horas. En la historia de la iglesia estamos viviendo el sábado por la noche, en el reloj de Dios estamos viviendo las once en punto, Pentecostés fue el principio de los últimos días y usted y yo estamos en las postreras horas, lo que el Consolador ya esta operando se puede palpar y quiero estar en lugares de delicados pastos disfrutando de su dulce y eterno rocío. Dios está listo a enviar su último derramamiento y esta buscando corazones dispuestos que sirvan de canales para repartir esa agua fresca y hoy quiero ser uno de ellos. Cundo Pentecostés descendió Dios había captado la atención de todos de tal manera que Pedro se olvido de los peces, Mateo de los impuestos, Martha de sus quehaceres y la actividad laboral se suspendió solo había una cosa…esperar y esperar el derramamiento. Dios quiere captar mi atención en estas últimas horas y necesito dejar a un lado muchas de las cosas que estoy haciendo y que simplemente me están trayendo distracción para solo tener mi atención en él…en lo que él está a punto de hacer…en lo que él esta queriendo decir para de esa manera no ignorar lo que el Espíritu está diciendo. Hoy quiero dejarme captar la atención por el deseado de todas las gentes.
Señor, Gracias por permitirme vivir en estas últimas horas y estos últimos tiempos. No quiero ser un simple espectador del mover de tu Espíritu, quiero entrar en la corriente y ser inyectado por tu poder y por tu visión. Gracias Padre por preparar mi vida y hoy es un día que quiero aprovechar para dejarme llevar por las dulces ondas de tu Espíritu que traen a mi vida una nueva dimensión, la dimensión del Espíritu que a vida eterna permanece. Señor en Pentecostés tu captaste la atención de los ciento veinte y ellos estaban absortos en ti….hoy quiero que captes mi atención. Quiero estar absorto en tu presencia para de esa manera ser parte de lo que tu ya empezaste a hacer. Amen