Cada una de las palabras que Dios le dijo a Abraham deben haber penetrado su alma como un cuchillo; Isaac era el hijo que Abraham había esperado por años, lo amaba con todo en su corazón, cada vez que Abraham veía a su hijo veía una prueba de que las promesas de Dios se cumplen, veía el poder sobrenatural de Dios, sin duda que Isaac era un sueño hecho realidad para su padre.
De repente, Dios le dice que debe sacrificarlo, que debe entregarle a Dios lo que más ama en este mundo ¡Cuan extrañas son a veces las órdenes que Dios nos da! Aun así Abraham obedeció, el "padre de la fe" no se llamaría así sin una buena razón
Dios muchas veces probará nuestra fe, y es que sin fe es imposible agradarle a él. La fe es la virtud que necesitamos para que Dios guíe nuestras vidas, sin fe ¿cómo podríamos creer que Dios existe? y no sólo eso ¿como podríamos imaginar que Dios es bueno y quiere tener una relación personal con cada uno de nosotros? ¿cómo podríamos creer que Dios está con nosotros cuando las circunstancias nos dicen lo contrario?
Dios siempre prueba la fe del creyente, no lo hace porque desea vernos fallar, al contrario, lo hace porque tiene esperanza y confianza en nosotros, Dios no nos dejaría soportar una prueba más allá de nuestra capacidad humana para resistir.
En este pasaje entiendo que muchas veces Dios nos dirá que tenemos que hacer algo que quizás no comprendemos, pero que nos ayudará para hacer crecer la fe en nosotros
Cada vez que pase por una situación difícil, una situación en la que las dudas hagan tambalear mi fe, lo veré como una oportunidad para demostrarte, Dios, que puedes confiar en mi, una oportunidad para demostrarte, mi Dios, que aunque no entienda lo que pasa, no dejaré nunca de creer en ti
Por cierto, Abraham no tuvo que sacrificar a su hijo, Dios proveyó un cordero...
¡Y es que Dios siempre sabe lo que hace!