viernes, 26 de septiembre de 2008

HOY.. QUIERO ABRIR LA PUERTA DE MI CORAZON

“He aquí yo estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y abre la puerta entraré a el” Apocalipsis 3:20
Una de las cosas que más aprecio en mi casa es la puerta. Esa puerta es símbolo de autoridad y de firmeza. Le abro la puerta a quién yo deseo que entre y la cierro firmemente si encuentro que en el lado exterior de mi casa hay algo que me amenaza a mi y a mi familia. Por ello el Señor, queriendo hablar de intimidad dice que está tocando la puerta y si alguien oye su voz y le abre, entonces él entrará, y yo quiero hoy darle la oportunidad para que entre a mi vida.
Cual es su deseo hoy? Anhela las cosas celestiales o está meramente embriagado por las terrenales? Anhela usted disfrutar la doctrina alta del amor de Dios? Desea hoy libertad y una comunión más cercana con el Señor? Aspira conocer las medidas del amor divino en su altura, anchura, profundidad y altura? Entonces usted es candidato para oír la voz del Señor y el toque suave de su mano sobre la puerta de su corazón.
Cuando el toca al corazón es porque desea una estrecha comunión con nosotros y quiere compartir la unción del santo. Él tiene todas las llaves de las cámaras secretas de Dios y sin embargo no va a entrar en tu corazón a menos que tu mismo le abras la puerta.
Hoy quiero abrir la puerta y disfrutar de su dulce compañía sabiendo que cuando él entra no solo me trae paz y amor y sobre todo salvación sino que también trae los tesoros de Dios de las cámaras secretas del Padre. S
Se que él hará de mi corazón su residencia permanente, con él llega la provisión del espíritu , él vendrá con el amor que siempre he anhelado sentir, él vendrá con el vino nuevo y las manzanas dulces de amor y traerá el aliento y salud que necesito en medio de mi enfermedad. Cuando yo le abra la puerta él no solo entrará sino que él dejará afuera los enemigos. Oh amor tan sin igual que trae tal invitado. Hoy quiero abrir esa puerta y dejarlo entrar y nunca, nunca más dejarle ir.
Para que dejarle ir, si ya he vivido muchos años solo. Otros han tocado la puerta y yo la he abierto y los he invitado a seguir, pero desde el mismo momento que abrí la puerta me dejaron un hondo sabor amargo en espíritu. No tenían nada que ofrecerme. Invité al Señor religión, al señor filosofía, al señor éxito, a la señorita vanidad, a doña orgullo y a don gruñón y nada me dejaron….como no he de invitar al Señor Jesús..si en él encuentro gozo y felicidad, verdadero amor y profunda ternura.
“ Señor. Se que tocas la puerta de mi corazón y quieres entrar, no te quiero dejar fuera. Te necesito y anhelo que toques mi vida y me llenes de tu amor y bondad. Tú prometes entrar e mi ser y que más anhelo yo si no es eso. Tu presencia es importante y maravillosa. La puerta de mi corazón cede ante la insistente y amorosa persuasión de tu Espíritu. Ven Señor Jesús. Amén.

PERTENECER AL CLUB

Varias niñas adolescentes decidieron formar un club de cosas que no necesitas con el fin de recaudar dinero para misiones. Las chicas decidieron añadir dinero al fondo a través de dar con sacrificio. La mayoría de ellas eran de familias pudientes y con facilidad identificaron maneras de contribuir.
Margie era diferente. Su familia tenía pocos bienes y casi nada les sobraba, por lo tanto, fue difícil para ella identificar con qué contribuir. Cierto día se arrodilló al pie de su cama y le pidió a Dios que le mostrara algo que pudiese dar. Mientras oraba, su perrito mascota lamió sus manos. De pronto recordó que el médico de la familia había ofrecido comprarlo.
Lágrimas brotaron de sus ojos mientras exclamaba:
- ¡Oh Lucero, no me imagino cómo sería tener que despedirme de ti! -entonces pensó en el regalo que Dios le hizo al mundo.
-¡Lo haré! -dijo ella. Se dirigió hacia la casa del médico y vendió a su perro por cincuenta dólares. Y aunque echaba de menos al perrito, aun así estaba muy contenta.
Cuando el médico supo cuál fue la razón por la que Margie vendió su perro, se lo devolvió con una nota amarrada al collar.
La nota decía: Anoche le entregué a Dios lo que sobraba de mi desperdiciada vida. Me encantaría pertenecer a tu club, y deseo comenzar dando a Lucero.
Juan 3:16Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

TERAPIA FAMILIAR

LEA: 1 Corintios 12:26-31
Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con el. -1 Corintios 12:26
El Dr. Paul Brand, un medico misionero en la India, observo un fenomeno inusual en varios de sus pacientes. Cuando estaban recuperandose de alguna operacion en su hospital, algunos miembros de sus familias les traian comidas calientes. En la noche, un pariente dormia en el suelo debajo de la cama del paciente en recuperacion. Cuando el paciente despertaba con dolor, sus seres queridos le daban un suave masaje hasta que se volviera a dormir.
Al principio, el Dr. Brand pensaba que esto era inapropiado e insalubre. Sin embargo, con el tiempo comenzo a notar que los pacientes que recibian esta atencion amorosa de su familia tenian necesidad de menos medicamentos para el dolor. Las personas que los amaban los aliviaban. Esta «terapia familiar» llevaba el calor y el cuidado del hogar a un lugar extrano.
Podemos aprender de este ejemplo de amor y cuidado para nuestra familia. Aquellos que pertenecen a Cristo son parte de una familia espiritual y necesitan estar al tanto de los sufrimientos de los demas miembros. El apostol Pablo dijo, «;Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con el» (1 Corintios 12:26). Este principio requiere que encontremos maneras practicas para aliviar los sufrimientos. ?Conoces a algun hermano o hermana cristiano que necesite de «terapia familiar» de parte tuya?

CONVERSACION CON DIOS

HOMBRE: Padre Nuestro que estas en los cielos..
DIOS: Si.. Aquí estoy..
HOMBRE: Por favor … no me interrumpa. ¡Estoy rezando!
DIOS: ¡Pero tu me llamaste!..
HOMBRE: ¿Llamé? No llamé a nadie. Estoy rezando…. Padre Nuestro que estas en los cielos…
DIOS: ¡¡¡Ah!!! Eres tú nuevamente.
HOMBRE: ¿Cómo?
DIOS: ¡Me llamaste! Tú dijiste: Padre Nuestro que estás en los Cielos. Estoy aquí. ¿En que te puedo ayudar?
HOMBRE: Pero no quise decir eso. Estoy rezando. Rezo el Padrenuestro todos los días, me siento bien rezando así. Es como cumplir con un deber. Y no me siento bien hasta cumplirlo.
DIOS: Pero ¿cómo puedes decir Padre Nuestro sin pensar que todos son tus Hermanos, ¿Cómo puedes decir que estás en los cielos, si no sabes que el cielo es paz, que el cielo es amor a todos…
HOMBRE: Es que realmente no había pensado en eso.
DIOS:
Pero… prosigue tu oración.

HOMBRE: Santificado sea tu nombre…
DIOS: ¡Espera ahí! ¿Qué quieres decir con eso?
HOMBRE: Quiero decir… quiero decir… lo que significa. ¿Cómo lo voy a saber? Es parte de la oración. ¡Solo eso!
DIOS: Santificado significa digno de respeto, santo, sagrado.
HOMBRE: Ahora entendí. Pero nunca había pensado en el sentido de la palabra SANTIFICADO. “Venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo…”
DIOS: ¿Estás hablando en serio?
HOMBRE: Claro! ¿Por qué no?
DIOS: ¿Y que haces tú para que eso suceda?
HOMBRE: ¿Cómo qué hago? ¡Nada! Es que es parte de la oración, hablando de eso… sería bueno que el Señor tuviera un control de todo lo que acontece en el cielo y en la tierra también.
DIOS: ¿Tengo control sobre ti?
HOMBRE: Bueno… ¡Yo voy a la Iglesia!
DIOS: ¡No fue eso lo que te pregunté! ¿Qué tal el modo en que tratas a tus hermanos, la forma en que gastas tu dinero, el mucho tiempo que das a la televisión, las propagandas por las que corres detrás, y el poco tiempo que me dedicas a Mi?
HOMBRE: Por favor, ¡Para de criticar!
DIOS: Disculpa. Pensé que estabas pidiendo que se haga mi voluntad. Si eso fuera a acontecer.. ¿Qué hacer con aquellos que rezan y aceptan mi voluntad, el frío, el calor, la lluvia, la naturaleza, la comunidad….
HOMBRE: Es cierto, tienes razón. Nunca acepto tu voluntad, pues reclamo por todo. Si mandas lluvia, pido sol.. si mandas sol me quejo del calor, si mandas frío, continuo reclamando; pido salud, pero no cuido de ella, dejo de alimentarme o como mucho.
DIOS: Excelente que reconozcas todo eso. Vamos a trabajar juntos tú y yo. Vamos a tener victorias y derrotas. Me está gustando mucho tu nueva actitud.
HOMBRE: Oye Señor, preciso terminar ahora, esta oración está demorando mucho más de lo acostumbrado. Continúo…”el pan nuestro de cada día dánoslo hoy”…
DIOS: ¡Para ahí! ¿Me estas pidiendo pan material? No solo de pan vive el hombre sino también de Mi Palabra. Cuando Me pidas el pan, acuérdate de aquellos que no lo tienen. ¡Puedes pedirme lo que quieras, deja que me vea como un Padre amoroso! Estoy interesado en la última parte de tu oración, continúa…
HOMBRE: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden…”
DIOS: ¿Y tu hermano despreciado?
HOMBRE: ¿Ves? Oye Señor, él me criticó muchas veces y no era verdad lo que decía. Ahora no consigo perdonarlo. Necesito vengarme.
DIOS: Pero.. ¿Y tu oración? ¿qué quieres decir con tu oración? Tú me llamaste y estoy aquí, quiero que salgas de aquí transformado, me gusta que seas honesto. Pero no es bueno cargar con el peso de la ira dentro de tí! ¿Entiendes?
HOMBRE: Entiendo que me sentiría mejor si me vengara.
DIOS: ¡No! Te vas a sentir peor. La venganza no es buena como parece. Piensa en la tristeza que me causarías, piensa en tu tristeza ahora. Yo puedo cambiar todo para ti. Basta que tú lo quieras.
HOMBRE: ¿Puedes? ¿Pero cómo?
DIOS: Perdona a tu hermano, y Yo te perdonaré a ti y te aliviaré.
HOMBRE: Pero Señor.. no puedo perdonarlo.
DIOS: ¡Entonces no me pidas perdón tampoco!
HOMBRE: ¡Estás acertado! Pero solo quería vengarme, quiero la paz Señor. Está bien, está bien: perdono a todos, pero ayúdame Señor!. Muéstrame el camino a seguir.
DIOS: Esto que pides es maravilloso, estoy muy feliz contigo. Y tú… ¿Cómo te estas sintiendo?
HOMBRE: ¡Bien, muy bien! A decir verdad, nunca me había sentido así. Es muy bueno hablar con Dios.
DIOS: Ahora terminemos la oración.. prosigue…
HOMBRE: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal…”
DIOS: Excelente, voy a hacer justamente eso, pero no te pongas en situaciones donde puedas ser tentado.
HOMBRE: y ahora.. ¿Qué quieres decir con eso?
DIOS: Deja de andar en compañía de personas que te llevan a participar de cosas sucias, secretas. Abandona la maldad, el odio. Todo eso te lleva al camino errado. No uses todo eso como salida de emergencia.
HOMBRE: ¡No te entiendo!
DIOS: ¡Claro que entiendes! Has hecho conmigo eso varias veces. Vas por el camino equivocado y luego corres a pedirme socorro.
HOMBRE: Tengo mucha vergüenza, perdóname Señor.
DIOS: ¡Claro que te perdono! Siempre perdono a quien está dispuesto a perdonar también. Pero cuando me vuelvas a llamar acuérdate de nuestra conversación, medita cada palabra que dices. Termina tu oración.
HOMBRE: ¿Terminar? Ah, sí, “AMEN!”
DIOS: ¿Y qué quiere decir “Amén”?
HOMBRE: No lo sé. Es el final de la oración.
DIOS: Debes decir AMEN cuando aceptas todo lo que quiero, cuando concuerdas con mi voluntad, cuando sigues mis mandamientos, porque AMEN quiere decir ASÍ SEA , estoy de acuerdo con todo lo que oré.
HOMBRE: Señor, gracias por enseñarme esta oración, y ahora gracias también por hacérmela entender.
DIOS: Yo amo a todos mis hijos, pero amo más a aquellos que quieren salir del error, a aquellos que quieren ser libres del pecado. ¡Te bendigo, y permanece en mi paz!
HOMBRE: ¡Gracias Señor! ¡Estoy muy feliz de saber que eres mi amigo!