sábado, 14 de febrero de 2009

TE PIDO LA PAZ

AL QUE ES DIGNO

HOY..QUIERO PRACTICAR EL MAS GRANDE MANDAIENTO

“Jesucristo nos ha dado este mandamiento: Que el que ama a Dios, ame también a su hermano” I Juan 4:21.
Los mandamientos no se discuten , los mandamientos se cumplen. Los mandamientos dados por el Señor son mandamientos de paz y de amor. Porque él sabe el valor del amor y como el amor cubrirá multitud de pecados. Hoy he sido confrontado con el mandamiento del Señor que dice, que el que ama a Dios que ame también a su hermano. Se que a veces es duro amar y perdonar pero si quiero moverme en esa trayectoria lo primero que podría hacer es establecer el fundamento de la oración. Cuando comienzo por orar por la persona con quién me cuesta convivir, la oración primero establecerá la reconciliación con Dios y luego con los otros. Por eso Jesús un día dijo: Orad por vuestros enemigos.
Cuando solo me concentró en mis heridas y dejo de orar por quienes me ofendieron muy pronto encuentro que la auto- conmiseración me rodea y entonces pierdo de vista la grandeza del amor de Dios quién envió a su hijo para reconciliación. Este es un mandamiento que jamás podré discutir con Dios, Pero, porqué me parece tan difícil a veces tal mandamiento? Precisamente porque golpea directamente en el centro de mi orgullo. Hoy se, que cuando el mandamiento de amar a mi hermano me parece duro, es precisamente porque este mandamiento me está golpeando en el corazón mismo del orgullo humano y el cristianismo tiene como función principal golpear el centro del ego. Hoy necesito tomar la decisión de obedecer a mi ego u obedecer el mandamiento del Señor.
La Biblia está llena de recomendaciones sabias y profundas acerca del genuino y verdadero amor que debe rodear mi alma. Ella dice palabras como estas: “Queridos hermanos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. Dios mostró su amor hacia nosotros al enviar a su Hijo único al mundo para que tengamos vida por él. El amor consiste en esto: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó a nosotros.
Señor, gracias por darme tu amor eterno e infinito. Hoy quiero pedirte que me ayudes a vivir y practicar ese amor que solo viene de ti. Se que es duro para mi ego pero muy bueno para mi espíritu. Amén.

HOY..GUARDARE MIS LABIOS LIMPIOS

“Ay de mi, que estoy muerto; porque soy hombre de labios inmundos” Isaías 6:5.
La Gloria de Dios inundó el templo e Isaías cayó inmediatamente en sus rodilla y cuando sus ojos vieron la Gloria Divina a la misma vez vieron su bajeza humana. Cada vez que me encuentro con Dios no solo veo su grandeza, su majestad y su Gloria sino que a la vez veo las cosas que hasta ese momento han parecido pequeñas y ahora se tornan grandes.
Para Isaías lo que hablaba y como lo hablaba parecía no tener mucha importancia, pero ahora frente a la grandeza y Santidad de Dios lo que era pequeño se torno inmenso y clamó.. Soy hombre de labios inmundos. Hoy, quiero acercarme a la Gloria de Dios para poder ver las cosas como realmente son y no como creo que son. Hoy quiero cuidar mis labios y jamás prestarlos para las inmundicias de este mundo.
Cuando estoy en la presencia y santidad de Dios la convicción genuina nace y nuestra convicción se centra en nuestro pecado específico, y nos damos cuenta, como Isaías, de lo que realmente somos. Cuando esto ocurre ya no sentimos una vaga sensación de pecado, sino que el enfoque es directo y personal y ya no lo podemos justificar. Hoy quiero tener esta claridad de vida.
Se que no la puedo tener solo por mi fuerza, sino que eso viene precisamente de mi estadía ante la presencia de Dios. Hoy traigo mis labios ante el altar de Dios para que con su carbón encendido los purifique.
Por muchos años descuide la importancia de observar con detenimiento las palabras que salían de mis labios, pero al final un día fui confrontado con la declaración bíblica de que de la abundancia del corazón habla la boca y si observó atentamente lo que sale de mis labios podré determinar lo que existe en mi corazón.
Hoy quiero que mi corazón este lleno de la presencia de Dios y de su Gloria, que mi corazón este lleno de la Palabra de Dos y su alabanza y entonces lo que sale de mis labios serán las cosas puras que emanan de la grandeza de Dios. Si así es ya no tendré que gritar como Isaías, con AY de mi que soy hombre muerto, sino un hombre vivo para la gloria de Dios.,
Señor, Gracias por tu bondad y tu misericordia. Quiero acercarme ante tu altar en este día con el deseo de agradarte y servirte. Se que cuando tu presencia me llena, podré ver la realidad de mi pecado en la misma dimensión como tu la miras. Veré el estado de mi corazón y la condición de mis labios, porque hay una conexión estrecha entre el corazón y los labios. Amén.

LOS DOS BALDES

En una aldea lejana y montaña adentro vivía una familia de campesinos cuya labor de la tierra era muy pesada ya que el agua para regar sus sembradíos se encontraba un poco lejos de su rancho. Cada día el granjero caminaba cerca de media hora a un pozo cercano donde el extraía el agua. Dos baldes eran su compañía inmediata para traer agua a sus sembradíos. Uno de los baldes era optimista, el otro era negativo y pesimista. Un día los dos baldes platicaban acerca de su existencia y uno de ellos dijo: “No hay vida tan desilusionante como la mía, dijo el balde vacío mientras se aproximaba al pozo: “ Siempre me alejo lleno, pero regreso a este pozo vació”.
El otro balde le respondió: “ Nunca ha habido una vida tan feliz como la mía” dijo el balde lleno cuando se alejaba del pozo; “ Siempre vengo al pozo vacío, pero me voy de él lleno”.
El poeta ingles William Shakespeare dijo: “En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira”. No estamos de acuerdo con la primera parte porque sí sabemos que han verdad y hay mentira, pero estamos de acuerdo con la segunda parte en que todo es según el color del cristal con que se mira.
No es lo que nos rodea, sino lo que llevamos dentro lo que determina como enfrentamos la vida. Por eso es que tener al Señor Jesús en nosotros y vivir en los principios de la Palabra de Dios, va a cambiar totalmente nuestra perspectiva. Mira todo lo que él llena de dentro ti, aunque te vacíes para dar de beber a otro, siempre podrás regresar al pozo para volverte a llenar.
Manantial de vida es la boca del justo, pero la boca de los malvados oculta violencia. Proverbios 10:11
No tuvieron sed cuando los llevó por los desiertos; les hizo brotar agua de la piedra; abrió la peña y corrieron las aguas. Isaías 48:21
Respondió Jesús y le dijo: –Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: “Dame de beber”, tú le pedirías, y él te daría agua viva. Juan 4:10

ESCRITO EN ROJO

Lectura: 1 Juan 4:7-19
En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. —1 Juan 4:9
Mi primera Biblia estaba impresa mayormente en letras negras, pero algunas de sus palabras estaban en rojo. No me tomó mucho tiempo descubrir que éstas eran las palabras dichas por Jesús.
Hace más de 100 años, un hombre llamado Louis Klopsch publicó la primera Biblia «con letras en rojo». Al pensar en las palabras de Jesús en Lucas 22:20: «De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama», deliberadamente usó tinta rojo sangre para llamar una especial atención a Sus palabras.
Las palabras de la Biblia son invalorables para nosotros porque nos cuentan acerca de la «Carta de amor» que Dios envió hace 2 mil años en la Persona de Su Hijo (1 Juan 4:10).
El propósito de Jesús al venir a la tierra como Hombre fue morir, ser sacrificado y dar Su vida por la nuestra. El plan de Dios se escribió en rojo, «con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación» (1 Pedro 1:19).
Aquellos de nosotros que hemos aceptado el regalo de amor de Dios estamos llamados a ser «cartas» para aquellos que no Le conocen. Somos epístolas de Cristo «escrita[s] no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo» (2 Corintios 3:3).
Mucho tiempo antes de que se separara un día de febrero para celebrar el amor, el mundo recibió una carta de amor —y eso lo cambió todo (Juan 3:16).
Nada habla con mayor claridad del amor de Dios que la cruz de Jesucristo.