lunes, 29 de septiembre de 2008
PASTORA Y SUS HERMANAS
CORO IGLESIA LA PAZ
DULCES SUEÑOS
La investigación científica apoya esta teoría. En cierto estudio, las ratas de laboratorio, murieron de infecciones en la sangre, después de habérseles privado del sueño por largos períodos de tiempo; posiblemente, porque falló su sistema inmunológico.
¿Has pasado algunas noches en el hospital, en específico en la sala de Cuidados Intensivos? Una de las quejas más comunes de los pacientes bien podría ser: ¿Cómo voy a mejorar, si me siguen despertando a cada rato? Buen punto.
Las frecuentes interrupciones, el ruido y las luces se consideran factores que contribuyen a un nivel de recuperación más lento. De hecho, algunos pacientes terminan sufriendo del síndrome de SCI (Sala de Cuidado Intensivo): alucinaciones, estado de desorientación y depresión, que se manifiestan después de tres días en dicha sala. ¿Y cuál es la causa? En gran medida se debe a la carencia de un buen dormir.
Como seres humanos testarudos, la mayoría de nosotros ignora la orden médica de acostarnos a descansar cuando padecemos de una afección seria, tal como un catarro o la influenza. Ya que nos obligan a estar en casa. ¿Por qué no aprovechar bien el tiempo? Después de todo, no estamos agonizando.
Sin embargo, con mucha frecuencia, una leve enfermedad se convierte en algo más serio. Entonces tenemos que yacer en una cama y por obligación. ¿Cuánto tiempo y problemas nos evitaríamos si tan solo hubiésemos obedecido desde el principio las instrucciones del médico? ¿Qué saludables estaríamos si trabajásemos a favor y no en contra de nuestro sistema inmunológico?
El escritor Aldous Huxley, dijo: La razón por la cual no estamos más enfermos y desquiciados, se debe con certeza a la más bendita bendición de todas las gracias naturales, el sueño.
¡Duerme! ¡Y disfruta cada minuto!
Salmo 127:2Por demás es que os levantéis de madrugada, y vayáis tarde a reposar, pues a su amado dará Dios el sueño.
APROVECHA LA OPORTUNIDAD
Hagamos bien a todos segun tengamos oportunidad. -Galatas 6:10
Llovia a cantaros afuera cuando Marcia, la directora del Colegio Cristiano Jamaiquino para Sordos le hablo a nuestro grupo. 34 adolescentes y varios adultos estaban visitando el colegio. Pero una de nuestros estudiantes no estaba distraida por la lluvia o por los niños que corrian por la habitacion.
Esa adolescente escucho a Marcia decir, «Mi sueño para estos chicos es tener un patio de recreo.» Ella cogio esa frase, y movida por el Señor, la convirtio en una idea. Mas tarde ese mismo dia, ella me dijo, «Debemos regresar y construirles un patio de recreo.» Habia nacido una oportunidad para el servir.
Poco mas de cuatro meses despues, en otro dia lluvioso en Jamaica, tuvimos una celebracion en ese mismo salon. Acababamos de armar un patio de recreo de madera -completo con toboganes, una escalera, barras escaladoras, columpios, fortines y un trapecio. Una estudiante aprovecho una oportunidad, y se cumplio un sueño.
¿Cuando a menudo Dios nos mueve a entrar en accion para satisfacer las necesidades de los demas y dejamos pasar la oportunidad? ¿Cuantas veces el Espiritu nos empuja suavemente a decir o a hacer algo en el nombre de Jesus y nos quitamos el llamado de encima? Al igual que Felipe en Hechos 8, honremos al Señor respondiendo con accion. Aprovechemos cada oportunidad que Dios nos da para servir a los demas en Su nombre.
EL PESO INSOPORTABLE DEL DINERO
Esa mañana Salvador comenzó temprano su trabajo. Pero era un cargamento descomunal. Se trataba de cajas llenas de monedas. Lamentablemente, por un mal movimiento, se le vino encima una pila de éstas.
El hombre maniobró para esquivarla, pero no con suficiente rapidez para librarlo del golpe. Por lo pequeño y flaco que era, Salvador no soportó el peso de tantas monedas encima, en total 410 kilos.
El que a un hombre lo aplaste el peso del dinero no es nada fuera de lo común. Al contrario, es algo que sucede todos los días. Lo extraordinario del caso es que lo que aplastó al hombre fue el peso físico del dinero y no el peso mental. ¿Por qué será que hay tanta gente que muere bajo el peso de la obsesión con el dinero?
«¡Dinero, dinero! —exclamó Eca de Queiroz, escritor portugués—. ¿Qué no hacen los hombres por el dinero? ¡De todo! Aun vender su alma inmortal.»
El apóstol Pablo, en una carta a su discípulo Timoteo, le dice: «Los que quieren enriquecerse caen en la tentación y se vuelven esclavos de sus muchos deseos. Estos afanes insensatos y dañinos hunden a la gente en la ruina y en la destrucción. Porque el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la fe y se han causado muchísimos sinsabores» (1 Timoteo 6:10). Es interesante notar cómo el apóstol describe el peligro del dinero: el amarlo «es la raíz de toda clase de males».
¿Qué es el amor al dinero? Es la pasión obsesionante y enfermiza de querer más y más, de nunca tener lo suficiente. A algunos la obsesión los hace ahorrar y ahorrar sin saber ni para qué. A otros la obsesión los hace gastar y gastar, y de lo que obtienen nunca hay fin. El dinero que en forma desmedida obtenemos, y todo lo que conseguimos que va más allá de nuestras necesidades, nunca bastarán para satisfacer nuestra avaricia. Si sólo anhelamos lo material, viviremos ansiosos toda la vida.
De los labios de Roger Bacon, monje inglés de la edad media, salieron las siguientes palabras, que son oro: «El dinero es como el estiércol. Amontonado, apesta, pero desparramado por el mundo, fertiliza.»
Sólo cuando Jesucristo es nuestro Señor podemos ser libres de la pasión por el dinero y del peso mortal de la avaricia. Porque Cristo nos da el equilibrio necesario para saber usar el dinero, sin dejarnos dominar por él.