miércoles, 8 de agosto de 2012

PROTECCIÓN QUE SE CONVIERTE EN DESTRUCCIÓN

Eran las tres de la mañana de un 14 de enero en la ciudad de México. Era la hora en que más gente nace y en que más gente muere. Era también la hora en que más robos se cometen y en que más pavorosos incendios estallan.
A esa hora hubo un incendio en la casa de la familia Hernández. El único en la casa era José Hernández, de doce años de edad. Él dormía solo en un cuarto, pero no pudo escapar. ¿Por qué? Por las rejas de seguridad. José murió de inhalación de humo, agarrado tenazmente a las rejas, que no pudo romper.
Se les llama rejas de seguridad porque suponen impedir la entrada de ladrones. Sólo que en caso de incendio, estas rejas se convierten en trampa. Y esta no es la única manera en que alguien encuentra la muerte al buscar la salvación.
Miguel iba huyendo de un tornado que avanzaba hacia él. Para protegerse se refugió debajo de un gran árbol que él suponía era seguro. Pero el árbol fue arrancado desde las raíces y cayó sobre Miguel, matándolo en el instante.
Raimundo Solís tuvo un accidente a media noche. Abandonando su auto, salió corriendo. Era —pensó él— la única forma de protegerse. Pero en el accidente quedó una niña muerta. Las autoridades, siguiendo la información que suministraban las placas, encontraron a Solís, y lo hicieron pagar su crimen tras las rejas de una cárcel. Lo que él pensó ser protección fue su destrucción.
La esposa de Antonio Becerra, cajero en un banco, estaba muy enferma, y Antonio no tenía lo necesario para pagar la medicina. Antonio no sabía qué hacer. Su fiel compañera languidecía al borde de la muerte.
Finalmente Antonio cedió a la tentación. Alterando cuentas, robó dinero de la caja; pero lo descubrieron. De ahí que perdiera su empleo y su libertad misma.
Nunca puede un mal resultar en un bien. La deshonestidad, sea cual sea la razón, siempre rebota y nos destruye. El emplear medios corruptos, aun para hacer un bien, no es el camino a seguir. Buscar lo bueno haciendo lo malo no sólo anula el bien que buscamos, sino que destruye el elemento de mayor protección que tenemos: nuestra conciencia.
En cambio, si seguimos virtudes divinas, tales como la integridad y la honradez, a la larga venceremos. Porque nadie que obedece las normas de Dios termina destruido. Entreguémosle nuestra vida a Cristo. Sometamos nuestra voluntad a su señorío. Tarde o temprano el bien triunfará sobre el mal.

Hermano Pablo

OFERTAS ESPIRITUALES

Siempre que hablamos de oferta se encuentra involucrada una demanda y detrás de toda demanda existe una necesidad insatisfecha que esa oferta intenta cubrir. Según Lawrence J. Crabb, psicólogo y conferencista cristiano, el hombre posee dos tipos de necesidades. Las existenciales o primarias y las necesidades no existenciales. Estas últimas refieren al deseo legítimo de relacionarnos de manera profunda con otras personas, sentirnos amados respetados y apoyados por nuestro prójimo. También involucran necesidades de lo más banales como así también otras de crucial importancia, como por ejemplo el deseo de disfrutar de una buena película o que el último estudio médico confirme salud y no enfermedad.

Por su parte, las necesidades existenciales o primarias son aquellas que afectan a lo más profundo y elemental de nuestro ser, y que no encuentran satisfacción en ninguna otra persona o cosa sino que sólo Dios puede llenar. Son aquellas que hacen que la vida tenga sentido y valga la pena ser vivida. Hemos sido creados para tener comunión con alguien que todo lo puede, en quien somos aceptados en amor incondicional y que nos provee de la fuerza y la seguridad que necesitamos para enfrentar la vida.

Cuando este tipo de necesidad no es apaciguada en el Dios de la Biblia, genera un vacío en el interior del ser humano impulsando una demanda que busca encontrar ese algo o alguien que acalle la sed y el dolor de su alma.

Es precisamente a este tipo de necesidad existencial y espiritual a la que apuntan la mayoría, por no decir todas, las ofertas espirituales que invaden nuestro mundo desde que el hombre existe como hombre sobre la faz de la tierra.

La invasión de las religiones orientales en occidente, el ocultismo y el movimiento de la Nueva Era entre otros, ofrecen al hombre de hoy una paleta amplia y multiforme en materia de ofertas espirituales. Todas estas propuestas, aparentemente variadas y hasta en algunos casos contradictorias provienen todas de una misma fuente común. De la misma manera en que un prisma refleja un único haz primario de luz en diferentes colores, todas las ofertas espirituales no son más que variaciones de una misma fuente con un lema común: “Ser como Dios”.

Esto en realidad no debería extrañarnos, pues este mismo argumento fue el que la serpiente le presentó a Eva en el episodio de la tentación relatado en Génesis 3, y la misma causa de su propia caída.

Lothar Grassman, predicador y escritor cristiano, lo describe de manera muy clara y didáctica en su libro: “Ocultismo, Religiones Orientales y Movimiento de la Nueva Era” al comparar los postulados de las ofertas espirituales con las artimañas de la serpiente al tentar a Eva en el Jardín del Edén. Inspiradas en el engaño satánico, la doctrina de base tiene congruencia con las cuatro mentiras de la serpiente:


• Primera mentira: Negar la autoridad de la palabra de Dios.
Presentan un Dios impersonal, una especie de energía cósmica, una fuerza presente en la creación. Dios está en todo, aún en nosotros mismos. Un Dios que forma parte de lo creado es un Dios relativo que no puede darle al hombre mandatos ni normas, tampoco puede salvarlo. “¿Así que Dios les ha dicho a ustedes que no coman de ningún árbol del huerto?” Gen. 3:1

• Segunda Mentira: Negación de lo definitivo de la muerte
Intenta devolver cierta seguridad a quien pasa por alto la veracidad de la Palabra de Dios. Esta mentira está muy bien solapada en una enseñanza no comprobable que lleva a la perdición: la reencarnación.
La reencarnación consuela a aquél que no sabe qué hacer con su culpa y huye de Dios, no aceptando la solución provista en Cristo Jesús. Siempre tendrán una nuev a oportunidad en una nueva vida. “No morirán. Dios bien sabe que el día que ustedes coman de él, se les abrirán los ojos…” Gen. 3:4

• Tercera Mentira: Afirmación de que el hombre posee naturaleza divina.
Esta constituye la mentira central de Satanás. Según esto, el hombre no fue creado a imagen de Dios sino que es como Dios mismo. Un Dios energía que está en todo puede ser despertado en uno mismo, tomando contacto con esa fuerza puede ser utilizada como mejor convenga. Riquezas, éxito, salud, y la solución a todos los problemas de la humanidad ya no constituyen metas inalcanzables.
“«…y serán como Dios…” Gen. 3:5

• Cuarta Mentira: Afirmación de que el hombre posee conocimiento divino.
El hombre puede alcanzar un estado superior de “iluminación” y de esta manera crearse su propio mundo, su propio universo, en donde él mismo gobierna como dios que todo lo sabe. “…se les abrirán los ojos … y serán c onocedores del bien y del mal.” Gen. 3:5

Cuando el hombre rechaza la autoridad de la Palabra de Dios como medida de verdad queda indefenso, se vuelve incapaz de distinguir entre verdad y mentira. Y esto se cumple en la vida de millones de personas hoy, que han creído a la serpiente y buscan satisfacer en sus ofertas la sed de sus almas.

Cuando nos abrimos a prácticas ocultas para alcanzar lo que creemos nos dará felicidad: conocimiento, sanidad, influencia, poder, porvenir o cubrir cualquier otro déficit, Satanás y sus demonios ganan poder e influencia sobre nuestras vidas. Cuando damos credibilidad a sus propuestas y accedemos a sus ofertas le abrimos al enemigo una puerta que sólo Cristo puede cerrar.

Y esta es la buena noticia en todo esto: Cristo es vencedor sobre todo principado y potestad y tiene autoridad y poder sobre el mundo espiritual (1 Pedro 3:22).
“Precisamente para esto ha venido el Hijo de Dios: para deshac er lo hecho por el diablo.” (1 Juan 3:8)

No busquemos satisfacer nuestras necesidades más elementales en ningún otro Dios que no sea el Dios de la Biblia, en ningún otro Cristo que no sea el Hijo de Dios hecho hombre, único camino a Dios y el único en el que Dios ha provisto salvación para la humanidad. La paga del pecado es la muerte nos enseña la Biblia, Jesucristo ya pagó con su sangre nuestra deuda, en Él y sólo en Él somos reconciliados con el Padre, en él llenamos el vacío que quedó en nuestras almas el día que decidimos dar crédito a la serpiente.

Si el enemigo ha irrumpido en tu vida, debes saber que hay un Dios que te ama que envió a su Hijo a la cruz para que tú puedas ser libre y puedas encontrar la paz que tanto anhelas. Jesucristo te llama a ti hoy: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán d escanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.” (Mateo 11:28)


Otros pasajes para tener en cuenta:

• Mateo 7:15-23
• I Juan 4:1-3
Equipo de colaboradores del Portal de la Iglesia Latina
www.iglesialatina.org
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