lunes, 10 de febrero de 2014
EL DON DEL HIJO AL PADRE
El diagnóstico: leucemia. El pronóstico, no menos funesto: tal vez un año más de vida. Acababa de recibir esa terrible noticia Simón Bird, muchacho de catorce años, cuando salió del hospital acompañado por su padre. ¡Sólo un año más para vivir! En la flor de la adolescencia, vendría la muerte inexorable a segar su vida.
El valiente muchacho de Yeovil, Inglaterra encaró con firmeza su destino y aprovechó la oferta que le hizo una institución benéfica llamada «Los sueños se hacen realidad». Esa entidad ofrecía regalos a los adolescentes moribundos. Pero Simón no pidió nada para él mismo sino para su padre. Pidió que a su progenitor le regalaran un pequeño tractor de jardín para que éste pudiera ganarse la vida. Ese fue el supremo don del hijo al padre.
Esta tierna historia levanta el espíritu de quienes todos los días tienen que hacer la crónica de todo lo malo que ocurre en el mundo. El chico moribundo pudo haber pedido cualquier cosa para él mismo —un auto, una moto, un viaje, un equipo de sonido, un televisor—, pero cuando más razón tenía para pensar en sí mismo, pensó más bien en su padre.
Hay acciones generosas que debemos destacar. No todo en este mundo es drogadicción, narcotráfico, asalto, robo, asesinato, guerrilla y terrorismo. También hay gestos nobles, acciones generosas y sentido humanitario.
Simón pasó a la presencia de Dios. Cuando sus padres y hermanos contemplaron el espléndido tractor que les había conseguido como recurso económico para la familia, comentaron: «En la última hora de su vida, Simón pensó en nuestro bienestar. No vivió en vano ni murió en vano. En su corta existencia tuvo tiempo de dejarnos lo que nos ayudaría a vivir.»
La Biblia dice: «No son los hijos los que deben ahorrar para los padres, sino los padres para los hijos» (2 Corintios 12:14). Esa es la norma sana de vida. Los padres deben dejarles a sus hijos la mejor herencia. Pero en este caso se produjo la bendición a la inversa: el hijo le dejó una herencia al padre.
Dios, que inspiró al escritor del texto Bíblico anterior, hizo lo que ese texto manda. Nos dejó a nosotros los seres humanos la mejor, la más grande, pura y perfecta de las herencias: nada menos que a su propio Hijo Jesucristo. Y junto con Cristo nos dejó todo: el perdón, la regeneración, la paz y, para el final, la vida eterna. Hay, pues, un regalo, un don gratuito y grandioso, que Dios nos ofrece. Y nosotros no tenemos que hacer más que aceptarlo.
Hermano Pablo
ASUSTARSE DE LA PROPIA SOMBRA
Bruno Napone, siciliano de sesenta y cinco años de edad, levantó el revólver, contuvo el aliento, cerró un ojo y tomó la puntería. Luego descargó las seis balas del tambor. Agujereó una ventana, perforó el televisor, destrozó platos y tazas, y dejó balas en tres de las paredes. Mientras tanto, gritaba despavorido: «¡No dejen que me agarre, no dejen que me agarre!»
A Bruno no lo perseguía la policía; él no tenía enemigos ni lo habían asaltado los ladrones. Bruno huía de su propia sombra, una fobia que lo había dominado desde la infancia.
En su casa no encendía luces. Salía de ella sólo en los días nublados o de lluvia. Si veía su sombra en el suelo o en las paredes, le sobrevenían un temblor incontrolable y unos sudores fríos. «Es trauma infantil», concluyó el médico. Pero para Bruno Napone, si bien era una obsesión muy extraña, era también muy verdadera.
Hay muchas personas que, como este anciano de Sicilia, viven huyendo de su propia sombra. Son las que guardan en su conciencia algún delito no confesado. Hay mujeres que han cometido adulterio, y temen que ese adulterio se descubra y que la vergüenza y sus terribles consecuencias caigan sobre ellas y su familia. Hay hombres ejecutivos, tanto de empresas privadas como funcionarios del gobierno, que han cometido una estafa, y aunque disfrutan del dinero obtenido, viven pendientes de la posibilidad de que se les descubra. Tiemblan ante el sonido de una hoja, o de la sirena de un radio patrulla, o huyen de su propia sombra. Cada mañana leen la crónica policiaca con angustia.
Es justo, bueno y sano que nos remuerda la conciencia a tal grado que no podamos eludir nuestra culpa. Triste es cuando la persona pierde toda sensibilidad. Quien no siente en el corazón el ardor de un delito escondido, de una infidelidad oculta, no tiene ninguna esperanza de ayuda. El cargo de conciencia es un indicio de que todavía hay esperanza de libertad. Para el enfermo que no siente su mal, no hay remedio alguno.
Pero ¿a quién acude la persona que se siente morir bajo el peso de una culpa? El primer paso es buscar a Dios. Jesucristo es la propiciación entre nuestro pecado y el Juez del universo. Una vez que nuestra culpa haya sido borrada delante de Dios, es entonces fácil encarar la justicia humana. No sigamos huyendo de nuestra propia sombra. Entreguemos a Cristo nuestras culpas. Él nos limpiará de todo pecado.
Hermano Pablo
DEJANDO HUELLAS EN EL MINISTERIO
Tenemos una enorme responsabilidad de impactar vidas a través de nuestra propia vida e involucrándome en el ministerio a través de la Iglesia Local.
Dios nos formó de una manera especial a cada una de nosotras, somos una obra de arte hecha a mano y a medida por Dios…una pieza original. Deliberadamente nos hizo y formó para que le sirviéramos de cierta manera que hace que tu influencia dejando huellas en el ministerio sea único.
- Dios nos formó antes que naciéramos ( salmos 139:13-14) y preparó buenas obras para que anduviéramos en ellas ( Efesios 2:10)
- Dios puede usar todo en tu vida.
- Dios te capacita para dejar huellas: te da habilidades, intereses, talentos, personalidad, recursos, experiencias.
Dios quiere que dejemos huellas… pero nos equipa con lo necesario para cumplirlo.
Dejando huellas a través del:
vEvangelismo:Juan 1:35-51. Andrés es un ejemplo de un evangelista que acercaba a la gente a Jesús. Marcos 16:15
vDiscipulado:“Persona que aprende de un discípulo y lo sigue” Hechos 4:36, 9:27,11:25, 15:36-41, 2°Tm. 4:11. Bernabé…un discipulador que se puso al lado de Pablo, Juan Marcos hasta que despegaron…no se cansó, sino que persistió en ser “hombre de consolación”. Pablo con Timoteo. Mateo 28:19 .
vServicio: Juan 12:2, Lc.10:41 . El ejemplo de Marta y su servicio. Gracias a lo que ella hacía…los demás podían realizar su ministerio. Matices del servicio: decoración, utilización de talentos varios. (Leer ejemplo de pag. 124 Desafío a servir)
vEnseñanza: En clases de escuela dominical, mujeres, grupos pequeños. Tito 2:4
Para meditar…
- ¿Estoy dejando huellas en el ministerio?
- ¿En qué áreas de servicio en la Iglesia estoy involucrada?
- ¿Escucho y obedezco al Señor cuando me insta a hablarle a alguien de Cristo?
- ¿Estoy “junto a alguien” discipulando y guiando en la fe?
- ¿Uso mis dones y talentos para la edificación del Cuerpo de Cristo?
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