viernes, 14 de noviembre de 2008

VALIOSOS PARA DIOS

Valiosos para Dios



¡¡Somos valiosos para Dios!! ¡¡Somos sus hijos, su precioso tesoro y posesión!!
Nuestro valor no depende de lo que otros piensan de nosotros o de lo que nosotros pensamos de nosotros mismos. La manera como Dios nos ve determina nuestro valor.

Hay un ejemplo que leí en un libro y ejemplifica esta realidad: “Una persona ajena a las artes puede tirar una obra de arte a la basura. ¿Eso haría que la obra carezca de valor? En absoluto. El verdadero valor de la obra está dado por la observación de un coleccionista de arte que dice: Esta es una obra invaluable y estoy dispuesto a pagar el precio más alto por ella”.

¡¡Para Dios nuestra alma vale más que el mundo entero!! Dios envió a Su Hijo a la cruz por amor a nosotros. Él pagó el alto precio. Dios nos acepta y nos da el especial valor…a través de Su gracia.

“Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios , a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” 1ª Pedro 2:9

Somos especiales para Dios porque:

• Soy la sal de la tierra ( Mateo 5:13)
• Soy la luz del mundo ( Mateo 5:14)
• Soy hija de Dios (Juan 1:12)
• Soy parte de la vid verdadera, y un canal de la vida de Cristo (Juan 15 :1,5)
• Soy amiga de Cristo (Juan 15 15)
• Soy coheredera con Cristo, compartiendo Su herencia con El (Romanos 8:17)
• Soy templo —morada— de Dios Su Espíritu y Su vida mora en mi (Gálatas 3:16, 6:19)
• Soy miembro del cuerpo de Cristo (Efesios 5:30)
• Soy una nueva creación (2 Corintios 5 :17)
• Soy un santo (Efesios 1;1, 1 Corintios 1:2, Filipenses 1:1, Colosenses 1:2)
• Soy hechura de Dios —Su obra especial— nacido de nuevo en Cristo para hacer Su o bra (Efesios 2:10).
• Soy ciudadana del cielo. Fil.3:20
• Soy escogida de Dios, santa y amada. Col.3:12
• Soy linaje escogido. 1ªPe.2:9-10

¡Que podamos vivir de acuerdo a todo lo que somos en Cristo, glorificándole con nuestras vidas y mostrando a otros la extraordinaria grandeza de nuestro Dios!

“Pues Dios, que dijo que de las tinieblas resplandecerá la luz, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Cristo.

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la extraordinaria grandeza del poder sea de Dios y no de nosotros.” 2ª Co. 4:6-7

Enviado por: Alejandra L.

EL ARCA DE NOE

He aquí algunas cosas que aprendí del Arca de Noé:

Uno: No pierdas el barco.

Dos:
Recuerda que todos estamos en el mismo barco.

Tres: Planifica previamente. No estaba lloviendo cuando Noé construyó el arca.

Cuatro: Mantente en forma. Cuando tengas 60 años, alguien puede pedirte que hagas algo realmente grande.

Cinco: No escuches las críticas; sólo continúa con el trabajo que debe ser realizado.

Seis: Construye tu futuro en tierras altas.

Siete: Por razones de seguridad: viaja en pares!! (trabaja en equipo)

Ocho: La velocidad no es siempre una ventaja. Los caracoles estaban a bordo con los chitas.

Nueve: Cuando estés estresado, flota por un tiempo.

Diez: Recuerda, el arca fue construida por principiantes; el Titanic por profesionales.

Once: no importa la tormenta, cuando estás con Dios, siempre hay un arco iris esperando.

Isaías 43:2
-Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo: y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti

VIVE EN PAZ

Isaac vivió entre los filisteos, los cuales demostraron ser vecinos intratables. Él se había vuelto tan poderoso y rico que ellos le temían y le pidieron que se fuera de su territorio. Puesto que era mucho más poderoso que ellos, Isaac pudo haber rehusado. Sin embargo, accedió y se mudó a un valle cercano adonde su padre Abraham había cavado unos pozos años antes.
Los filisteos habían obstruido los pozos después de la muerte de Abraham. Cada vez que Isaac abría uno de nuevo, ellos decían que les pertenecía, a pesar de que no lo estaban usando.
Sencillamente eran contenciosos. Pero Isaac prosiguió avanzando hasta que entró en área adonde los filisteos no protestaron por su derecho al agua.
Yo he encontrado gente así. Cuando mis hermanos y yo éramos chicos y jugábamos a la pelota, teníamos que tener mucho cuidado con los lanzamientos, porque el vecino confiscaba todas las pelotas que llegaban a su patio.
Es difícil que a uno le caigan bien personas como esas, pero Jesús hasta llegó a decir que debemos amarlas, orar por ellas y ser buenos con ellas. Puede que no sea fácil, y esas personas intratables podrían no cambiar. Sin embargo, según Romanos 12:18, aún así debemos hacer todo lo posible por vivir en paz con todo el mundo.

Romanos 12:18Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con todos los hombres.

ENJUGA LAGRIMAS

Lectura: Apocalipsis 21:1-7
Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá . . . dolor; porque las primeras cosas pasaron. —Apocalipsis 21:4
Acababa de terminar mi predicación sobre los dolores de la vida cuando una pareja se me acercó delante de la iglesia. La mujer me contó acerca de la carga que ellos llevaban como familia. Su joven hijo tenía severos problemas físicos, y la tensión del constante cui-dado de este necesitado muchachito, aunada al dolor de saber que no podían mejorar su situación, parecía algunas veces ser insoportable.
Mientras la pareja compartía conmigo, con lágrimas en los ojos, su hijita estaba a su lado —escuchando y observando. Viendo el obvio sufrimiento grabado por las lágrimas en el rostro de su madre, la niña extendió la mano y suavemente enjugó las lágrimas de la mejilla de su mamá. Fue un sencillo gesto de amor y compasión, y una profunda muestra de preocupación proveniente de alguien tan joven.
A menudo, nuestras lágrimas empañan nuestra visión y nos impiden ver con claridad. En esos momentos, puede ser de aliento tener un amigo que se preocupa lo suficiente como para amarnos en nuestro dolor y caminar con nosotros en nuestras luchas.
Aun cuando los amigos pueden ser una ayuda, sólo Cristo puede llegar más allá de nuestras lágrimas y tocar las profundas heridas de nuestros corazones. Su consuelo nos puede sostener en las luchas de nuestras vidas hasta ese día cuando Dios mismo enjugue toda lágrima de nuestros ojos (Ap. 21:4). —WEC
El Dios que lavó nuestros pecados también enjugará nuestras lágrimas.