domingo, 5 de abril de 2009
CUANDO EL SUBMARINO SE HUNDE
Llevaba allí cuarenta y nueve años, casi medio siglo, descansando sobre blandas arenas, recostado sobre un flanco en medio del silencio y de la oscuridad. Dentro de él estaban los cuerpos de cincuenta marinos alemanes: la tripulación completa.
¿Qué era? Un submarino alemán de 80 metros de eslora, identificado como U-1226. Fue hundido en acción de guerra frente a las costas del Canadá, y fue descubierto casi medio siglo después. Lo halló el buceador Edward Michaud el 5 de junio de 1993.
El submarino debió haber sufrido uno de los tantos dramas del mar que en su caso se tradujo en tragedia. Navegando frente a la costa atlántica del Canadá, fue cañoneado en octubre de 1944. Se hundió lenta e irremisiblemente, transformándose en la sepultura de sus cincuenta tripulantes. Pronto lo rodearon el silencio, la oscuridad y la eterna calma del fondo de los mares.
Fue un final trágico para esos cincuenta hombres. No hubo forma de salvarse. Eran prisioneros dentro del casco de acero que terminó siendo su sepultura. Así es la guerra, y así es la vida.
¿Qué hace uno cuando, aunque no se encuentre dentro de un submarino hundido, de todos modos se encuentra dentro de una situación adversa que parece tragárselo vivo? Ve uno, poco a poco, hundirse su vida en el mar de la desesperación, y no hay nada que puede hacer para detener el naufragio. ¿Qué hace uno? ¿A quién acude? ¿Hay alguna solución?
Probablemente la mayoría de nuestras adversidades tienen una causa humana y, por lo tanto, una solución humana. Gran parte del tiempo somos nosotros mismos los que provocamos nuestras tragedias. Volviendo sobre nuestros pasos podemos, muchas veces, hallar dónde y cómo comenzó nuestro mal. Y si en humildad nos despojamos de toda rebeldía y pedimos perdón a quien hemos ofendido, allí queda resuelto nuestro problema.
Sin embargo, otras veces parece no haber solución. Todas las puertas están cerradas y no hay escape. Es en esos momentos y para esas situaciones que tenemos que deponer nuestro orgullo y confesarle a Dios nuestra inhabilidad. La obstinación es nuestro enemigo número uno, ya que no nos deja encontrar a Dios. Y sin embargo, es Él quien puede librarnos del naufragio.
Humillémonos ante nuestro Creador. Dios nos ama. Él sólo espera escuchar nuestra oración. Digámosle: «Señor, te necesito. ¡Ayúdame, por favor!» De hacerlo así, Él nos rescatará.
Hermano Pablo
PALABRAS PARA REFLEXIONAR
Puede salvarnos de apuros. Salvarnos del orgullo en la tentación. Conservarnos la salud y la cordura. Salvarnos de deudas. Salvarnos de todo.
HOY..APRECIARE LA VIDA COMO UN REGALO
Día a día se multiplica la cantidad de personas que no saben apreciar la vida. La vida la ven y la tratan como si fuera algo que no tiene mucho valor. Miles de personas intentan cada día quitarse la vida y otros la tratan como si la pudieran conseguir en cada esquina.
La Biblia dice que la vida es un regalo de Dios y solo él la puede quitar y nosotros conservarla. En realidad que es la vida?. La vida es una oportunidad, benefíciate con ella.
La vida es belleza admíralo todo. La vida es dicha gusta de ella. La vida es un sueño, cuéntalo a todos. La vida es un desafío, encuéntrala. La vida es un deber, complétala. La vida es un juego, entonces juégala. La vida es costosa, cuídala.
Si vale la vida. Quizá a ti no te costo tenerla, pero a otro le costo. Le costo a tu querida madre, le ha costado a otros , pero sobre todo le costo a Jesús cuando derramó su sangre preciosa en el calvario por salvar tu vida.
La vida si vale y hay que tenerla como perla de gran precio. La vida es riqueza, entonces guárdala. La vida es amor, entonces disfrútala. La vida es misterio, entonces escudríñala. La vida es un duelo, entonces supérala. La vida es una canción, entonces cántala. Si la vida es una tragedia, entonces enfréntala.
La vida es una aventura, entonces disfrútala. La vida es suerte, entonces tómala. La vida es demasiado preciosa entonces no la destruyas. La vida es la vida, entonces peléala. Estas breves declaraciones fueron escritas por la Madre Teresa de Calcuta. Ella, diminuta mujer, supo darle valor a la vida y no solo cuido la suya sino la de los leprosos que morían en la India.
Este es un maravilloso día para amar la vida y disfrutarla porque es un regalo de Dios., Es un regalo precioso de valor incalculable. Hoy quiero dirigire mis pasos por el camino del agradecimiento y de la plenitud para vivir.
No quiero ser un desagradecido y miserable transito los senderos de la vida masticando amargura y respirando odio. Este es un buen día para dejar que el aroma del genuino agradecimiento se eleve ante el trono de Dios e impregne las vidas de los que me rodean. Este mundo está llene de olor a muerte y yo quiero emanar olor a vida. Ese olor surge de una vida agradecida al Señor por la vida que nos ha regalado.
Hoy es día de agradecimiento y plenitud para vivir.
Señor, Gracias por la vida que me has dado. Ese es un gran regalo que yo no merezco pero que en tu bondad me das. Hoy quiero ser un completo agradecido de tu misericordia.
Quiero que ese olor de agradecimiento por el regalo de vida salga desde mi corazón ante tu presencia y en ese trayecto que logre inundar a los me rodean. Porque la Vida vale más que la comida y el cuerpo más que la ropa. Gracias Señor permite que hoy pueda hacer una diferencia donde viva. Amén.
HERMOSO DIA ¿VERDAD?
Como de costumbre, el autobús llegó tarde… y atestado. Tuve que ir de pie en el pasillo. Mientras el bamboleante vehículo me lanzaba en todas direcciones, mi depresión se hacía más profunda.
Entonces escuché una voz grave que salía del frente:-Hermoso día, ¿verdad?
Debido a la aglomeración de público, no podía ver al hombre, pero podía escucharlo mientras seguía comentando el panorama primaveral, llamando la atención hacia cada punto importante que se avistaba: esta iglesia, ese parque, aquel cementerio, la estación de bomberos. Pronto todos los pasajeros estaban mirando por las ventanillas. El entusiasmo del hombre era tan contagioso que me sorprendí sonriendo por primera vez ese día. Llegamos a mi parada. Maniobrando hacia la puerta, eché un vistazo a nuestro “guía”: una figura regordeta con una barba oscura, que usaba espejuelos oscuros y llevaba un delgado bastón blanco.
Salmo 118:24Este es el día que hizo Señor; nos gozaremos y alegraremos en él.
Salmo 145:2Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.