jueves, 25 de junio de 2009

EN CARNE PROPIA

¡Cómo nos ingeniábamos para atrapar a los animales del bosque.Señuelos, silbatos, trampas, rejas, canastos tejidos en las caídas de agua para atrapar los peces.
Éramos chicos felices en medio de una naturaleza fértil y con riquezas naturales por todo el bosque.
Una de mis habilidades favoritas, era la de colocar trampas en el bosque.Con cuidado investigaba los caminos de los conejos, las liebres, los coipos o los zorros y, una vez convencido de su hábitat, montaba y disimulaba las trampas en el camino.
Luego, al otro día, tomaba mi bicicleta, y me internaba por los senderitos del bosque a revisar mi trabajo.
Un día, ¡qué fastidio! La cadena de mi bicicleta se cayó de sus engranajes; la coloqué y luego volvió a caer. Entonces molesto, volví a montarla en la punta del engranaje y dí una vuelta con fuerza al pedal para que se instalara completamente, pero, sea por mi apuro, por mi ira, o porque Dios quería darme una lección, mis dedos no alcanzaron a salir y ahí quedé con los dientes del engranaje enterrados en mis falanges. Mi bici era de freno al pedal, no podía volverla atrás, estaba solo, y mi única esperanza era dar una vuelta completa para liberar mis dedos en la otra punta. Así lo hice. Los pedazos de carne, quedaron entre los engranajes y la cadena. Mis huesos quedaron a la vista y, entonces pensé en los animalitos que yo cazaba con tanta alegría. Nunca mas coloqué una trampa. Yo experimenté en carne propia el dolor, supe lo que ellos sufrían y tuve compasión de ellos.
¿Entiendes querido amigo por qué nuestro Dios es diferente a todos los dioses ? Porque El fue tentado en todo según nuestra semejanza y, por eso, nos entiende y nos ama, y nos ayuda en nuestros dolores.Habla con El en una oración sencilla y verás que has encontrado un amigo que te entiende.
Osiel Ibáñez – Chile

Porque no tenemos un sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en según nuestra semejanza Hebreos 4:15

EN CUALQUIER MOMENTO,EN CUALQUIER LUGAR

Lectura: Efesios 2:11-19.
“Porque por medio de Él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre” Efesios 2:18
Cuando Mike Marolt se encuentra fuera de la ciudad, entra a su computadora y sus archivos en su oficina por conexión remota. En un reciente viaje al extranjero, Marolt contestaba correos electrónicos y se mantenía en contacto con sus clientes usando su computadora portátil por medio de una conexión telefónica por satélite. Sin embargo, esta vez estaba sentado en una tienda de campaña en un campamento de base a 6 mil metros junto al Monte Everest. En estos días, ni siquiera eso nos sorprende porque nos hemos acostumbrado a la tecnología que ofrece acceso al resto del mundo en cualquier momento, en cualquier lugar.
También podemos desarrollar fácilmente una falta similar de asombro hacia la oración. ¿Hablar con Dios? «Por supuesto». No tenemos que esperar en línea, entrar en un edificio, o usar ropas elegantes. Podemos verter nuestros corazones delante de Dios en cualquier momento, en cualquier lugar. Es fácil perder el sentido de la maravilla de ello porque se ha vuelto algo muy familiar.
Pablo siempre parecía maravillarse ante la puerta abierta para entrar en la presencia de Dios. «En Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo» escribió. «Porque por medio de Él . . . tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre» (Efesios 2:13, 18).
La puerta está abierta para todos. Dios les da la bienvenida a todos los que vienen por fe. Por medio de Cristo podemos entrar en Su presencia -en cualquier momento, en cualquier lugar. ¡Asombroso!.
No hay lugar ni momento en el que no podamos orar.