martes, 15 de marzo de 2011

ULTIMA LINEA DEFENSIVA

Lectura: Romanos 8:31-39.
"Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" Romanos 8:37
En Gettysburg, Pennsylvania, se libró una batalla que determinó el destino de la Guerra Civil en los Estados Unidos. Uno de los puntos cruciales del conflicto fue un montículo rocoso llamado Little Round Top, donde el coronel Joshua L. Chamberlain y los hombres del 20〫. Batallón de Infantería de Maine resistieron con todas sus fuerzas. Si las tropas confederadas hubiesen vencido a estos hombres, algunos historiadores creen que el ejército de la Unión habría sido rodeado y que posiblemente habría perdido la guerra. El "20〫de Maine" era la última línea defensiva.
Los seguidores de Cristo también participan de una guerra crucial. Al luchar "contra las asechanzas del díablo" (Efesios 6:11), se nos llama a vestirnos con la armadura de Dios y a resistir firmes en la lucha (vv. 10-18).
Y, al igual que los soldados de Gettysburg, tenemos una "última línea defensiva". No obstante, en nuestro caso, esta defensa es más poderosa que cualquier fuerza humana. En Romanos 8:31-39, Pablo dice que nuestra confianza, en última instancia, se basa en el amor imperecedero de Cristo. Nuestra protección es tan completa que nada "nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (v. 39).
Cuando el enemigo nos abruma y todo parece estar perdido, recuerdo que tenemos una última línea defensiva imbatible: "Somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó" (v. 37)
El plan de Dios siempre conduce a la victoria.

EL VALOR DE UN ALMA

Un día conocí a un hombre manco mayor de edad en una región donde posteriormente quedaría establecida una obra misionera. A Lewis se le ofreció literatura cristiana pero la rechazó con furia. Él vivía en una casa muy modesta en la ladera de una montaña.

Un día le pregunté a Lewis acerca del brazo que le faltaba. “Bueno”, dijo, ” una noche, cuando era joven y alocado, yo decidí dar un paseo gratis en un tren de carga. Mientras trataba de sujetarme entre dos vagones, una sacudida brusca me hizo perder el agarre y caí entre los dos vagones. Caí sobre los durmientes con mi brazo extendido sobre el riel, y la rueda del tren me lo corto. Allí quedé tendido mientras trece vagones pasaron sobre mi”

Pensé para mi: Tan cerca de la muerte y aún con tanta dureza en su corazón. ¿Cómo puede ser posible? Mantuvimos contacto con este nuevo amigo, y pronto una pequeña iglesia fue fundada cerca de su casa. Su corazón de piedra comenzó a ablandarse. Asistió a los cultos de la iglesia y luego recibió a Cristo y fue bautizado.

Lewis, un ex fumador de cigarrillos, empezó a tener problemas físicos. Su laringe se infectó y tuvo que ser quitada, dejándolo mudo. A partir de ese momento, cuando no podíamos leer sus labios, él se comunicaba con la ayuda de lápiz y papel. Finalmente, Lewis fue llamado a su morada eterna para recibir su galardón.

Hay muchísimas almas en condiciones similares a la de Lewis. Hace años, yo escuché a un evangelista decir que un promedio de ochenta y tres almas por minuto van a la tumba sin Cristo. ¡Que cifra tan asombrosa! ¡Ocupémonos en la búsqueda de las almas perdidas entre tanto que se dice: Hoy!

Willis Halteman, Junto a Aguas de Reposo.

Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor Nuestro. Romanos 6:23