domingo, 25 de enero de 2009

HOY..EL SEÑOR ENVIARA ANGELES CERCA DE MI

“Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios de quien soy y a quien sirvo” Hechos 27:23
Gran tempestad y profunda oscuridad, acoplada con el riesgo inminente de un naufragio había llevado a la tripulación del barco a un ambiente muy triste y desesperado. Mientras toda la tripulación se agitaba interna y externamente ante tan grande tempestad, uno de los tripulantes se encontraba tranquilo, reposado y no estaba ni sacudido por dentro ni sacudido por fuera y cuando sus labios se abrieron sus palabras de esperanza transmitieron a todos los demás una inmensa quietud.
Pablo era él hombre quieto en medio de una tripulación altamente desesperada. Había legionarios romanos en la plataforma exterior del barco y un pobre preso judío tuvo más espíritu que ellos en tan difíciles momentos. Por qué? Porque él tuvo un amigo oculto quién le impartió coraje. El Señor Jesús envió un mensajero para él a fin de que le susurrara un mensaje de consuelo en el oído de su siervo fiel, por lo tanto el se vistió de ánimo y pudo hablar con gran facilidad.
Si nosotros tememos al Señor, podemos estar seguros que no estaremos solos en los momentos difíciles. Los ángeles del Señor están reservados para ministrarnos y ellos no son retrocedidos por las tormentas ni impedidos por la oscuridad.
Las visitas de los ángeles no son escuetas ni escasas, sus visitas son frecuentes en nuestras noches de tempestad y de conflicto. Ellos bajan como amigos cuando estamos bajo presión y sus intercambios con nosotros son abundantes y grandes sus fortalezas de amor. Sus palabras de ánimo traídas a nosotros desde la escalera de Jacob reaniman nuestro espíritu. Si esta es una hora de angustia para ti, entonces prepárate para discernir la Ministración de los ángeles de una manera muy especial. Hoy quiero estar dispuesto a responder a ellos con esperanza y amor.
El ángel del Señor trajo para Pablo un mensaje de esperanza. Dios enviará para mi en este día también mensaje de esperanza, puede ser directo a mi corazón, o a través de su Palabra, o por medio de un hermano y si es necesario él enviará para mi un ángel para reanimarme. Hoy puedo creer con toda la seguridad de que el ángel del Señor está cerca, en medio de la oscuridad para traer tranquilidad a mi alma en medio del temor. Los rugidos fuertes el salvaje mar tratan de quitarme la paz , más tu presencia Señor a través de tu ángel me confortará. Y solo en ti oh Señor podré esperar.

Señor, Gracias por la fortaleza de tu presencia. A veces siento que casi no puedo, pero en medio de tu amor yo encuentro paz. Gracias por tus ángeles que acampan alrededor de los que te temen y los defienden. Se que soy uno de los que te temen y por ello mi alma está acallada en ti. Sostén mi alma con tu fuerza y ayúdame a caminar con la paz que viene de lo alto. Amén.

UN MILLON DE SAPOS

Muchos se angustian por problemas que, en su mayoría, nunca llegan a hacerse realidad. Sufren con anticipación, pensando e imaginando cosas que pudieran suceder. La mayoría de nuestras preocupaciones se deben a la falta de confianza en Dios.
Un hacendado fue a la ciudad y le preguntó al dueño de un restaurante si podía utilizar un millón de piernas de sapos. El dueño del restaurante quedó asustado y quiso saber dónde pretendía el hacendado conseguir tantas piernas de sapos. El hacendado le respondió: Cerca de mi casa hay un pequeño lago que está invadido e infestado de esos bichos. Son millares y hacen un barullo infernal, croando toda la noche. ¡Me estoy volviendo loco!
Quedó decidido, entonces, que el hombre le traería quinientos sapos por semana, durante algún tiempo. En la primera semana, el hacendado volvió al restaurante un poco avergonzado, pues traía en sus manos dos sapos. El comerciante le preguntó: ¿Dónde está mi pedido?
El hombre respondió: Yo estaba totalmente engañado. ¡Había solo estos dos pequeños sapos en el lago! Ellos solos son los que hacían todo el barullo.
La próxima vez que alguien te critique o se ría de ti, acuérdate de que no son miles de sapos los que hacen todo el barullo, sino apenas dos sapitos. Mientras dos critican y ríen, cientos te apoyan y animan.
Acuérdate de que las angustias y los problemas parecen mayores en la oscuridad. Hay una posibilidad muy grande de que, cuando llegue mañana y lo pienses mejor, el problema habrá disminuido su importancia o habrá desaparecido, quedando en su lugar un asunto de fácil solución.
Lo mejor es dejar las preocupaciones en las manos de Dios. Ten hoy un día feliz, sabiendo que Dios está en el control de tu vida.

Pero yo le cantaré a tu poder, y por la mañana alabaré tu amor: porque tú eres mi protector.Salmo 59:16

TIEMPO DE PLANTAR

Lectura: Gálatas 6:6-10
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. —Gálatas 6:7
En este preciso momento, en algún lugar en el mundo, algún agricultor está echando semillas en la tierra. Pronto esas semillas comenzarán a cambiar el lugar donde fueron plantadas. El suelo cuidadosamente preparado que hoy parece yermo se convertirá en un campo listo para la cosecha.
De igual modo, los buenos propósitos de año nuevo pueden ser semillas echadas para alterar el paisaje de la vida para los demás y nosotros mismos. Esta oración de San Francisco de Asís es un poderoso modelo de este anhelo de traer un cambio positivo a este mundo en sufrimiento:
Señor, has de mí un instrumento de Tu paz. Donde haya odio, déjame plantar amor; donde haya daño, perdón; donde haya duda, fe; donde haya desesperación, esperanza; donde haya tinieblas, luz; y donde haya tristeza, gozo.
El agricultor que siembra trigo jamás se sorprende cuando brota la espiga del suelo donde ha sido plantada. Así es la ley universal de la siembra y la cosecha: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará» (Gálatas 6:7). Nuestra naturaleza pecaminosa dice: «Complácete», mientras que el Espíritu nos insta a agradar a Dios (v. 8).
Hoy es tiempo de plantar. Dios ha prometido: «A su tiempo segaremos, si no desmayamos» (v. 9).

Siembra hoy lo que quieras cosechar mañana.