Lectura: 1 Pedro 4:12-19.
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido,... sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo” 1 Pedro 4:12-13
George Bernard Shaw dijo una vez: «Inglaterra y los Estados Unidos son dos países separados por un idioma común». Un ejemplo del mundo de los deportes demuestra esta afirmación.
Como seguidor del béisbol de toda la vida, estoy familiarizado con el término curva. Es una pelota que el pitcher (lanzador) lanza de una manera tal que cambia de dirección, engañando a su oponente. En el críquet, la estrategia es similar pero la palabra es muy diferente. El lanzador trata de vencer al bateador «dándole a la pelota» (lanzando una curva).
Aunque los juegos y las culturas difieren, el concepto de la curva ilustra una realidad que nos es familiar en cualquier idioma. La vida está llena de momentos en los que insospechadamente alguien le «da a nuestra pelota», y nos encontramos abrumados. En esos momentos de temor y confusión, es consolador saber que tenemos a un Dios que es suficiente para cualquier desafío.
Las pruebas son algo que hemos de esperar (1 Pedro 4:12). Sin embargo, es probable que las circunstancias que enfrentemos nos causen conmoción. ¡Pero Dios jamás se sorprende! Él permite nuestras pruebas y puede capacitarnos para responder a ellas de una manera que Le honre a Él.
Cuando sufrimos, debemos «encomendar nuestras almas al fiel Creador, y hacer el bien», escribió Pedro (v. 19). Con la fortaleza de Dios, podemos enfrentar las curvas más problemáticas de la vida.
Nada sorprende a Dios.
“Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido,... sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo” 1 Pedro 4:12-13
George Bernard Shaw dijo una vez: «Inglaterra y los Estados Unidos son dos países separados por un idioma común». Un ejemplo del mundo de los deportes demuestra esta afirmación.
Como seguidor del béisbol de toda la vida, estoy familiarizado con el término curva. Es una pelota que el pitcher (lanzador) lanza de una manera tal que cambia de dirección, engañando a su oponente. En el críquet, la estrategia es similar pero la palabra es muy diferente. El lanzador trata de vencer al bateador «dándole a la pelota» (lanzando una curva).
Aunque los juegos y las culturas difieren, el concepto de la curva ilustra una realidad que nos es familiar en cualquier idioma. La vida está llena de momentos en los que insospechadamente alguien le «da a nuestra pelota», y nos encontramos abrumados. En esos momentos de temor y confusión, es consolador saber que tenemos a un Dios que es suficiente para cualquier desafío.
Las pruebas son algo que hemos de esperar (1 Pedro 4:12). Sin embargo, es probable que las circunstancias que enfrentemos nos causen conmoción. ¡Pero Dios jamás se sorprende! Él permite nuestras pruebas y puede capacitarnos para responder a ellas de una manera que Le honre a Él.
Cuando sufrimos, debemos «encomendar nuestras almas al fiel Creador, y hacer el bien», escribió Pedro (v. 19). Con la fortaleza de Dios, podemos enfrentar las curvas más problemáticas de la vida.
Nada sorprende a Dios.