domingo, 14 de septiembre de 2008

EL AGUILA, EL CUERVO Y EL CORDERO

Lanzándose desde una cima, un águila arrebató a un corderito.La vio un cuervo y tratando de imitar al águila, se lanzó sobre un carnero, pero con tan mal conocimiento en el arte que sus garras se enredaron en la lana, y batiendo al máximo sus alas no logró soltarse.Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llevó a sus niños.Le preguntaron sus hijos acerca de que clase de ave era aquella, y les dijo: “Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila”.Moraleja: Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no en lo que no te corresponde.¿Cuántos de nosotros pudiésemos estar desperdiciando nuestros esfuerzos y aún nuestra vida misma queriendo ser lo que no somos?Tal vez nos hallamos empecinados en agradar a algún ser querido o hacer méritos en la empresa en la que trabajamos… sin embargo, la mejor contribución que podemos hacer a nuestra comunidad es precisamente “encajar” de la manera en que Dios nos hizo para hacerlo.No pretendamos “meter” como infantes inexpertos una figura cuadrada en un molde de estrella. Seamos fieles a nosotros mismos y veremos cómo el Señor nos puede llevar a hacer aportes significativos y duraderos a quienes nos rodean. Adelante y que el Señor les bendiga.
Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe. Romanos 12:6.
Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. 1 Corintios 12:4-6.

TESTIGO OCULAR

Lectura: 1 Juan 1:1-7
Lo que hemos visto y oído, os proclamamos. . . . --1 Juan 1:3.
"No creo que le interese entrevistarme para su programa de televisión --me dijo el hombre--. Necesita a alguien que sea joven y fotogénico, y yo no soy ninguna de las dos cosas." Yo contesté que de verdad lo queríamos a él porque había conocido a C. S. Lewis, el célebre escritor y tema de nuestro documental. "Señor --le dije-- cuando se trata de contar la historia de una persona, no hay nada como un testigo ocular."
Los cristianos a menudo nos referimos al hecho de compartir nuestra fe como "testificar" o "dar testimonio". Es un concepto preciso tomado directamente de la Biblia. Juan, compañero y discípulo de Jesús, escribió:
". . . nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre y se nos manifestó; lo que hemos visto y oído, os proclamamos. . ." (1 Juan 1:2-3).
Si conoces a Cristo como Salvador y has experimentado su amor, gracia y perdón, puedes hablarle de Él a otra persona. No se necesita juventud, belleza ni adiestramiento teológico. La realidad y el entusiasmo son más valiosos que un curso sobre cómo compartir tu fe.
Cuando se trata de contar a alguien la maravillosa historia de cómo Jesucristo puede transformar la vida de una persona, no hay nada como un testigo como tú.
JESÚS NO NECESITA ABOGADOS, SINO TESTIGOS.