Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús” Hechos 4:13.
La mejor biografía de Cristo es Su biografía viva, hoy por lo tanto anhelo que mi vida pueda ser una semejanza llamativa de Jesucristo. Si nosotros somos lo qué nosotros profesamos ser, nosotros deberemos ser, los cuadros de Cristo; cuando la gente del tiempo primitivo veían a los apóstoles los reconocían que habían estado con Jesús, y la gente exclamaba: “Él ha estado con Jesús; Jesús le ha enseñado. él es como Jesús; él tiene la misma idea del santo hombre de Nazaret, y él trabaja como si él fuera su vida y cada día lo demuestra con acciones.
Un Cristiano deber ser como Cristo en su audacia. Nunca ruborizarce por poseer su fe; su profesión de fe nunca me deshonrará. Hoy tendré cuidado de nunca deshonrarlo. Ser como Jesús, es ser valiente ante el mundo y vivir para Dios. Imitarlo en su amado espíritu; pensar bondadosamente, hablar tiernamente, y actuar sabiamente. Que los hombres puedan decir de hoy, “El ha estado con Jesús.” Por eso, en este día quiero imitar a Jesús en Su santidad.
¿Era Él celoso de las cosas de Dios? Hoy quiero ser como él, celoso de las cosas del Padre. No derrocho él su tiempo. Quiero ser como él y apreciar el tiempo. ¿Se negó él a si mismo? y nunca buscó su propio interés? Quiero ser como él, aprender a negarme a mi mismo. ¿Era Él devoto? ¿Ferviente en la oración? Quiero hoy, ser como él. ¿Tuvo El amor a Su Padre? Quiero amar al Padre como él. ¿Era Él paciente? entonces quiero tener la paciencia de él. Y lo mejor de todo, como el retrato viviente del altísimo Jesús, intento perdonar mis enemigos, como Él lo hizo; y dejar salir esas palabras sublimes del Señor: “ Padre, perdónalos; porque ellos no saben lo que hacen”.
Señor. Gracias por darme hoy la oportunidad de servirte y caminar por la vida siguiendo tus pisadas. No quiero vivir para mi mismo, sino para tí. Amén.
martes, 12 de agosto de 2008
DEJALO A MI CARGO
Una mujer de nombre Mary Ellen, experimentó en cierta ocasión una gran carga. Se sentía turbada que no podía dormir ni comer, arriesgaba su salud física y emocional, estaba a punto de una crisis nerviosa. Sin embargo, pudo reconocer que ella nada podía hacer para cambiar sus circunstancias.
Entonces leyó en una revista la historia de otra mujer llamada Connie, quien también había experimentado grandes dificultades en su vida. En el relato, una amiga le preguntó a Connie, cómo pudo soportar la carga de dichos problemas. Connie respondió: “Llevo mis contrariedades al Señor”.
Su amiga le respondió: “Por supuesto, es lo que debemos hacer”.
Entonces Connie continuó diciendo: “Pero no tan solo debemos llevarlas ante Él. Debemos dejar nuestros problemas con el Señor”.
No solo debemos dejar nuestros problemas con el Señor; no debemos quedarnos con ninguno.
Se cuenta una divertida historia sobre un anciano que juró que nunca viajaría en avión. Sin embargo, cierto día se presentó una emergencia y le fue necesario llegar con urgencia a una ciudad lejana. La vía más rápida de lograrlo era por aire, por supuesto, así que compró el boleto y se embarcó en su primer viaje de avión.
Conociendo su renuencia a viajar, cuando sus parientes lo recibieron en el aeropuerto le preguntaron cómo había estado el vuelo, a lo que el anciano respondió: “Supongo que bien, pero les diré una cosa, en ningún momento deposité todo mi peso sobre el asiento”.
¡El Señor desea que eches todas tus cargas sobre Él y que allí las dejes! Él anhela que también le entregues el peso completo de tus problemas. Entonces, podrás continuar tu vida con la plena confianza, de que Él, cuidará de aquellas cosas que le has encargado.
Salmos 55:22Echa sobre el Señor tu carga y Él te sustentará.
Entonces leyó en una revista la historia de otra mujer llamada Connie, quien también había experimentado grandes dificultades en su vida. En el relato, una amiga le preguntó a Connie, cómo pudo soportar la carga de dichos problemas. Connie respondió: “Llevo mis contrariedades al Señor”.
Su amiga le respondió: “Por supuesto, es lo que debemos hacer”.
Entonces Connie continuó diciendo: “Pero no tan solo debemos llevarlas ante Él. Debemos dejar nuestros problemas con el Señor”.
No solo debemos dejar nuestros problemas con el Señor; no debemos quedarnos con ninguno.
Se cuenta una divertida historia sobre un anciano que juró que nunca viajaría en avión. Sin embargo, cierto día se presentó una emergencia y le fue necesario llegar con urgencia a una ciudad lejana. La vía más rápida de lograrlo era por aire, por supuesto, así que compró el boleto y se embarcó en su primer viaje de avión.
Conociendo su renuencia a viajar, cuando sus parientes lo recibieron en el aeropuerto le preguntaron cómo había estado el vuelo, a lo que el anciano respondió: “Supongo que bien, pero les diré una cosa, en ningún momento deposité todo mi peso sobre el asiento”.
¡El Señor desea que eches todas tus cargas sobre Él y que allí las dejes! Él anhela que también le entregues el peso completo de tus problemas. Entonces, podrás continuar tu vida con la plena confianza, de que Él, cuidará de aquellas cosas que le has encargado.
Salmos 55:22Echa sobre el Señor tu carga y Él te sustentará.
LOS PIES DE JUDAS
Lectura: Juan 13:1-20
Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. --Juan 13:15.
Cuando leemos la historia de Jesús lavando los pies de los discípulos, puede que pensemos que entendemos por qué hizo eso por ellos. Por ejemplo, Juan era un amigo cercano. Luego estaban Pedro y Andrés, quienes habían sido fieles seguidores del Maestro.
Cada uno de los discípulos debe haber tenido algo por lo que se hacía querer por Jesús. Pero, ¿por qué lavó Él los pies de Judas? Jesús sabía que se estaba rebajando a servir a aquel que pronto se rebajaría para realizar el peor acto de traición de la historia.
Jesús estaba llevando a cabo la más humilde de las tareas para una persona que trató al Creador del universo como si no valiera más de 30 piezas de plata. Plenamente consciente, Aquel cuyo nombre se asocia con dar vida se ensució las manos para servir al hombre cuyo nombre significaría traición y muerte para el resto de los tiempos.
¿No nos dice algo especial el ejemplo de Jesús acerca del servicio? ¿Acaso no nos recuerda que no somos llamados a servir a los que son como nosotros, o ni siquiera a los que nos quieren? Somos llamados a servir a todo el mundo, los amables y los que no son tan amables, los amistosos y los que no lo son tanto.
¿Cuándo fue la última vez que "lavaste los pies" de alguien como Judas?
ES DIFÍCIL PARARSE EN UN PEDESTAL Y LAVAR LOS PIES DE LOS QUE SE ENCUENTRAN ABAJO.
Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. --Juan 13:15.
Cuando leemos la historia de Jesús lavando los pies de los discípulos, puede que pensemos que entendemos por qué hizo eso por ellos. Por ejemplo, Juan era un amigo cercano. Luego estaban Pedro y Andrés, quienes habían sido fieles seguidores del Maestro.
Cada uno de los discípulos debe haber tenido algo por lo que se hacía querer por Jesús. Pero, ¿por qué lavó Él los pies de Judas? Jesús sabía que se estaba rebajando a servir a aquel que pronto se rebajaría para realizar el peor acto de traición de la historia.
Jesús estaba llevando a cabo la más humilde de las tareas para una persona que trató al Creador del universo como si no valiera más de 30 piezas de plata. Plenamente consciente, Aquel cuyo nombre se asocia con dar vida se ensució las manos para servir al hombre cuyo nombre significaría traición y muerte para el resto de los tiempos.
¿No nos dice algo especial el ejemplo de Jesús acerca del servicio? ¿Acaso no nos recuerda que no somos llamados a servir a los que son como nosotros, o ni siquiera a los que nos quieren? Somos llamados a servir a todo el mundo, los amables y los que no son tan amables, los amistosos y los que no lo son tanto.
¿Cuándo fue la última vez que "lavaste los pies" de alguien como Judas?
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