viernes, 2 de enero de 2009

HOY..ESPERARE EN EL TODO EL TIEMPO


“ Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón: Dios es nuestro amparo. Salmo 62:8
La fe es la regla de vital para la vida espiritual; hoy debo tener fe en Dios para mis asuntos terrestres así como también para mis asuntos celestiales. Es esencial para mí aprender a confiar en Dios para el abastecimiento de todas mis necesidades diarias. Yo no estoy en esta tierra para ser ocioso, sino para demostrar en los diarios desafíos de la vida cuanto confío en Dios.
Satanás es el padre de la ociosidad, pero Dios es el Padre del trabajo y del trabajo confiado. No Estoy en esta tierra para ser imprudente , sino para demostrar mi confianza y mi espera en el de una manera responsable. Estoy para confiar simple y enteramente en el Señor en todo momento.
Hoy no dejaré de encomendar mi vida en absoluta confianza en Dios en relación a las cosas temporales y serviré al Señor con honradez, el que confía en las cosas terrenales o simplemente en la gente navegará sin rumbo como una embarcación arrojada por el viento de la inconstancia, pero el que confía en el Señor es como una embarcación impulsada por el vapor, cortando las olas con firmeza, desafiando el viento y marcando la vía directa hacía el asilo esperado. Hoy quiero esperar en el Señor siendo así una persona de principios internos que nunca inclina su paso según la sabiduría mundana.
Si hoy decido esperar en el Señor y derramar delante de él mi corazón, la caminata se hará segura y firme e invenciblemente fuerte. Si hoy entrego todos mis cuidados al Señor ya no me inquietaré con noticias perversas, mi corazón estará seguro y confiado en el Señor. Confiando en él, cuán ameno es flotar a lo largo del arroyo de la providencia divina! No hay manera más bendecida de vivir que una vida de dependencia en Dios. Qué paz se respira cuando puedo esperar en él de una manera segura y total. Que seguridad puedo tener cuando mi barco lo pongo en su mano.
Señor, gracias por concederme la oportunidad de esperar en ti y descansar en tus manos. Mi vida atribulada no puede encontrar paz, sino solo en la regia presencia de tu amor. El mundo me asecha y la tentación me persigue, los conflictos se acrecientan, pero mi fe en ti aumenta, más y mas. Tú eres el único en quien mi alma puede esperar. Lo terrenal se acaba pero lo eterno que viene de tu mano permanece.- Quiero mantener mi perspectiva en ti y mi mano tomar tu mano y marchar en la seguridad de saber que mi vida ha sido comprado por tu amor.
Hoy, quiero caminar con la vista puesta en tus promesas y mis pensamientos clarificados por la luz de tu palabra. Grande eres oh, Dios y digno de ser alabado. La vida tiene sentido cuando la pongo en tu altar y el futuro se aclara cuando tu palabra me enseña. Amén.

UNA PUERTA ABIERTA A TU META

Edwin C. Barnes tenía un deseo ardiente de convertirse en un asociado de negocios con el gran inventor Thomas a. Edison. No quería trabajar para Edison, quería trabajar con él.
Como un paso hacia convertir su sueño en realidad, Barnes solicitó trabajo en el laboratorio de Edison en Nueva Jersey. Lo contrataron como empleado de oficina y le pagaban el sueldo mínimo, lo que era algo muy lejos de una sociedad.
Los meses pasaron sin ningún cambio en su condición ni en su relación con Edison. La mayoría de la gente se habría rendido, sintiendo que su trabajo no la llevaba a ningún lado. Barnes, sin embargo, permaneció firme. Llegó a darse cuenta por completo del ambiente en la oficina y del trabajo de cada persona, y buscó maneras de lograr que el trabajo de cada uno fuera más placentero y eficiente. Sobre todo, permaneció dispuesto y optimista. Vio todo lo que hacía como preparación para el día cuando llegara a ser socio de Edison en una nueva empresa.
Llegó el día en que Edison le presentó a su personal de ventas su invención del dictáfono Edison. No creían que se vendería. Sin embargo, ¡Barnes vio esta máquina de apariencia extraña como su oportunidad! Se dirigió a Edison, anunciándole que le gustaría vender el dictáfono. Puesto que nadie más demostró entusiasmo alguno por él, Edison le dio la oportunidad al joven. Le concedió un contrato exclusivo para distribuir y promover la máquina de oficina por los Estados Unidos. Edwin Barnes tuvo éxito en alcanzar su meta de trabajar con el gran inventor, y al mismo tiempo lograr su meta de tener éxito en los negocios.
¿Tienes una meta en mente o en tu corazón hoy?
Puedes estar seguro de que la alcanzarás mientras sirves a otros y los ayudas a alcanzar sus propias metas. La ayuda que le ofreces a un miembro de la familia, a un vecino, a un compañero de trabajo o a tu jefe hoy regresará a ti en éxitos mañana.
Tal vez la oportunidad te llegue hoy disfrazada de mala suerte, derrota, rechazo o fracaso. Mira más allá de los problemas para considerar las posibilidades. En fe, ayuda a una persona a superar sus dificultades y te sorprenderás por las cosas buenas que Dios envía a tu camino.

Gálatas 6:10Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos.

SIN EMBARGO ME MUEVO

Pablo Neruda

De cuando en cuando soy feliz!,
opiné delante de un sabio
que me examinó sin pasión
y me demostró mis errores.

Tal vez no había salvación
para mis dientes averiados,
uno por uno se extraviaron
los pelos de mi cabellera:
mejor era no discutir
sobre mi tráquea cavernosa:
en cuanto al cauce coronario
estaba lleno de advertencias
como el hígado tenebroso
que no me servia de escudo
o este riñón conspirativo.
Y con mi próstata melancólica
y los caprichos de mi uretra
me conducían sin apuro
a un analítico final.

Mirando frente a frente al sabio
sin decidirme a sucumbir
le mostré que podía ver,
palpar, oír y padecer
en otra ocasión favorable.
Y que me dejara el placer
de ser amado y de querer:
me buscaría algún amor
por un mes o por una semana
o por un penúltimo día.

El hombre sabio y desdeñoso
me miró con la indiferencia
de los camellos por la luna
y decidió orgullosamente
olvidarse de mi organismo.

Desde entonces no estoy seguro
de si yo debo obedecer
a su decreto de morirme
o si debo sentirme bien
como mi cuerpo me aconseja.

Y en esta duda yo no sé
si dedicarme a meditar
o alimentarme de claveles.