domingo, 8 de febrero de 2009

HOY..EN NADA SERE AVERGONZADO

“Mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” Filipenses 1:20.
Hoy por la mañana estuve meditando en este pasaje y dije dentro de mi, el anhelo de Pablo es también el mío, porque hoy no quiero ser avergonzado en nada. Se que la vida trae para mi oportunidades que parecen buenas, agradables, prosperas y hasta fáciles pero que a la postre pueden avergonzarme y hoy no quiero tomar ese camino.
Se que me sentiré hoy avergonzado si no cedo al Señor toda mi vida, si reservo para mi una partecita de mi vida o una parte de mi corazón entonces llegará el momento cuando me sentiré avergonzado. Hoy mi propósito final es que todo mi ser sea para su mayor exaltación y lo mejor de mi para su gloria.
Cómo puedo yo alcanzar en este día el nivel de entrega total al Señor? Tengo que esperar que algo sobrenatural suceda?. Necesito hacer largas oraciones o promesas cotidianas? Acaso es un asunto de ser hoy más religioso que el resto del año o quizá de mi vida? No, esto sólo lo alcanzaré cuando yo entienda que esto es una asunto de voluntad, no es un asunto de religiosidad, pensamiento nuevo y penitencias.
Necesito entregar mi voluntad al Señor y emprender el camino firme de entrega a él, recordando que él primero se entregó por mi y ahora él espera que yo me entregue a él. Es una entrega total, absoluta e irrevocable de mi voluntad. Cuando yo entrego mi voluntad a él ya no queda nada para mi y todo le pertenece a él.
Se que mis peores enemigos en esto de entregar mi voluntad es mi egoísmo, mi autocomplacencia y mi terquedad. Se que muchas veces he discutido con el Señor cuando él me pide una entrega completa y en mis discusiones con él me visto de religiosidad, de buena voluntad y de comprensión por otros en mi necedad de entregarle mi voluntad. Este día ya no voy a luchar más, en este día voy a tomar la determinación de entregarle mi voluntad y así toda mi vida le pertenecerá y vivirá para él y entonces podré decir como el apóstol Pablo, en Nada seré avergonzado.

Señor, Gracias por darme esta hermosa oportunidad de caminar en tu voluntad y en tu presencia. Gracias por que solo tu eres bueno. Gracias por darme la oportunidad en este día de entregarte mi voluntad y ser tuyo en el 100 % de vida y así en nada seré avergonzado. Amén.

ADQUIERE PRUDENCIA

¡A veces nos parece que la vida se vive al revés! Siendo jóvenes y con una perspectiva limitada, tenemos que tomar aquellas inmensas decisiones que moldearán el resto de nuestros años. Pero podemos y seremos sabios, si aprendemos de quienes han adquirido entendimiento de las experiencias de la vida.
En un estudio psicológico, a cincuenta personas mayores de noventa y cinco años de edad se les preguntó lo siguiente: ¿De poder vivir la vida otra vez, qué haría diferente? De tal interrogación salieron a relucir tres respuestas generales:
Si tuviese que hacerlo otra vez…
Reflexionaría más.
Arriesgaría más.
Haría más cosas que perduren después de mi muerte.
Una mujer muy anciana escribió sobre cómo viviría su vida de poder hacerlo otra vez:
Cometería más errores la próxima vez, me relajaría, sería más flexible, más tonta de lo que he sido durante este viaje, tomaría menos cosas con seriedad. Sería más arriesgada, escalaría más montañas y nadaría más cantidad de ríos, comería más helados y menos frijoles y quizá tendría más problemas en la actualidad, pero menos de ellos serían imaginarios.
Como puedes ver, soy una de esas personas que ha vivido con sensatez y prudencia hora tras hora y día tras día. Sí, he disfrutado mis buenos momentos y si tuviese que hacerlo de nuevo, tendría muchos más. De hecho, no intentaría vivir más que momentos, uno tras otro, en vez de tantos años adelantado.
¡Escucha y aprende! La vida no puede ser solo trabajo y nada de juego. A pesar de todo, deseas que la misma tenga sentido, para Dios, para los seres queridos que te sigan y para ti mismo.
Durante esta noche, reflexiona sobre tu vida. Pídele a Dios que te muestra cuál es el verdadero significado de tu existencia, lo que debes lograr, ¡y cómo disfrutar el proceso!.
Proverbios 2:2Da oído a la sabiduría, inclina tu corazón al entendimiento.

LAS RESPUESTAS

Lectura: 1 Juan 3:1-9
Amados, ahora somos hijos de Dios. —1 Juan 3:2
Se cuenta la historia de que un día, el filósofo Arthur Schopenhauer (1788–1860) estaba paseando por el famoso parque Tiergarten de Berlín, sondeando mentalmente las preguntas de origen y destino que constantemente le habían estado dejando preocupado: ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy?
Un vigilante del parque, que se puso a observar muy de cerca al filósofo mal vestido mientras éste caminaba lentamente con la cabeza gacha, sospechó que Schopenhauer fuera un vagabundo. Así que le salió al paso y le preguntó: «¿Quién es usted? ¿Hacia dónde va?» Con expresión afligida, el filósofo respondió: «No lo sé. Desearía que alguien pudiera decírmelo».
¿Alguna vez te has quedado pensando en esas mismas preguntas? ¿Quién soy? ¿Hacia dónde voy? Qué consuelo es tener las respuestas llenas de autoridad de Dios en la Biblia. ¿Quiénes somos? En 1 Juan 3, el apóstol llama a sus lectores «hijos de Dios» (v. 2). Nos convertimos en Sus hijos al recibir a Jesús como nuestro Salvador del pecado (Juan 1:12). ¿Y hacia dónde vamos? Juan 14:1-6 nos dice que un día Él nos recibirá en un hogar que está preparando en el cielo.
Nuestro Hacedor no sólo es el Autor de la ciencia y la historia, sino que escribe la historia de cada miembro de la familia de Adán —la tuya y la mía. Podemos confiar en Sus respuestas.
Cuando conoces a Jesús, sabes quién eres y hacia dónde vas.