viernes, 17 de abril de 2009

TESTIMONIO PARLANTE

Mi testimonio sincero
será un método excelente,
para decir a la gente
que existe un Dios verdadero.

Y aunque hablar mucho no pueda
porque no me sé expresar,
mi vida, sí puede hablar
de que soy criatura nueva.

Anhelo fiel, que la gente
pueda así decir de mí:
«Mira quién va por ahí,
un hijo del Dios Viviente.»

Si a Dios queremos dar gloria,
vivamos haciendo el bien,
sin hacer caso al demonio;
que habla más un testimonio
que un libro grande de historia.

Daniel Nuño

¡TIEMPO DE AGRADECER!

No tengo dinero para prestarte! Fue la declaración de una joven mujer ante el quiebre del negocio de su madre… Con tres vehículos y una hermosa casa propia, campo, bienes… y después de haber sido alimentada, cuidada y educada por sus progenitores su osada respuesta fue: NO TENGO!
Fingió pasar un mal tiempo económico, habiendo heredado todo de sus padres!, La madre, siempre comprensiva dijo: mi pobre hija no tiene, no me puede ayudar…

Una de las palabras favoritas de mi escaso vocablo es: GRACIAS!. Palabra que suelo escuchar o leer muy poco.
Es que “gracias se dice con la boca pero también con los hechos”. No se si exista algo mas encantador y esperanzador que encontrarnos con una persona agradecida.

Pero no debemos esperar que el milagro del agradecimiento suceda… pues el ser humano ni siquiera agradece a su creador.

Creo que la falta de agradecimiento se produce al mirar el fruto de nuestro trabajo y convencernos de que “hemos logrado mucho”. Pasamos a ser nuestros propios dioses!

La Biblia dice en Salmo 103:2, “Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios”.

Aquí el Salmista se da una orden a sí mismo y dice: BENDICE ALMA MIA A JEHOVA!…Es decir, glorifica al Señor, reconócelo en todos tus caminos.

Luego continúa diciendo: NO OLVIDES NINGUNO DE SUS BENEFICIOS…

Abrir los ojos en la mañana… y ver la luz del día!
Comunicarte con el prójimo casi sin pensarlo siquiera…
El pan en tu mesa…
La satisfacción de amar y ser amado.
Aquellos abrazos de los llamados “amigos”.
Esos tesoros, herencia de Jehová….
Las flores que alegran nuestros paisajes y aquellos animalitos preciosos que creó para hacernos reír…
Podría continuar toda la vida intentando “no olvidar ninguno de sus beneficios”.
Te invito a hacer una lista de los beneficios de Dios para contigo, tomar un tiempo, leerlos atentamente y decirle a tu alma que AGRADEZCA a Dios.

Si logramos ser agradecidos con Dios que nos ha dado Todo… tal vez podamos aprender a ser agradecidos con aquellas personas que nos han hecho bien.

Tal vez, esperes morir para estar frente a tu creador y decirle gracias!, y de que servirá?

Tal vez esperes ver la muerte de un ser querido, un amigo, tu pastor o tus padres para llevar un ramito en tus manos.

No llegues tarde con tus flores… Es probable que la hija de la que les hablé al principio de esta reflexión, llegue en poco tiempo más a la tumba de su madre, con los ojos enrojecidos por el llanto y con un ramo de flores de alto valor…. De que servirá?

Romanos 1:21, “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido”.

No seamos de corazón necio… tomemos tiempo para agradecer a Dios y a aquellos que de alguna manera nos han hecho bien.

Janette de Contreras
Pastora-Consejera Cristiana

unvasomasfragil@hotmail.com

¿QUE TE MUEVE?


“Al hombre le parece bueno todo lo que hace, pero el Señor es quien juzga las intenciones.” Proverbios 16:2

Paula tiene 22 años, es nueva en la congregación. Siempre le han dicho que tiene buena voz, le gusta cantar las canciones de moda. Cantar en el coro de la iglesia nunca le atrajo. Esta vez está decidida, las otras chicas que cantan en el coro son muy bien vistas por los otros jóvenes de la iglesia. “Entraré en el coro, se dice a sí misma, ¿qué puedo perder? De este modo podré hacer más rápido nuevos amigos.”

Juan es un padre de familia. En la iglesia todos lo conocen como un hombre recto y capaz, cabeza de hogar que ha sabido llevar con éxito su matrimonio y ser padre responsable de tres intachables niños. La iglesia ha llamado a ofrendar para ayudar a una hermana enferma. Juan está disp uesto a colaborar, pero se siente inseguro en cuanto a la suma. “Cincuenta me parece poco, ¿qué van a pensar los hermanos de mí?! Tienen que ser por lo menos cien o ciento cincuenta, alguien como yo no puede dar menos.”

María es una mujer mayor y sola. Siempre ha tenido un corazón dispuesto a ayudar, al menos siempre ha tenido la necesidad de acercarse a personas en dificultad. Una de las líderes de la iglesia tiene problemas con la crianza de sus hijos adolescentes. María está dispuesta a ofrecer su ayuda: “Estela sabrá apreciarme aún más si puedo serle útil con este problema.”

¿Qué nos motiva, qué nos mueve? ¿Qué intenciones guarda nuestro corazón detrás de nuestras decisiones y acciones. ¿Qué metas están dictando mi presente manera de actuar?

“Sin embargo, el que mi conciencia no me acuse de nada no significa que yo por esto sea inocente. Pues el que me juzga es el Señor.“ 1° Corintios 4:4

¿Qué encontrará el Señor cuando saque a la luz lo que ahora está en oscuridad y dé a conocer las intenciones de nuestro corazón? (I Corintios 4,5)

Muchas veces nos encontramos tratando de auto-convencernos: “Pero si esto que acabo de hacer es bueno.” “Estoy decidido a hacerlo, no hay nada de malo en esto que quiero.” ¿Y qué hay de lo que va por detrás, podríamos hacer las mismas afirmaciones si somos sinceros con nosotros mismos y reconocemos la fuente de lo que nos está motivando?

Seguramente nadie se atrevería a poner en tela de juicio a una joven que quiere servir, o a un hombre generoso en sus ofrendas o una mujer preocupada y dispuesta a ayudar a sus hermanos. Sin embargo, lo que realmente persigue nuestro corazón, aún cuando nosotros mismos no queramos descubrirlo, no le es oculto a Dios. En algunas ocasiones lo que determina si algo es bueno en esencia o no, no es el hecho en sí mismo, sino la intención que va por detrás, al menos esto es lo que el Señor juzgará. (Proverbios 16,2)

A veces estamos tan concentrados persiguiendo nuestras metas personales que nos olvidamos de las de Dios y peor aún utilizamos sus cosas y las cosas que Él mismo nos ha confiado para cubrir nuestras propias necesidades personales insatisfechas.

Mucho más correcto es preguntarnos y preguntarle a Dios, ¿es esto conforme a tu voluntad y los planes que tienes para mi vida? ¿Cómo contribuye esto, Señor, a tus planes celestiales? ¿Refleja esto que pienso o esto que deseo hacer, el amor que ante todas las cosas debo tener por ti y por mi prójimo?

Analizar si nuestras intenciones son conformes a Dios no es tarea sencilla, requiere despojarnos de nuestras máscaras y estar dispuestos a reconocer nuestra naturaleza egoísta. Reconocer que tal vez con la razón hemos pretendido destronar el “YO”, pero en nuestro corazón, en nuestro inconsciente y con nuestro comportamiento seguimos reinando nosotros mismos. Hasta que no entendamos que Jesús n os basta para todas las cosas, que en Él todas nuestras necesidades (no sólo las físicas) están cubiertas y estemos dispuestos a vivir conforme a ello, seguiremos forcejeando con Dios por la corona de nuestras vidas.

Cuando miramos el rostro desfigurado de Jesús en la cruz y dimensionamos un poquito de su amor por los hombres, todos nuestros pretextos se vuelven vacíos, inapropiados y vergonzosos.

Ser agradables a Dios no es nada sencillo, y no se logra con esfuerzo humano. Ser dignos de Él sólo es posible por la obra de Cristo. Dios lo sabe y no nos ha dejado solos en esto:
“El Señor dirige los pasos del hombre
y lo pone en el camino que a él le agrada;
aun cuando caiga, no quedará caído,
porque el Señor lo tiene de la mano.”
Salmo 37:23-24

No dejemos de buscar el camino eterno, dejemos que el amor de Cristo llene nuestros corazones y nuestros pensamientos, que nada nos motive más que agradarle sólo a Él, dejemos que él cubra todas nuestras necesidades y así podamos alcanzar la plenitud que sólo es posible en Cristo.

“Oh Dios, examíname, reconoce mi corazón;
pon me a prueba, reconoce mis pensamientos;
Mira si voy por el camino del mal,
y guíame por el camino eterno.”
Salmo 139:23-24

Enviado por: Erica E.

HOY..DISFRUTARE DE LA PAZ GENUINA

“Mi paz os dejo…mi paz os doy, no como el mundo la da, yo os la doy” Juan 14:27
Dos pintores ilustraron en sus cuadros el concepto de paz y descanso. El primero eligió una escena hermosa con un lago solitario a lo lejos, rodeado de hermosas e imponentes montañas.
El sol resplandecía hermosamente reflejando su imponente aspecto en el lago y cerca del lago en un árbol, hermosos pajaros de diversos colores parecían felices entonando sus melodiosas canciones.
El segundo pintó una estruendosa cascada, imponente y ruidosa que levantaba una nube de agua al caer y a la mitad de la cascada cerca de ella, pintó una pequeño arbusto, cuyas ramas se doblaban por encima de la espuma de la cascada y en esa rama se encontraba un petirrojo descansando en su nido. Los dos cuadros erab bellos pero el segundo describia mejor lo que es la verdadera y genuina paz.
Genuina y verdadera paz no es ausencia de turbación ni de ruido ni de amenazas. Paz es descanso en medio de la turbación. La vida cristiana es mejor descrita con el segundo cuadro.
Hay paz cuando la tempestad ruge y el tumulto amenaza, hay paz cuando las olas parecen quebrar todo, pero la vida interior jamás es perturbada por las tempestades de afuera. Este petirrojo descansaba seguro en su nido como si supiera que esa cascada no iba jamás a salirse de sus limites.
Los hijos de Dios descansamos en Jesús , porque si estamos seguros que las turbaciones y los tumultos al igual que la cascada tienen un límite y no traspasan ese límite marcado por el Señor.
El Señor Jesús siempre vivió y experimentó la genuina y verdadera paz, por eso antes de él partir a los cielos y cuando la tempestad rugía y aún se escuchaban las voces de los que habían gritado, Crucificale..Crucificale, entonces les proclamó el más grande legado de paz: “Mi os doy a vosotros y les doy la paz que el mundo no da, por tanto no temáis, ni estes asustados”.
Hoy necesito esa paz y ya la tengo por lo tanto decido vivir en esa paz genuina y verdadera. La genuina y verdadera paz no es un sentimiento santificado que viene de la iglesia, es el descando profundo que viene del corazón de Dios.

Señor, Gracias por darme la paz profunda que nace del espíritu y que satisface el vacio del corazón en medio de las más negras turbaciones y los más ruidosos tumultos. Hoy llego ante ti con la seguridad de poder viir en esa paz genuina y verdadera. Hoy, quiero ser un portador de tu paz para hacer ligera la carga a aquel que se siente turbado. Amén

INTENTALO

Franklin D. Roosevelt acostumbraba a decir: “Es normal elegir un método y probarlo. Si es un fracaso, admítalo con franqueza. Pero, por sobre todas las cosas pruebe hacer algo”.
En el libro Alas de Águila, Ted W. Engstrom da este consejo acerca de la importancia de intentarlo “Si comienza hoy, puede empezar a disfrutar el uso y el desarrollo de sus dones. Para un comienzo, usted deseará arriesgar algo pequeño, como un dedo del pie en lugar del cuello”.
“Por ejemplo, si siempre ha deseado escribir, escriba algo, un artículo corto, un poema, un relato de sus vacaciones. Escríbalo como si fuese a ser publicado y luego preséntelo en alguna parte. Si es fotógrafo, reúna sus mejores fotografías y preséntelas en algún concurso. Si cree ser un buen tenista o golfista, participe en algunos torneos y vea los resultados. Quizá no gane los primeros premios, pero piense cuánto aprenderá y experimentará simplemente por intentarlo”.
El primer paso en intentarlo podrá ser un curso que tome en un colegio local… lecciones privadas.. o conduciendo sus propios sencillos experimentos. El intento se perfecciona con la práctica. Manténgase fiel a lo que quisiera hacer.
El peor de los fracasos es… ¡no intentarlo!
La derrota no es la peor de las tragedias. La verdadera tragedia es no haberlo intentado.
Josué 1:9¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.

REGALOS IMPERFECTOS

Lectura: Santiago 1:2-18.
"Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación" Santiago 1:17
Cuando era niña, me preguntaba por qué tenía que agradecerle a Dios por una comida que no quería comer. En mi mente inmadura, la gratitud sería la respuesta adecuada si se tratase de la comida que yo quería -como una hamburguesa con papas fritas, no espárragos. Así que, ¿por qué tenía que estar agradecida por algo que no quería?.En la esfera humana, mi pensamiento era lógico. No todo lo que la gente nos da es para nuestro bien. Y por supuesto, no todo lo que queremos es bueno.Pero la situación con Dios es diferente. Tal y como Cristo nos lo recordó, los padres amorosos no les dan a sus hijos una piedra en vez de pan, o una serpiente en vez de un pescado. Y Dios es muchísimo más amoroso que nuestros padres terrenales (Mateo 7:9-11).Esto no significa que los hijos de Dios puedan esperar una vida libre de dolor y de tensiones. Santiago no sólo nos dice que toda buena dádiva viene de nuestro Padre celestial (1:17), sino que hemos de "tener por sumo gozo" cuando "[nos hallemos] en diversas pruebas". La prueba de nuestra "fe produce paciencia", y la obra de la paciencia nos hace "perfectos y cabales, sin que nos falte cosa alguna" (vv. 2-4).Aun cuando recibamos algo que no parece bueno, podemos estar agradecidos porque sabemos que hay más de lo que podemos ver. Lo que parece ser un regalo imperfecto puede ser el medio por el cual Dios nos perfecciona.
Puede que una prueba sea el buen regalo de Dios disfrazado.

DIAMANTES DE CONTRABANDO

Era un puñado de diamantes, pero diamantes en bruto, gruesos como garbanzos. Juntos pesaban casi medio kilo, y en las manos del contrabandista fulguraban con todo esplendor. Pero cuando Bert Stevensen trató de hacerlos pasar por el aeropuerto de Oslo, Noruega, lo descubrieron.

¿Qué hizo entonces? Se tragó el medio kilo de diamantes. Al fin de cuentas, pensó él, «los diamantes duran para siempre».

No habían pasado diez minutos cuando sintió atroces dolores de estómago. Llevado al hospital, murió a la media hora, de grave hemorragia estomacal.

Una poetisa inglesa, Anita Loos, escribió: «Un beso cálido, dado en la mejilla, es bello. Pero un brazalete de diamantes, puesto en el brazo, es eterno.» La frase «los diamantes duran para siempre» se ha hecho muy conocida. La emplean los negociantes de las preciosas gemas en su propaganda comercial.

Eso fue lo que pensó Bert Stevensen el contrabandista al tragarse los diamantes, soñando con la ganancia que obtendría. Pero no contó con que si los diamantes son capaces de cortar hasta el acero más templado, ¡cuanto más las fláccidas paredes del estómago! De ahí la hemorragia masiva que lo mató.

No debemos tragar nada que no sea comida digerible o medicina beneficiosa. Si tragamos cualquier cosa ponzoñosa, ya sea limaduras de hierro, vidrio molido o, como en este caso, diamantes en bruto, sufriremos consecuencias mortales.

Sin embargo, debieran interesarnos otros diamantes, otras cosas ásperas, que si las tragamos, también han de matarnos. Si nos tragamos una pena, un rencor, una amargura, sufriremos la ruina de nuestra alma. Si ignoramos una ofensa, una herida, un agravio causado a otro, sufriremos la pérdida de la tranquilidad.

El salmista David sabía lo que es callar y lo que es confesar. «Mientras guardé silencio —dijo él—, mis huesos se fueron consumiendo por mi gemir de todo el día…. Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad» (Salmo 32:3-5).

Los pecados no confesados son como piedras, como clavos, como diamantes ásperos en el estómago. Afectan en forma mortal el alma, destruyendo psicológica y espiritualmente nuestro ser.

Reconozcamos las infracciones que nos mantienen alejados de Dios. Si hemos pecado, confesemos sinceramente nuestra maldad y pidámosle perdón a Dios nuestro Salvador. Sólo en Él encontraremos el reposo, la armonía y la paz que tanto necesitamos. No continuemos tragándonos diamantes de contrabando.

Hermano Pablo.