miércoles, 11 de marzo de 2009

HOY..NO QUIERO TENER UNA OPINION MAS ALTA DE MI MISMO

“Unánimes entre vosotros, no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión”. Romanos 1:16
Cada hombre naturalmente desea conocimiento; ¿ o qué bueno hay si no se teme a Dios?. Un hombre campesino humilde que sirve a Dios y lo ama será mejor que el intelectual orgulloso que descuida su alma y se goza en sus propios conocimientos. Quién se vanagloria de si mismo no es realmente feliz, porque el orgullo jamás ha hecho feliz a alguien. Si yo conozco todas las cosas del mundo y no amo a Dios entonces mi vida será vacía.
En el mundo hay muchos doctos e intelectuales pero con un corazón supremamente vacío, porque no se han asociado con los humildes y no se han humillado ante el Señor. Ellos serán intelectuales, pero no sabios.
Las muchas palabras no satisfacen el alma, pero una vida buena mitiga la mente y una conciencia limpia inspira la grande confianza en Dios. Mientras usted más sabe, y más comprende y profundamente puede juzgar será una vida vacía a menos que su vida también sea santa. No te sientas orgulloso porque has aprendido más, más bien siente temor del talento que se te ha dado.
Si usted piensa que sabe muchas cosas y que las comprende muy bien , entérese de inmediato que realmente aún no sabe. Es necesario en la vida admitir la ignorancia. Cuando reflexiono en estas palabras entonces medito y digo, Hoy no tendré una opinión más alta que la debo tener y quiero aprender a ser humilde.
El mejor freno que puede tener mi vida para no enorgullecerme ens entender que siempre en la vida hay alguien mejor que yo. Todos los hombres son débiles, pero hoy debo admitir que ninguno es más débil que yo y por lo tanto, hoy necesito del poder de la fuerza del Señor y esto me humilla ante su presencia. Entonces descubro que lo necesito a él con todo mi corazón y por ello la vida tiene otro sentido. Hoy quiero entender en mi espíritu que sin él realmente nada soy, a pesar de lo que se.
Señor, Gracias porque de ti puedo aprender la genuina y verdadera humildad. Tu eres real y digno de ser exaltado. Hoy se que aún no se nada y lo poco que se, lo se por tu misericordia y amor, por lo tanto me asociare hoy con los humildes y no quiero ser sabio en mi propia opinión. Amén.

AMOR Y ALGO MAS

Cuando le preguntaron a Garrison Keillor, escritor y humorista estadounidense, si creía que, en el fondo, lo único que todos queremos es ser amados, respondió:“No, queremos ser ricos, ser admirados, comer como leones y estar flacos como serpientes. Deseamos que los niños nos pidan autógrafos, y tomar medicinas mágicas que nos relajen y nos vuelvan ingeniosos y sensuales. Pero, como no podemos tener todo eso, nos conformamos con que nos amen”
Que gran verdad. Gastamos nuestra vida detrás de cosas que parecen imposibles de alcanzar todas juntas y a la final tenemos que volvernos para buscar lo que está más cerca de nosotros. Fuimos hechos para amar y ser amados.
El mejor regalo que Dios nos ha dado ha sido su amor expresado corporalmente en su hijo. Decidamos no desesperarnos tras lo que quizá nunca logremos y volvámonos a aquel que está cerca de nosotros, Dios y entonces estaremos más cerca de nuestros semejantes.
Salmo4:3Sépanlo de una vez: Dios me muestra su amor porque le soy fiel; ¡por eso me escucha cuando lo llamo!
Salmo 23:6Estoy completamente seguro de que tu bondad y tu amor me acompañarán mientras yo viva, y de que para siempre viviré donde tú vives
.Salmo 26:3Yo siempre recuerdo tu amor y por eso te soy fiel.

SER O NO SER

Lectura: 2 Corintios 1:3-11
Fuimos abrumados sobremanera…, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida. —2 Corintios 1:8
Cuando yo era pequeño, los niños en el parque citaban en broma la famosa frase de Shakespeare: «Ser o no ser; esa es la cuestión». Pero en realidad no entendíamos lo que significaba. Más tarde supe que el personaje de Shakespeare, Hamlet, quien dice estas líneas, es un príncipe melancólico que se entera de que su tío ha asesinado a su padre y se ha casado con su madre. El horror de esta realidad es tan perturbador que él piensa en el suicidio. Su duda era: «ser» (continuar viviendo) o «no ser» (quitarse la vida).
A veces, el sufrimiento de la vida puede llegar a ser tan abrumador que somos tentados a caer en la desesperación. El apóstol Pablo le dijo a la iglesia en Corinto que la persecución que él había padecido en Asia había sido tan intensa, que «aun perdí la esperanza de conservar la vida» (2 Corintios 1:8). Pero al trasladar su enfoque hacia su Dios, el sustentador de su vida, Pablo adquirió una capacidad de recuperación en vez de abrumarse, y llegó a la conclusión de que «no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios» (v. 9).
Las pruebas pueden hacer parecer que la vida no val la pena. Centrarnos en nosotros mismos puede llevarnos a la desesperación. Pero poner nuestra confianza en Dios nos da una perspectiva completamente diferente. Mientras vivamos en este mundo, podemos tener la certeza de que nuestro Dios Todo-suficiente puede sostenernos. Y como Sus seguidores, siempre tendremos un propósito divino para «ser».
Las pruebas nos hacen pensar; pensar nos hace sabios; la sabiduría hace que la vida sea provechosa.