martes, 9 de marzo de 2010

EL ARCO IRIS

En uno de nuestros viajes a Texarkana, Arkansas, para ver a mi hija y su familia, conducíamos en medio de algunas tormentas. La dirección en la que viajábamos y el ángulo del sol nos daban el juego más hermoso de doble arco iris que jamás haya visto.
Cruzábamos el puente sobre el río Mississippi en Baton Rouge, Louisiana, así que al llegar a su cúspide, podíamos ver el final de ambos arcos iris. Al alejarnos del puente, parecía como que pudiésemos entrar justo en el centro de uno de ellos, pero ambos arcos iris seguían alejándose de nosotros entre más nos acercábamos.
El camino curveó y comenzamos a dirigirnos hacia el final del más cercano. Esperé que el arco iris se moviese de nuevo –¡pero no lo hizo! Al dirigirnos hacia él, las bandas de color comenzaron a cambiar. Las bandas de rojo, verde y azul comenzaron a desvanecerse y adelgazarse hasta que desaparecieron por completo. Al acercarnos al final del arco iris el resto de la banda amarilla se anchó hasta que tuvo varios metros de ancho y el color cambió a un hermoso dorado. Entonces, maravilla de maravillas, ¡atravesamos la banda de color dorado!
No puedo explicar el sentimiento que mamá y yo tuvimos en ese momento excepto para decir que fue un tiempo sagrado. Fuimos humilladas por la gracia de nuestro Dios al darnos tan única experiencia. Nos sentimos transportadas a las mismas puertas del Cielo.
Al pensar nuevamente lo que pasó, pienso que puedo comprender los orígenes de la leyenda de la vasija de oro al final del arco iris. Creo que pudo comenzar cuando otra persona tuvo una experiencia similar a la nuestra y su descripción de la “banda de oro” fue cambiando en el tiempo a una de “una vasija de oro”.
El octavo capítulo de Romanos dice que Dios nos “dará con liberalidad todas las cosas”. Es de Sus depósitos de sorpresas sin límite que se nos dan los regalos menos esperados. Y el 2006 será siempre el Año del Arco Iris para tí.
Lynnda Ell, abuela e ingeniera eléctrica
El arco en el cielo es un recordatorio de la inmensa bondad y misericordia de Dios. Nunca olvides que sus pormesas son vivas y permanentes. La próxima vez que veas un arco iris en el cielo, recuerda, es la señal de que él cumple cada una de sus promesas.
No faltó palabra de todas las buenas promesas que Jehová había hecho a la casa de Israel; todo se cumplió. Josué 21:45
Bendito sea el Señor, que ha dado paz a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había dicho; ninguna palabra de todas sus promesas que expresó por Moisés su siervo, ha faltado.
I Rey 8:56
Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la gloria de Dios. 2 Cor 1:20

¿A QUE NOS ESTAMOS AFERRANDO?

Lectura: 1 Timoteo 6:11-16.
"Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna" 1 Timoteo 6:12
Recientemente, la trilogía clásica de Tolkien, El Señor de los Anillos, cobró vida por medio del cine. En la segunda historia épica, el héroe, Frodo, alcanzó un punto de desesperación y cansado le confió a su amigo: «No puedo hacer esto, Sam». Como buen amigo, Sam le dio un vehemente discurso: «Es como en las grandes historias… estaban llenas de tinieblas y peligros… la gente de esas historias tuvo muchas oportunidades de volverse atrás, pero no; siguieron adelante. Porque se aferraron a algo». Esto instó a Frodo a preguntar: «¿A qué nos estamos aferrando, Sam?»
Es una pregunta significativa, una pregunta que todos debemos hacernos. Al vivir en un mundo caído y quebrantado, no es de extrañar que algunas veces nos sintamos abrumados por los poderes de las tinieblas. Cuando lleguemos al borde de la desesperación, listos para tirar la toalla, haremos bien en seguir el consejo de Pablo a Timoteo: «Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna» (1 Timoteo 6:12).
En las batallas de la vida, aferrémonos al hecho de que, al final, la buena voluntad triunfará sobre el mal, de que un día veremos a nuestro Maestro y Líder cara a cara y reinaremos con Él para siempre. ¡Tú puedes ser parte de esta gran historia, sabiendo que, si has confiado en Jesús para salvación, se te garantiza un final victorioso!
Las pruebas de la tierra son pequeñas comparadas con los triunfos del cielo.