lunes, 2 de junio de 2008

EL EJEMPLO DE UN BOY SCOUT

Esta historia, es un buen ejemplo del hecho que no importa el tamaño o el lugar de la Buena Acción sino el espíritu con que fue hecha.
Era el final del otoño de 1909. Durante el día, la ciudad de Londres había estado sumergida como en una sopa de guisantes, con una niebla espesa que prácticamente había detenido todo el tráfico, todos los negocios de la capital británica.
Un publicista norteamericano, el Sr. Boyce, de la ciudad de Chicago, tenía dificultades para encontrar una dirección en el centro de la ciudad. Se había detenido bajo una de las lámparas de la calle para orientarse mejor, cuando de repente apareció un muchacho entre la niebla.
- ¿Puedo ayudarlo señor? - preguntó el muchacho.
- Ya lo creo que sí - dijo el señor Boyce. - Quisiera que me indicaras cómo llegar a esta dirección…
- Yo lo llevaré ahí señor -, dijo el muchacho, y se encaminó en la dirección deseada por el Sr. Boyce.
Cuando llegaron al lugar, el señor Boyce buscó en sus bolsillos algunas monedas para dárselas de propina, pero antes de que tuviere la oportunidad de ofrecerlas al muchacho éste le dijo:
- No señor, muchas gracias, soy Scout, y un Scout no acepta nada por ayudar a alguien”.
- ¿Un Scout? ¡Y qué es eso? -, preguntó Boyce.
- ¿No ha oído hablar de los Scouts de Baden-Powell? - El señor Boyce no había oído de ello. - Cuéntame de ellos - dijo.
Así es que el muchacho le platicó al norteamericano acerca de él y sus hermanos Scouts.
El Sr. Boyce quedó muy interesado y después de terminar sus negocios, le pidió al muchacho que lo llevara a las oficinas de los Boy Scouts británicos.
Ahí desapareció el muchacho.
En la oficina, el señor Boyce conoció a Baden-Powell, el famoso general inglés que había fundado el Movimiento Scout hacía dos años.
Boyce quedó tan impresionado con lo que Baden-Powell le dijo acerca del Escultismo que decidió llevarlo a su país cuando regresó de Inglaterra.
¿Qué pasó con el muchacho que ayudó a Boyce?
Nadie lo sabe. Nadie volvió a oír de él. Sin embargo nunca se le olvidó. Los Scouts de EE. UU. regalaron al Centro Internacional de Adiestramiento, el Parque de Gilwell, en Inglaterra, una hermosa estatua de un búfalo americano, con una simple inscripción que dice:
“Al Scout desconocido quien en su lealtad al diario cumplimiento de la Buena Acción, hizo posible traer el Movimiento Scout a los Estados Unidos de América”.
Una buena acción a un hombre, se transformó en una Buena Acción a millones de muchachos.
Y tú como cristiano, crées que encuentras un ejemplo valioso en esta historia?

1 Timoteo 4:12 “Ninguno tenga en poco tu juventud; pero sé ejemplo de los fieles en palabra, en conversación, en caridad, en espíritu, en fe, en limpieza”Tito 2:7-8 “Mostrándote en todo por ejemplo de buenas obras; en doctrina haciendo ver integridad, gravedad, Palabra sana, e irreprensible; que el adversario se avergüence, no teniendo mal ninguno que decir de vosotros”

COLABODOR DE DIOS

Lectura: Mateo 6:5-15
. . . vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes que vosotros le pidáis. --Mateo 6:8.
Un hombre transformó un pedazo de tierra que estaba demasiado crecido en un hermoso jardín, y le estaba enseñando a un amigo lo que había logrado. Señalando a una siembra de flores dijo: «¡Mira lo que hice aquí!» Su acompañante lo corrigió: «Querrás decir: "¡Mira lo que Dios y yo hicimos aquí!" El jardinero contestó: «Supongo que tienes razón. Pero tenías que haber visto cómo estaba este pedazo de tierra cuando Él lo atendía solo.»
Nos reímos de la respuesta del hombre, pero la misma expresa una maravillosa verdad espiritual: somos colaboradores de Dios. Esto aplica a todas las áreas de la vida, incluyendo la oración. Contesta una pregunta que viene a la mente de manera natural cuando reflexionamos en las afirmaciones que hace Jesús en Mateo 6. Él dijo que no necesitamos orar una y otra vez con vanas repeticiones igual que los paganos porque nuestro Padre sabe lo que necesitamos antes de que le pidamos (Mateo 6:7-8).
La pregunta, entonces, es: ¿por qué oramos? La respuesta es sencilla y consoladora. Dios ha optado generosamente por darnos el privilegio de ser colaboradores suyos tanto en el área física como espiritual de la vida. A través de la oración trabajamos con Él para derrotar los poderes del mal y para que se realicen sus propósitos de amor en el mundo. Colaboradores de Dios: ¡qué privilegio! ¡Qué incentivo para orar!
LA OBRA DE DIOS LA HACEN LOS QUE ORAN.