Tantas veces me he caído,
Son las mismas que tú me has levantado.
Siete veces caerá el justo y siete veces lo levantarás,
Pero siento en mi corazón que no doy abasto para más.
Estoy parada en el frente de batalla,
A lo largo del horizonte los veo a todos alineados.
Uno por uno, pidiendo mi cuerpo en bandeja de plata
Todos me quieren destruir, no escatiman los medios,
Cada uno de ellos desea verme derrotada
Por eso clamo a ti, imploro ante tu presencia,
Me has permitido llegar hasta aquí.
Tengo que pasar este desierto,
Te ruego no desampares a tu siervo.
Quiero levantarme como las águilas
volar sobre la cabeza de mis enemigos.
Estoy a punto de flaquear, mis rodillas tiemblan,
Mis pies quieren fallar, y mis brazos ya no aguantan.
Mis ojos solo ven la sombra oscura de mis angustiadores,
Y en mi corazón el dolor comienza a reinar sin compasión.
Pero tú que levantas al caído y das fuerzas al afligido,
Tú que llegas en el mejor momento, que llegas a tiempo.
Tú me has levantado, me has revestido de victoria,
Me has protegido con brazo fuerte,
Me has librado de la muerte.
Miro al frente y los veo a todos alineados,
Cada uno rugiendo ante mí promete mi derrota.
Miro hacia atrás y veo tu ejército de ángeles preparados,
A mi lado está la diestra de tu justicia, en mi interior siento tu fuego ardiente.
Y finalmente, en mi corazón, sé que he obtenido la victoria,
"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.”
Isaías 41:10