"Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno" Romanos 15:20
A principios del siglo XIX, el presidente de los Estados Unidos Thomas Jefferson culminó la compra de Louisiana y extendió los límites de la joven república, «de mar a mar».
Sin embargo, el problema era que nadie sabía realmente lo que había en esa vasta extensión de tierra. Se necesitaban mapas, con claras instrucciones, para los pioneros que iban a viajar hacia el Pacífico. En efecto, los exploradores Lewis y Clark se convirtieron en pioneros de pioneros, al preparar el camino para la mayor de las migraciones por tierra en la historia de los Estados Unidos. Abrieron una nueva senda que otros seguirían.
El compromiso de Pablo con el ministerio estaba enmarcado en una prioridad similar. En Romanos 15:20, escribió: «Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno». Quería que sus esfuerzos en el ministerio abrieran una nueva senda, y que otros la siguieran. Timoteo, Tito, Marcos y Silas son sólo algunos de los que siguieron el sendero que Pablo abrió.
Hoy, ese compromiso se ve en los seguidores de Jesús que llevan el mensaje del Salvador a lo más recóndito de la tierra. Al orar hoy, pidamos la bendición de Dios sobre Su Palabra a medida que nosotros, Sus «embajadores», abramos una nueva senda para nuestra generación (2 Corintios 5:20).
Las obras que se hacen por amor a Jesús brillan con mayor fulgor en un mundo en tinieblas.