martes, 9 de febrero de 2010

«LA PROSTITUTA DE LA LAGUNA»

«Sólo conocía a los hombres en su momento más deshumanizado.... [en] que no tomaban de ella sino el instante de su sed, como un jarro de agua de la laguna....

»Pero, en un momento imprevisible para todos, la inconcebible regeneración comenzó.... Nadie volvió a traspasar la estera. Pero nadie creyó en su voluntad de purificación. De nada le valió. El pasado impuro y cercano la tenía presa en su jaula como a una cotorra.... Salu’í seguía siendo para todos la [prostituta] de la laguna.... La iban a expulsar del campo.... [Pero] en eso cayó la guerra, y la evacuación de la población civil salvó [del destierro] a la pecadora....

»Al día siguiente entró a trabajar en el hospital.... Y ahora estaba allí,... en medio de repentinos fogonazos.

»Todo el convoy se ponía en movimiento con un apuro ciego y desordenado....

»[Algún tiempo después], a media mañana, los camiones llegaban a un nuevo cañadón....

»—La entrada [al temido paso] Garganta de Tigre....

»Ahora se escuchaba más cercano el intermitente cañoneo...

»—¡Avión enemigo!...

»Un júnker..., al descubrir el convoy, [bajó en picada] sobre él con un poderoso rugido ametrallándolo a quemarropa.... Un aguatero y el furgón sanitario forcejeaban para desprenderse de las huellas, pero ya el avión volvía en una pasada rasante escupiendo fuego, y lanzando ahora también una bomba, que cayó sin explotar cerca del sanitario. Sus tripulantes saltaron enloquecidos y huyeron hacia el boscaje. El camillero cayó tumbado por la ráfaga. El camión aguador estaba inmóvil en la cuneta. A través del parabrisas hecho añicos, se veía al conductor caído de bruces sobre el volante, la cabeza empapada por la sangre....

»Aquino tendió de repente su brazo hacia el sanitario.

»—¡Miren eso!

»Entre las ruedas se veía un bulto oscuro y cilíndrico. Era la bomba que había caído sin estallar.

»—¡Puede reventar en cualquier momento!...

»En un súbito impulso, Salu’í salió [disparada] hacia el furgón. Su decisión fue tan rápida, que Aquino nada pudo hacer para impedirla. Sólo alcanzó a gritarle:

»—¡No vayas! ¡Es peligroso!

»Ella siguió corriendo sin hacerle caso y llegó al vehículo.... Rebuscó en el interior... Sacó un botiquín de primeros auxilios, cargó en un brazo medicamentos, paquetes de venda, todo lo que pudo, y regresó a escape hacia el bosque, en momentos en que el avión hacía una nueva pasada ametrallando el abra. La rápida estela de nubecitas de polvo cruzó mordiendo el camino muy cerca de ella....

»Los camioneros estaban asombrados....

»—No acaba uno de conocer a la gente —dijo... Silvestre [más tarde]...— Creí que lo tuyo era un capricho no más.... ¡Estás naciendo de nuevo, Salu’í!

Así narra el autor paraguayo Augusto Roa Bastos, en su novela Hijo de hombre, uno de los episodios de la Guerra del Chaco con Bolivia, guerra en la que él mismo participó como voluntario a la edad de catorce años. Gracias a Dios, a Él no le tenemos que comprobar que nos hemos regenerado para tener su aprobación. Al contrario, como Dios no envió a su Hijo Jesucristo al mundo para condenarnos sino para salvarnos, nos trata como trató a la mujer sorprendida en adulterio a quien los fariseos querían apedrear. Al pecador arrepentido Dios lo acepta tal como es, lo regenera Él mismo mediante el nuevo nacimiento espiritual y le dice que no vuelva a pecar.

Carlos Rey

ALABANZAS

ALABANZAS

MARATONIANOS

Los maratonistas aprenden varias lecciones importantes durante los años de entrenamiento. No importa lo experimentado que sea un corredor, una pequeña piedra en el camino, un paso mal dado, una distracción o miles de otros obstáculos pueden aparecer en cualquier momento, interrumpiendo el paso del corredor y ocasionando un accidente o un daño. Lo mismo ocurre en el matrimonio. El tiempo prolongado que lleven de casados no brinda inmunidad a los problemas.
Los maratonistas aprenden a regular el paso para no agotarse en los primeros kilómetros de la carrera. De la misma manera, las parejas debieran ser sabias al ver la relación como de largo alcance y así poner a los problemas y las diferencias en la perspectiva de un cuadro mayor.
Por último, los maratonistas, a excepción de unos pocos que encabezan el torneo, corren para mejorar sus propios tiempos. Corren para terminar la carrera y tratan de hacer su esfuerzo. La competencia puede arruinar una relación. Lo mejor que cada uno puede hacer es procurar dar lo mejor de sí y esforzarse por lograr que la relación sea lo mejor posible.
La vida de casados es un maratón. No basta con un gran comienzo para un matrimonio duradero. Se necesita determinación.
Hebreos 10:36
Es necesario que con paciencia cumplan la voluntad de Dios, si es que desean que Él les dé lo que les tiene prometido.

ALGO LE SUCEDE A ENRIQUE

Lectura: 1 Pedro 2:9-17.
"El corazón alegre hermosea el rostro" Proverbios 15:13
Cada mañana, Enrique, un cristiano, iba de camino a su oficina cantando una canción del musical Oklahoma, de Rodgers y Hammerstein: «¡Oh, qué bella mañana; oh qué bello día! ¡Tengo una linda sensación, todo me está saliendo bien!»
Pero una mañana se olvidó de cantar. Pronto Enrique notó que algo andaba mal en la oficina; todos a su alrededor parecían nerviosos. Cuando finalmente le preguntó a una compañera de trabajo qué pasaba, ella respondió: «¡No has cantado esta mañana y hemos pensado que estabas disgustado!»
Enrique se había hecho conocido por un espíritu tan alegre y positivo que sus compañeros de trabajo estaban seguros de que algo le pasaba esa mañana. Enrique no se había dado cuenta de cuán atentamente las personas le observaban y tomó la decisión de que de allí en adelante siempre vendría cantando al trabajo.
1 Pedro 2 nos recuerda que las personas están observando nuestras vidas (vv. 11-12). Para ser buenos representantes de Jesucristo, Pedro enseña que hemos de someternos a la autoridad, vivir una vida honorable, hacer buenas obras, dar honra a todas las personas y temer a Dios (vv. 12-17).
El testimonio de nuestras vidas puede darnos oportunidades para compartir las buenas nuevas de Jesús. Así que es posible que queramos preguntarnos: «¿Qué ven las personas en mí?»
¿Ven los demás a Jesús en ti?