martes, 6 de abril de 2010

LA VENTANA ROTA

Hay una ventana en tu corazón a través de la cual puedes ver a Dios.
Hubo una vez en que esa ventana era transparente.
Tu visión de Dios era clara.
Podías ver a Dios tan vívidamente como podías ver un hermoso valle o una colina.
Entonces, de pronto, la ventana se quebró.
Una piedra rompió la ventana. Una piedra de dolor.
Y de repente ya no fue tan fácil ver a Dios. La vista que había sido tan clara había cambiado.
Estabas confundido. Dios no permitiría que algo como eso ocurriera, ¿verdad?
Cuando no lo puedas ver, confía en Él … Jesús está más cerca de lo que jamás soñaste.
En el ojo de la tormenta
Lucado, M., & Gibbs, T. A. (2001). Promesas inspiradoras de Dios (Page 59). Nashville, TN: Caribe-Betania Editores.
Aunque no lo veas, él esta tan cerca de ti que ni te imaginas cuán cerca está. Deja de mirar la ventana rota y comienza a ver quién está más cerca de esa ventana. Te sorprenderás!!.
El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.
Salmo 91.1–2.
Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, Y me salvará tu diestra. Salmo 138.7
La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Juan 14.27.

LA MEDIDA DE MISERICORDIA

Lectura: Filipenses 2:5-11.
"Fuisteis rescatados… no con cosas corruptibles, …sino con la sangre preciosa de Cristo" 1 Pedro 1:18-19
¿Cuál es la distancia desde el trono de esplendor de Dios hasta el abismo de la cruz del Calvario? ¿Cuál es la medida del amor del Salvador por nosotros? En la carta de Pablo a los filipenses, el apóstol describió el descenso de Jesús desde las alturas de la gloria hasta las profundidades de la vergüenza y la agonía y Su ascenso de regreso (2:5-11).
Cristo es el Creador eterno y Señor de todo lo que existió, existe y existirá, y exaltado infinitamente sobre lo viciado y lo podrido del mundo. Él es la fuente de vida, con millares de ángeles que cantan Sus alabanzas y hacen Su voluntad. Y, sin embargo, motivado por Su amor hacia nuestra raza humana perdida, «se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz» (v. 8). Vino a nuestro penoso planeta, nació en un establo que era una cueva llena de hedores e inmundicia y Le colocaron como un indefenso bebé en un pesebre.
Cuando se hizo hombre, soportó no tener un lugar para vivir (Mateo 8:20). Sediento, le pidió agua a una adúltera (Juan 4:7-9). Agotado, se quedó dormido en una barca en medio de un mar agitado por la tormenta (Marcos 4:37-38). Sin tener pecado alguno, las multitudes Le adoraron un día (Mateo 21:9) y luego Le condenaron como un criminal y murió en una cruz romana sufriendo de manera atroz.
¡Esa es la distancia desde el trono de Dios hasta el Calvario! ¡Esa es la medida de Su misericordia y gracia!
Dios irrumpió en la historia humana para ofrecernos el regalo eterno de la salvación.

!MUCHO MAS¡

Lectura: Romanos 5:12-21.
"Mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia" Romanos 5:20
Hay una declaración que escuche en un culto de Pascua que siempre me viene a la memoria “Mas fue lo que se gano con la resurrección de Jesús que lo que se perdió con la caída” ¿Sé gano mas de lo que se perdió? ¿Puede ser esto cierto?
Cada día experimentamos el daño causado por el pecado que ha entrado en nuestro mundo. La codicia, la injusticia la crueldad encuentran sus orígenes en la decisión de Adán y Eva de seguir su propio camino en vez del camino de Dios. (Génesis 3). El legado de su desobediencia ha pasado a cada generación. Sin la intervención de Dios estaríamos en una situación sin esperanza. Pero Jesús domino el pecado por medio de su Cruz y conquisto la muerte por medio de la resurrección.
La victoria de Cristo se celebra en Romanos 5, al cual a menudo se le llama el capitulo del “mucho más”, en el Nuevo Testamento, donde Pablo contrasta la devastación causada por el pecado con el poder restaurador de la gracia de Dios. En cada caso, la gracia supera las consecuencias del pecado. Llegando a una gran conclusión, Pablo dice “Mas cuando el pecado abundo, sobreabundo la gracia; para que así como el pecado reino para la muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro” Romanos 5:20-21.
No importa cuanto hayamos perdido personalmente por causa del pecado, hemos ganado muchísimo mas por medio de la victoria de la resurrección de Cristo.
Nuestro pecado es grande; la gracia de Dios es más grande.

¿QUIEN CRUCIFICO A JESUS?

Lectura: Lucas 23:33-38.
"Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores" Lucas 23:33
Al mirar la pintura de Rembrandt Las Tres Cruces, lo primero que capta nuestra atención es la cruz donde murió Jesús. Luego, al mirar a la multitud congregada alrededor del pie de esa cruz, quedamos impresionados ante las diversas expresiones faciales y las acciones de las personas involucradas en el terrible crimen de crucificar al Hijo de Dios. Finalmente, nuestros ojos van hacia el extremo de la pintura para captar con la vista otra figura, casi escondida en las sombras. Algunos críticos dicen que es una representación de Rembrandt mismo, por cuanto reconocía que por causa de sus pecados él había ayudado a clavar a Jesús a la cruz.
Alguien ha dicho: «Es sencillo decir que Cristo murió por los pecados del mundo. Lo difícil es decir que Cristo murió por mis pecados… Es una idea espeluznante el que podamos ser tan indiferentes como Pilato, tan intrigantes como Caifás, tan crueles como los soldados, tan despiadados como la muchedumbre, o tan cobardes como los discípulos. No fue simplemente lo que ellos hicieron —fui yo quien Le clavó al madero. Yo crucifiqué al Cristo de Dios. Me uní a la mofa».
Colócate en las sombras junto con Rembrandt. Tú también estás allí. Pero luego recuerda lo que Jesús dijo mientras colgaba de esa cruz, «Padre, perdónalos». Gracias a Dios, eso nos incluye a ti y a mí.
La cruz de Cristo revela lo mejor del amor de Dios y lo peor del pecado del mundo.

OTRO CHIVO EXPIATORIO

Lectura: Levítico 16:5-22.
"Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo" 1 Juan 2:2
El chivo expiatorio, una novela de Daphne du Maurier, trata acerca de dos hombres que quedan sorprendidos ante su asombroso parecido físico. Pasan una noche juntos, pero uno de ellos huye, robándole la identidad al otro y dejándole en el torbellino de una vida llena de problemas. El segundo hombre se convierte en un chivo expiatorio.
El origen de esta palabra proviene de una ceremonia que se realizaba con dos machos cabríos en el Día de Expiación (hoy conocido como Yom Kippur). El sumo sacerdote sacrificaba un chivo y simbólicamente colocaba los pecados del pueblo en la cabeza del otro —el chivo expiatorio— antes de enviarlo al desierto, llevándose consigo la culpa del pecado (Levítico 16:7-10).
Pero cuando vino Jesús, Él se convirtió en nuestro chivo expiatorio. Se ofreció a Sí mismo «una vez para siempre» como sacrificio para pagar por los pecados «de todo el mundo» (1 Juan 2:2; Hebreos 7:27). Al primer chivo se le había sacrificado como una ofrenda por el pecado del pueblo de Dios y simbolizaba el sacrificio de Jesús en la cruz. El otro chivo era una representación del Jesús completamente inocente que aceptaba y quitaba nuestro pecado y nuestra culpa.
Ninguno de nosotros está libre de pecado, pero el Padre puso en Jesús «el pecado de todos nosotros» (Isaías 53:6). Dios ve a los seguidores de Su Hijo como intachables, porque Jesús tomó toda la culpa que merecemos.
Jesús toma nuestro pecado y nos da Su salvación.