lunes, 16 de diciembre de 2013

jueves, 5 de diciembre de 2013

LA EDAD FATAL PARA LA FAMILIA PLATERO

Manlo Platero miró el pastel de cumpleaños: un lindo pastel, cargado con cincuenta velitas. Estaba ya por soplar y apagarlas todas, mientras la familia y los invitados cantaban «Cumpleaños Feliz», pero antes quiso decir unas palabras.
«He llegado a la edad fatal en mi familia —expresó Manlo—. Quiero brindar por la última noche de sueño profundo y completo que tendré en mi vida.» Dicho esto, sopló las velas y todas se apagaron al instante.
¿Qué quería decir con esas palabras? Manlo Platero, italiano, pertenecía a una familia que, desde 1822, había visto morir de insomnio y falla del corazón, poco después de cumplir los cincuenta años de edad, a casi todos sus varones. «Nadie sabe a qué se debe —explicó el doctor Stefano Albertazzi, de Roma, Italia—, pero todos los hombres de esa familia sufren el mismo triste destino.»
He aquí un caso curioso. Los varones de la familia Platero, no bien cumplían cincuenta años, contraían una severa forma de insomnio que en poco tiempo los mataba. Durante más de 170 años habían sufrido lo mismo, y la familia entera está resignada. «Dios trabaja en forma misteriosa —decían ellos—; ya que sabemos que pasados los cincuenta años moriremos pronto, queremos vivir en plenitud.»
Este caso suscita la pregunta: ¿Qué puede o debe hacer una persona que sabe, positivamente, que dentro de un año —365 días— morirá?
Unos dirán: «Ya que me queda poca vida, voy a vivir intensamente, bebiendo hasta las heces la copa del placer.» Pero otros dirán: «Voy a tratar de ganar la mayor cantidad de dinero posible para dejarle algo a mi familia»; o: «Voy a portarme mejor para dejar el mejor ejemplo posible a mis hijos»; o: «Voy a tratar de encontrar a quienes he ofendido para pedirles perdón;» o: «De aquí en adelante voy a ser mejor seguidor de Cristo.»
Lo cierto es que esos buenos deseos que todos tendríamos, si supiéramos que en un año íbamos a morir, pueden ser parte integral de nuestra vida ahora mismo. No es necesario cambiar nada. Podemos estar en completa paz y armonía con nosotros mismos, con nuestra familia, con nuestros semejantes y con Dios. Y podemos, en todo momento de la vida, estar preparados para la muerte. No tenemos que cambiar nada.
¿Cómo ocurre eso? Sometiendo nuestra vida al señorío de Cristo. Cuando estamos bien con Dios, lo estamos con todos. Cuando Cristo es nuestro Dueño, la muerte no nos asusta. Coronemos a Cristo, hoy mismo, Rey de nuestra vida, y disfrutaremos de la insondable paz y seguridad de Dios.

HERMANO PABLO

DEJANDO HUELLAS EN LAS PERSONAS


La huella de la Fe. Loida y Eunice . 2° Timoteo 1:5 . El traspaso de una huella espiritual y real a los que me rodean. ¿qué ven ellos acerca de mi fe? ¿Qué saben acerca de lo que creo?
.- Dios y la salvación
.- La Palabra de Dios
Marcos 12:30 como una bandera bajo la cual todos puedan identificarme.
Para meditar: ¿A quiénes ha hablado de mi fe? Mira a tu alrededor, eres madre, hermana, hija, vecina, trabajadora, jefa, esposa, novia, compañera de curso, de universidad, etc… que saben los que te rodean acerca de tu fe, acerca de tu Señor? ¿Les has marcado con la huella de la fe?
La huella de la Integridad. Hebreos 11:23-25. La vida de Moisés-
“integridad”     : Aquello a que no falta ninguna de sus partes. Persona recta, intachable. Sinónimos: austero, casto, puro, honesto, recto, limpio, de una sola línea. Integridad en el sentido de que se mantenía fiel a sus valores no importaba que situación pudiera estar confrontando. Como mujeres que queremos dejar huellas en otros, debemos mantenernos fieles a los principios que sabemos verdaderos, y si en algún momento nos salimos de esos principios, en vez de justificar nuestras acciones, nuestra integridad deberá alinearnos con lo que es agradable a Dios.
La huella de la Fidelidad. Filipenses 3:7-15. 2° Tm. 4:5-7. La vida de Pablo.
Fiel: compromiso de confianza y obediencia a Dios mantenido a través del tiempo. Una vida fiel a través del tiempo. Podemos comenzar bien… pero… ¿terminaré bien? ¿Será la marca de mi fidelidad lo que impacte la vida de los que me rodean?
La huella de las Prioridades. Hebreos 11:17-19. La vida de Abraham.
La palabra prioridad hace referencia a la anterioridad de algo respecto de otra cosa, ya que sea en tiempo o en orden. Aquel o aquello que tiene prioridad se encuentra primero en comparación con otras personas o cosas.
Para meditar: ¿Qué o quién ocupa el primer lugar en mi vida? Marcaré la vida de otros y dejaré huellas profundas viviendo una vida donde mi prioridad sea siempre Dios.

DESDE ITALIA


12 ANIVERSARIO


domingo, 1 de diciembre de 2013

VASOSS DE BENDICION




Era un frio dia de Invierno. Un niño de 10 años estaba descalzo, parado en el camino frente a una tienda de zapatos, puntando a través de la ventana y temblando de frío. Una señora se acercó al niño y le dijo: “Mi pequeño amigo, que estás mirando con tanto interés en esa ventana?”.”Le estaba pidiendo a Dios que me diera un par de zapatos”, fue la respuesta del niño. La señora lo tomó de la mano y lo llevó adentro de la tienda, le pidió al empleado que le diera media docena de pares de calcetines para el niño. Preguntó si podría darle un recipiente con agua y una toalla. El empleado rápidamente le trajo lo que pidió.

Ella se llevó al niño a la parte trasera de la tienda se quitó los guantes y le lavó los pies al niño, se los secó con la toalla.

Para entonces el empleado llegó con los calcetines. La señora le puso un par de los calcetines al niño y le compro un par de zapatos. Junto el resto de pares de calcetines y se los dio al niño. Ella acarició al niño en la cabeza y le dijo: “!No hay duda pequeño amigo que te sientes más cómodo ahora!”. Mientras ella daba la vuelta para irse el niño la alcanzó de la mano mirándola con lágrimas en los ojos contestó con estas palabras:”¿Es usted la esposa de Dios?”.

Aunque a veces cuesta mucho servirle a los demás, y dejarse usar por Dios, para ayudar a otras personas, debemos hacerlo todos los días. Porque ¿cuáles van a ser los “vasos” que Él use para bendecir a sus hijos?, pues ¡¡tu y yo!!.

    “Ninguno busque únicamente su propio bien,
    sino también el bien de los otros.” Filipenses:2:4.