viernes, 19 de septiembre de 2008

HOY.. ENPUÑARE CON FIRMEZA LA ESPADA DEL ESPIRITU

“Y tomad la espada del Espíritiu, que es la Palabra de Dios.”
Efesios 6: 17

Luego de meditar en la interesante lista de partes de la armadura que ha servido para reflexionar los últimos días, hoy encuentro que la única parte de la armadura que es ofensiva es La Espada del Espíritu. Las demás son totalmente defensivas.
Con la espada del Espíritu podemos abrirnos camino en el fragor intenso de la batalla diaria. Esta pieza de la armadura me indica que es un instrumento que para usarlo implicará un encuentro personal muy cercano…no es una arma como el revolver o la metralleta que se pueden usar a distancia…sino que esta arma implica un encuentro personal muy cercano con el enemigo.
Esta espada descrita por Pablo era una espada corta, no larga y esta espada es identificada precisamente con la Palabra de Dios.
Si la espada del Espíritu es La Palabra de Dios….a que se refiere con La palabra de Dios? Sin duda es la Palabra Escrita de Dios conocido como Las Escrituras, cuyo origen se atribuye repetidamente a la inspiración del Espíritu Santo. Aún hoy, las Escrituras es la espada del Espíritu por que el Señor la utiliza para quebrar las defensas de la gente, punzar sus conciencias y mantenerlas espiritualmente despiertas.
Hoy, no puedo ignorar el valor de la Palabra y el poder que tiene para la batalla diaria. Esa Palabra me anima y conforta pero, además me lleva a confrontar al enemigo con gran poder.
Hoy, el Señor pone nuevamente su espada en mis manos, para que pueda usarla tanto al resistir la tentación, como lo hizo el Señor en el desierto cuando tres veces fue tentado por el enemigo, más también en el evangelismo.
La Palabra de Dios es más cortante que toda espada de dos filos. Por ello hoy no debo avergonzarme de utilizarla, ni dejar de reconocer confiado que la Biblia es la espada del Espíritu. Cuando la tentación llegue necesito hoy citar con firmeza la poderosa palabra de Dios.
La Palabra de Dios es dinamita en acción para derribar las fortalezas del enemigo y levantar en su lugar el Reino inconmovible de Dios.
Señor, cuando tu palabra se proclama, las huestes tiemblan y cuando tu palabra se pronuncia mi fe aumenta. Si la prensa me trae cada mañana malas noticias, tu palabra me trae cada mañana buenas noticias. Mientras el mundo me hace temblar con sus anuncios, tú me haces temblar de alegría con tus promesas.
Hoy, quiero y necesito tomar la espada del Espíritu para enfrentar en un encuentro muy cercano al enemigo del alma y en un encuentro muy cercano a mis amigos, vecinos y familiares para compartirles el poder de tu palabra. Hoy, tome con fe la Espada del Espíritu. Amén

UNA MILLA MAS

Howard Head, el brillante innovador que revolucionó dos deportes, al inventar el ski metálico y la raqueta metálica de tenis de tamaño mediano, literalmente hizo de todo.
Cuando se necesitaba barrer el piso, él lo barría, cuando la fuerza de las ventas necesitaba una charla de estímulo, él la daba. Hacía todo lo que se necesitaba hacer.
George Halas “Papa Bear” refiriéndose a su fundación de los Chicago Bears decía: ” Uno tiene que hacer cualquier cosa que sea necesaria”. Halas, miembro del Hall de la Fama como jugador de fútbol americano y entrenador, y quién ha tenido más triunfos que cualquier otro hombre en la historia del fútbol americano profesional, hacía prácticamente cualquier cosa por su equipo.
Se sabía que él reparaba las duchas, marcaba el campo con la tiza, recogía las toallas mojadas después de los entrenamientos, les vendaba los tobillos a sus jugadores y sacaba el barro acumulado entre los tacos de sus zapatos. En otras palabras fue una milla más.
En el mundo hay muchos que escasamente caminan la primera milla pero no dan más. Cumplen apenas con su deber, pero no van más allá. Los encuentra uno en las oficinas públicas o privadas.
Cumplen escasamente con su horario y hacen solo lo que se les asigna. No estamos hechos para caminar una milla, sino para ir más allá.
Dios ha puesto un potencial en nosotros y él espera que lo explotemos para su gloria. Lo harás hoy?

Si un soldado los obliga a llevar una carga por un kilómetro, cárguenla por dos. A quien les pida algo, dénselo, y a quien les pida prestado, préstenle. Mateo 5:41,42
¡Que nuestro Señor Jesucristo llene de amor sus vidas. Fil 4:23Y
todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. Col 3:23

SOLIDO COMO UNA ROCA

Lectura: Salmo 34:15-22
Los ojos del SEÑOR están sobre los justos, y sus oídos atentos a su clamor. --Salmo 34:15.
Fue un día triste en mayo de 2003 cuando "El viejo de la montaña" se rompió y se deslizó por la ladera. Este perfil de 12 metros del rostro de un anciano, esculpido por la naturaleza en las montañas Blancas de New Hampshire, había sido una atracción para los turistas, una sólida presencia para los residentes, y el emblema oficial del estado. Nathaniel Hawthorne escribió sobre él en su corta historia The Great Stone Face [El gran rostro de piedra].
Algunos residentes del lugar se sintieron desolados cuando se cayó el anciano. Una mujer dijo: "Me crié pensando que alguien me estaba cuidando. Ahora me siento un poquito menos cuidada."
A veces, una presencia confiable desaparece. Algo o alguien en quien confiamos se va y nuestra vida se estremece. Tal vez sea la pérdida de un ser querido, o un trabajo, o la buena salud. La pérdida nos hace sentir desequilibrados, inestables. Hasta podríamos pensar que Dios ya no nos está cuidando.
Pero "los ojos del SEÑOR están sobre los justos, y sus oídos atentos a su clamor" (Salmo 34:15). Él "cercano está . . . a los quebrantados de corazón" (v.18). Él es la Roca de cuya presencia siempre podemos depender (Deuteronomio 32:4).
La presencia de Dios es real. Él nos vigila continuamente. Es sólida como una roca.
LA PREGUNTA NO ES ¿DÓNDE ESTÁ DIOS?, SINO ¿DÓNDE NO ESTÁ?

LA ABEJA

Era un hermoso dia a principio de Junio. El mundo entero rebozaba de vida y de color. Todos los árboles le gritaban al mundo que había llegado la nueva vida anunciándolas con sus verdes brillantes. El cielo era de un azul límpido, salpicado de blancos copos de nubes. Y la profusión de rosas llenaba todo de color.

El papá y su hijita Rebeca decidieron dar un paseo por el prado en aquella mañana de primavera. Bajo la ventana, respiro profundamente el aire fresco y salió por el camino desértico.

A los pocos kilómetros, el papá noto que Rebeca estaba irritada. ¿Que pasa, querida?, le pregunto amablemente. Hay una abeja, papi. ¡Haz algo!…

Rebeca era tremendamente alérgica a la picadura de abeja y tenia que llevar siempre consigo una medicina. Pero, aun estando preparada, la picadura era para la pequeña una experiencia aterradora y quería evitarla por todos los medios.

Mientras el papá paraba el automóvil, miro a Rebeca notando el terror que se había apoderado de ella. Estaba frenéticamente palmoteando el aire mientras la abeja revoloteaba sobre su cabeza.

Y todo se acabo tan pronto como había comenzado. Papi, ¿que paso con la abeja?, no la oigo mas. Rebeca movía los ojos para todos los lados esperando ver la abeja posada en algún lugar, lista para atacar. Pero la abeja había desaparecido. Ya me encargue de ella, querida, ¿ves?

Aterrorizada, Rebeca vio como su papá abría el puño cerrado y la abeja revoloteo un poco dentro del auto antes de salir por la ventanilla. Papi, ¿por que soltaste esa cosa horrible dentro del auto?, ¡me podía haber picado!

No, Rebeca, Una vez salida de mi mano ya no era peligrosa para ti. ¿Ves?. Cuando la agarre, me pico a MI, Mira la picadura en mi mano. Así han sido creadas las abejas. Pueden picar una sola vez y luego salen volando para morir”.

Jesús tomo el aguijón de la muerte en lugar nuestro. Porque él murió, aquellos que confiamos en la salvación de él, tenemos la seguridad que el cielo es nuestro destino final. Así es, a no ser que Jesús venga primero, vos y yo algún dia moriremos. Demos gracias a Dios que nos ha dado la victoria sobre la muerte por medio de Jesucristo. ¿No me crees?.

Solamente tienes que mirar las palmas de las manos de Jesús. Todavía podes ver las marcas donde la muerte lo aguijoneo a él. Que el Señor te bendiga

LA ROSA ROJA

Caminaba un día por la calle, cuando observé como unas nubes oscuras se juntaban en el cielo, y vi luego como la lluvia empezó a caer, rápidamente busqué refugio, al mismo tiempo que la suave lluvia se convertía poco a poco en tormenta.

Encontré refugio bajo una cornisa, a la entrada de una casa, en el momento en que la tormenta caía con más fuerza y estruendo.

Vi entonces una pequeña rosa roja, golpeada y encorvada por las grandes gotas de agua que constantemente le azotaban; y a pesar de esto no se rompía, sino que soportaba con increíble resistencia el gran embate de la lluvia y cada uno de sus golpes; manifestado en grandes y pesadas gotas de agua.

Me sorprendí al ver como a pesar del viento y lluvia, la pequeña rosa roja soportaba el gran castigo, sin ceder ni un ápice. En muchos momentos, pensé verla caer, derrotada por la furia del agua, mas sin embargo, volvía a enderezar su ya doblado tallo por la lluvia.

Al pasar la lluvia, y ver como el sol salía de entre las oscuras nubes, noté con asombro como la pequeña y frágil rosa roja, estaba aún en su lugar, con su tallo erguido hacia el cielo, mostrando con orgullo sus bellos pétalos rojos, en señal de su victoria ante las fuerzas de la misma naturaleza, a la cuál pertenece.

Esto me hizo reflexionar acerca de mi vida; pues al recordar como la indefensa rosa luchaba por seguir en pié ante la tempestad, y después de observar cuán dura había sido su lucha, me recordó las dificultades que había tenido en mi vida, y de como muchas veces, había sentido que ya no podía mas, pero al ver la rosa roja, en pié y victoriosa, recordé aquel pasaje de la Biblia, donde Jesús nos dice que nosotros valemos mas que las flores del campo y los pajarillos del cielo, y pensé: “Si Jesús dió fuerza a esa pequeña rosa roja para pasar la tempestad; por qué he yo de temer a las adversidades?, pues si Jesús no dejó que esa rosa que no ama, no camina y no tiene razón soportara la tormenta, cuánto mas cuidará de mí, hijo de Dios y heredero de la vida eterna?”.

Desde entonces no dejo que nada me asuste, atemorice o desanime, y cada vez que siento desfallecer; recuerdo aquella pequeña rosa roja, la cuál me mostró cuánto valgo y lo duro que he de pelear en este mundo, pero también recuerdo el amor que me tiene aquel que dió fuerza a la rosa, para que pudiera resistir…Gracias Jesús! por ayudarme a resistir.

Deuteronimio 31:6 Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.