“A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a Mí, ciertamente oiré Yo su clamor” Éxodo 22:22-23
El canal de noticias CNN informó recientemente que hay unos 40 millones de viudas en la India. Quince mil de ellas viven en las calles de la ciudad de Vrindavan, en el norte de dicho país. Desafortunadamente, muchas de sus familias no escuchan el clamor de estas mujeres. Una viuda de 70 años dice: «Mi hijo me dice: 'Has envejecido. ¿Ahora quién te va a alimentar? Vete'». Ella clama: «¿Qué hago? Mi dolor no tiene límite».
Cuando Dios dio a Su pueblo instrucciones en el desierto, le dijo que tenía la responsabilidad de cuidar de las viudas y los huérfanos en el país (Éxodo 22:22-23). Los israelitas tenían que dejar algo de las cosechas en el campo para ellos y cada tercer año se recogía un diezmo especial para los necesitados. Dios esperaba que Su pueblo escuchara el clamor de los impotentes, defendiera sus derechos y se ocupara de ellos.
A los israelitas se les mandó que cuidaran de los demás como un recordatorio de su experiencia en Egipto. Cuando ellos estaban en problemas y clamaban a Dios, Él les escuchaba y les ayudaba. Así que su recuerdo de opresión y liberación tenía el propósito de moldear sus valores, actitudes y acciones hacia los débiles del país (Deuteronomio 24:18-22).
Imitemos a nuestro Padre escuchando el clamor de los necesitados en nuestro mundo.
Cuanto más cerca estés de Dios, tanto más te compadecerás de los demás.