domingo, 5 de octubre de 2008

TIEMPO DE ESPERA

El tiempo de espera

Espero al Señor, lo espero con toda el alma;
en su palabra he puesto mi esperanza.


Salmos 130:5


Vivimos en una época en la que todo es veloz. Las comidas rápidas, los cajeros automáticos, el correo acelerado, la vía satélite... Después de todo, ¿a quién le gusta esperar cuando hay tanto que hacer y tan poco tiempo para hacerlo? El mismo sistema de vida influye fuertemente en nosotros.

Aun así, hay momentos en la vida en los que el Señor nos dice: "Aprende a esperar en mi".

Cuando todo nos va bien, eso no es muy difícil. Pero cuando hay enfermedad, crisis en la familia, problemas económicos y duras pruebas, quisiéramos que Dios hiciera algo, ¡y pronto!

Cuando parece que Él no estuviera haciendo nada, cuando la situación se hace más difícil y queremos arreglar las cosas inmediatament e y como sea, ¡cuidado! Es en esos momentos que Dios está trabajando realmente en nuestra vida. Él no se mueve según nuestro tiempo, sino según el suyo.

Cuando aprendemos a esperar en el Señor y en sus promesas, podemos confiar en que Él nunca llegará ni demasiado pronto, ni demasiado tarde, sino en el tiempo perfecto.

Así se hace viva la Palabra de Dios a través de nuestro hermano Santiago, quien dice que la prueba de nuestra fe produce paciencia. Cuando esa paciencia obra en su totalidad en nuestra vida, podemos ver con mayor claridad cómo la poderosa mano del Señor ha actuado durante el precioso tiempo de espera en Él.

Espera hoy en el Señor con la certeza
de que a los que aman a Dios todas
las cosas les ayudan a bien.



Enviado por: Taty

COMENZO COMO UN JUEGO

Comenzó como un juego, en la noche de bodas. Fue apenas una pizca de polvo blanco que su flamante esposo le ofreció. Casi como regalo. Casi como premio. Casi como homenaje. Y Kerri Miller, de veintidós años de edad, estudiante de derecho, inteligente, brillante, la tomó.

Kerri aspiró el polvillo como un juego, como una diversión, como algo que se hace una sola vez para luego olvidar lo. Pero la cocaína la esclavizó como suele hacer, y la esclavitud duró seis años.

A los veintiocho años Kerri Miller ya había conocido de todo: la droga dicción, la prostitución, el divorcio, el suicidio del ex esposo, la pérdida del único hijo y un derrame cerebral. Y todo había comenzado seis años antes, como un juego.

Esta triste historia describe la odisea de una joven norteamericana, inteligente, trabajadora, brillante, aventajada estudiante de derecho, que se casó con un europeo veinte años mayor que ella. El marido la indujo a probar cocaína, y ella la probó. La primera inhalación «fue algo divertido», recordó ella. Pero con dos o tres veces más, ya estaba presa de la droga.

Muchos vicios empiezan como juego. «Es divertido fumar a escondidas de los padres», dice el niño de diez años. Y no sabe que el tabaco lo hará presa de él, con probabilidades de quitarle la vida con un cáncer en los pulmones. «Es divertido jugar al amor», dice la joven adolescente. Y no sabe que ese primer juego divertido la dominará, con probabilidades no sólo de dejarla embarazada sin querer, sino de contraer una enfermedad venérea o hasta el SIDA.

«Es divertido, casi un juego inocente, quedarse con dinero de la caja», dice el joven empleado de comercio. Y ese juego inocente termina mandándolo a la cárcel con una condena de muchos años.

Los vicios, las drogas, las faltas a la moral y el rechazo rebelde de toda autoridad al principio parecen juego, pero con el tiempo se convierten en males que el incauto ha dejado entrar en su vida.

Sólo Jesucristo, todopoderoso Señor y Salvador, puede salvar al joven, a la señorita, a cualquiera, del poder dominante y engañador del vicio. Pero a Jesucristo hay que recibirlo. Hay que coronarlo Señor, Dueño y Rey de la vida. Sometámonos al señorío de Cristo, y Él nos salvará.

Hermano Pablo.

CUANDO SE PASAN LAS SEÑALES

Fue una carrera loca por una vía cubierta de nieve en los Alpes austriacos, una carrera perfecta para aquellos a quienes les encanta esquiar. Werner Schultz, joven alpinista, la aprovechó al máximo, descendiendo a ochenta kilómetros por hora en sus esquís. Al final de la vía se encontraba una calle transversal, y en la intersección de las dos una señal que decía: «Alto».

Werner no pudo parar. Esquiando a la increíble velocidad que había adquirido en los tres kilómetros de bajada, chocó de frente contra el poste de la señal. Con el cuerpo quebró el poste, que a su vez le quebró a él la frente. Sobre su cuerpo inerte quedó, todavía intacta, la señal de advertencia: «Alto».

Nadie niega que las señales de «Alto» son necesarias en calles muy transitadas. No se ponen allí por capricho sino por precaución. La gran mayoría de accidentes en las vías ocurre porque los conductores no obedecen la señal de «Alto». Ignoran la señal, lo cual produce el choque.

¿Por qué hay tantas calamidades en esta vida? ¿Por qué abundan el dolor y el infortunio en nuestra sociedad? ¿Por qué sufre el ser humano las desgracias que le ocurren?

Dios puso en su Santa Palabra diez señales de «Alto». A éstas se les conoce como los Diez Mandamientos. Cumplirlos es disfrutar de paz y armonía. Ignorarlos es chocar contra ellos y sufrir las consecuencias.

¿Cuáles son esas señales? He aquí, en pocas palabras, el decálogo de Moisés:

1. No servirás a dioses ajenos. 2. No te harás imagen de ninguna cosa en el cielo, en la tierra o debajo de la tierra. 3. No tomarás el nombre de Dios en vano. 4. Acuérdate del día de reposo, para santificarlo. 5. Honra a tu padre y a tu madre. 6. No matarás. 7. No cometerás adulterio. 8. No hurtarás. 9. No darás falso testimonio. 10. No codiciarás.

Estos Diez Mandamientos son las señales de «Alto» que Dios nos dio para ayudarnos a vivir correctamente, a caminar en justicia y a disfrutar de la vida. La única manera en que podemos disfrutar de todo lo bueno que Él nos ha provisto es no infringir esos «Altos», que ha puesto para nuestro bienestar físico, moral y espiritual.

¿Es posible obedecer esas leyes? Sí, pero sólo si el dador de ellas vive en nuestro corazón. Cuando Dios está en nosotros, tenemos vía libre para andar perfectamente por esta vida. Él desea que nos sintamos totalmente realizados como seres humanos. Y sabe que eso es precisamente lo que sucede cuando tomamos a pecho todas sus disposiciones, incluso sus diez señales de «Alto».

Hermano Pablo.

CREO EN TI SEÑOR

Este pobre clamo, y le oyó Jehová, y lo libro de todas sus angustias “ ( Salmos 34 :6 )
Unos días antes de que recibieras a Cristo en tu vida, muchos se te acercaban para hablarte de las maravillas que Dios hace, de las grandes soluciones demostradas en la Biblia, y de los maravillosos milagros actuales. Todo eso te motivo para dar el paso al frente, ya que te estaban ofreciendo un panorama de rosas.

Los que tomaban licor, lo dejaban a un lado, los mujeriegos y adúlteros en general, formalizaban sus vidas, y poco a poco, fuimos viendo los grandes cambios externos e internos, que nos motivaban a seguir creyendo que Dios es real, que Dios existe y que Dios es nuestro buen pastor y Padre compasivo.

Esa es una forma de ir creyendo en Dios, por todas las cosas buenas, maravillosas y especiales que nos hacen fortalecer la fe. Cada coro, Himno, o servicio religioso, resulta ser un aliciente mas a nuestra fe, y la defendemos a capa y espada con quien sea.

Luego de ese primer nivel de la vida cristiana, vendrá la escuela de las pruebas, para ver que hay en nuestro corazón, comenzaremos a extrañar, las amplias avenidas de bendiciones a nuestro favor, hasta que llegue el momento, en el que tu y yo, nos encontremos frente a frente con Dios, cuando ya nadie puede ayudar, cuando no existan formulas terrenales, ni instituciones financieras ni ciencia alguna que nos de ni por lo menos un 1% de posibilidades de subsistir en este planeta tierra, que cada día es mas y mas complicado vivir.

Es en ese momento, de nuestro máximo sufrimiento, dolor y angustia, cuando se conocerá, quien verdaderamente, es un cristiano.
Es allí, donde debemos confirmar todo el gozo en medio del dolor, el desierto y la soledad, es allí cuando debemos decirle a Dios, aun en medio de un océano de incredulidad que se nos cruce, desde los dedos de los pies hasta la cabeza, que creemos en El, Es allí, en medio del desierto, y con aves de rapiña, esperando que caigas muerto, porque ya tus días, están marcando días en los que vas ” arrastrándote”, dejando las huellas de un moribundo, que debes de decir:

Creo en ti, Señor.

Es en el momento, cuando estas desempleado, y te debes poner la corbata, o el vestido elegante y acompañar una sonrisa para visitar a un enfermo o asistir al templo, cuando no llevas nada en el bolsillo, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es en el momento de tu vida, cuando no hay para ir al supermercado, todas las cuentas por pagar, están con cuatro meses de atraso, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es en el tiempo, cuando el medico te da los resultados de un examen y te dice que tu o un familiar tiene una enfermedad incurable, que debes decir”

Creo en ti, Señor!!!

Es cuando te vez rodeado de enemigos, y tu terreno con un muro sin escape, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es cuando tomas la Biblia, en tus manos, y otro día pasa, sin suceder el milagro esperado, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es cuando, llamas al pastor, a los ancianos de la iglesia, a los programas de radio y television cristiana, a los amigos y haces promesas, y aun así, no recibes nada de lo que has pedido, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es cuando has ido de la mano de Dios, como un valioso obrero, con un excelente testimonio, y de pronto, te vez traicionado por los amigos, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Es cuando tu fidelidad ha sido tu forma de vida, en el templo, con Dios, con tu familia, y de repente, eres traicionado, que debes decir:

Creo en ti, Señor!!!

Aunque el cielo mismo se derrita; Aunque pasen mil años y no me respondas; Aunque el diablo me diga tu no existes; Aunque la higuera no floresca, como dijo Habacuc; Aunque me quites la vida; Aunque me apagues el sol; Aunque no caiga mana del cielo; Aunque los profetas hayan mentido; Aunque mi mar rojo no se parta en dos; Aunque mi rió Jordán no se seque para pasar; Aun lleno de lepra; gritare:

Hijo de David….” ten misericordia de mi”, y te seguiré, aun arrastrándome, llegare, a ti…
para decirte…..Jesús….creo en ti!
sí mi Rey… creo en ti!

LA RESPUESTA AMABLE

La respuesta amable calma el enojo, pero la agresiva echa leña al fuego.
Proverbios 15.1

MIENTRAS esperaba para que alguien tomara el teléfono, estaba tensa. Tenía una queja y ellos iban a oírme. «Hola, estaba llamando con relación a la computadora que su esposo me vendió», le dije sin perder tiempo. «La computadora no se enciende, no lo ha hecho hace un mes. ¿Cree que él podría arreglarla?». Quería que supieran que lo decía en serio, y no quería perder tiempo con excusas. Pero no hubo excusas.

«Oh, lo siento mucho», fue la respuesta compasiva al otro lado de la línea. «¡Qué frustrante no poder utilizar su computadora! Tan pronto llegue mi esposo, le diré lo que ocurre».

Colgué el teléfono, sintiéndome un poco necia. Sus palabras amables desvanecieron mi ira. Entonces comprendí: ¿Cuántas veces cuando tenemos una queja legítima, nos sentimos con el derecho de ser rudos y enojarnos? Aunque todos/as tenemos que lidiar con nuestros retos y enojos, como cristianos podemos enfrentarlos con bondad y así representar bien a Cristo.

Nunca conocí a esta mujer, pero me enseñó un lección que nunca olvidaré. Su respuesta amable me enseñó más que los mensajes más elocuentes que haya escuchado.

Sa. Gabriella P. Savaresse (Nuevo México, EUA)

Oración:
Padre, ayúdanos a imitar el carácter de tu hijo, Jesús, en los tiempos buenos y cuando estamos frustrados. Amén.

PENSAMIENTO PARA EL DÍA

Dios nos ayuda a dar una respuesta tierna cuando estamos enojados.

YO TE AMO

Te amo porque soy tu Padre… Así de simple… Independientemente de lo que hayas hecho o dejado de hacer.

COMO LIMPIAR CUALQUIER COSA

La revista Consumer Reports (que informa a los consumidores sobre los productos y servicios que hay en el mercado) publicó un folleto con el intrigante título Cómo limpiar prácticamente cualquier cosa. Este folleto da consejos sobre qué solución usar para quitar una amplia variedad de manchas. Dada mi manera de vivir, que todo se me cae y se me derrama, es es el tipo de libro que me gusta.
¿Sabías que la glicerina quita las manchas de bolígrafo? El agua hirviendo puede quitar las manchas de frutas como fresas y morar. Los padres de niños pequeños deberían tener a mano un galón de vinagre para deshacerse de las marcas de crayones. El cloro trabaja bien sobre el moho. El jugo de lima hace pequeños milagros en las manchas de óxido.
No los he probado todos, pero presumo que los científicos han probado estos agentes comunes de limpieza.
Lo que no se encuentra en este librito es cómo lidiar con la mancha más grave de todas: la mancha que deja en tu vida el pecado, aquellas manchas feas y profundas hechas por palabras hostiles y acciones vergonzosas. Las lágrimas no las tocan. El celo no las puede borrar. A veces nos convencemos de que hemos proseguido con nuestra vida y que las manchas han desaparecido, pero en un momento de descuido notamos que la mancha se ha colado.
La Biblia nos dice exactamente lo que necesitamos:
La sangre de Jesús su Hijo nos limpia de todo pecado 1 Juan 1:7
Este es el único remedio que surte efecto.

¿ESTA EL ESCUCHANDO ?

LEA: Mateo 26:39-42; 27:45-46
Dios mio, Dios mio, ¿por que me has abandonado? -Mateo 27:46
«Algunas veces siento como si Dios no me estuviera escuchando.» Esas palabras, provenientes de una mujer que trato de mantenerse fuerte en su caminar con Dios mientras lidiaba con un esposo alcoholico, hacen eco del angustioso clamor de muchos creyentes. Durante 18 anos, ella le pidio a Dios que cambiara a su esposo. Sin embargo, esto nunca sucedio.
¿Que hemos de pensar cuando repetidamente le pedimos a Dios algo bueno -algo que facilmente lo glorificaria- pero la respuesta no llega? ¿Esta El escuchando o no?
Veamos la vida del Salvador. En el jardin de Getsemani, El paso horas de agonia en oracion, vertiendo su corazon y rogando, «Que pase de mi esta copa» (Mateo 26:39). Pero la respuesta del Padre claramente fue «No.» A fin de proveer salvacion, Dios tenia que enviar a Jesus a morir en la cruz. Aun cuando Jesus sentia como que Su Padre lo habia abandonado, oro intensa y apasionadamente porque confiaba en que Dios estaba escuchando.
Cuando oramos, puede que no veamos como Dios esta obrando o que no comprendamos como hara para que todo al final salga para bien. Asi que tenemos que confiar en El. Cedemos nuestros derechos y dejamos que Dios haga lo que es mejor.
Debemos dejar lo incognoscible a Aquel que lo sabe todo. El esta escuchando y obrando para que todo salga a Su manera.