viernes, 21 de agosto de 2009

DANZA FLAMENCA

CORO DE LA PAZ

CORO DE LA PAZ

CORO DE LA PAZ

CORO DE LA PAZ

CORO DE LA PAZ

CORO DE LA PAZ

JESUS ES LARESPUESTA

ESCLAVOS SIN RAZÓN

Juanito y su hermana Margarita fueron a pasar sus vacaciones en la granja de sus abuelos. Para que Juanito tuviera con qué entretenerse, el abuelo le regaló una honda y le dijo que fuera a jugar con ella en el bosque cercano. Alejándose a cierta distancia de un árbol que tenía un grueso tronco, Juanito ensayó su puntería, pero no logró pegarle al tronco. Por fin, desanimado y muerto de hambre, decidió volver a la casa. Tan pronto como divisó la casa, vio a lo lejos el pato de la abuela. Como por impulso, sacó de su bolsillo la honda y una piedra que le había sobrado, y le apuntó al pato. ¿Quién lo hubiera creído? ¡Esta vez, la primera en toda la mañana, dio en el blanco y mató al pato de una pedrada en la cabeza! Juanito, ahora muerto de susto, cavó de prisa un hoyo y enterró al pato. Mirando de reojo a la casa, se dio cuenta de que su hermana lo había presenciado todo. Pero ella no dijo nada.

Cuando terminaron de comer, la abuela le pidió a Margarita que la ayudara a lavar los platos. Pero la niña contestó:

—Yo lo haría con gusto, abuela, sólo que Juanito me dijo que él quería hacerlo de hoy en adelante.

Y le dijo al oído a Juanito:

—¿Recuerdas lo del pato?

Así que Juanito tuvo que lavar los platos. Esa tarde el abuelo invitó a los niños a pescar. Interrumpiéndolo, la abuela dijo que lo lamentaba mucho, pero necesitaba que Margarita se quedara con ella para que le ayudara a preparar la cena. Con una sonrisa de oreja a oreja, la nieta repuso:

—No te preocupes por eso, abuela, que Juanito me dijo que él quería ayudarte también con la cena.

Y volvió a susurrarle a su hermano:

—¿Recuerdas lo del pato?

Así que Margarita salió a pescar y Juanito se quedó para ayudar a preparar la cena.

Después de varios días de verse obligado a hacer no sólo los quehaceres domésticos que le tocaban a él sino también los de su hermana, Juanito no aguantó más, así que se acercó a la abuela y le confesó que había matado el pato. La abuela lo abrazó, lo besó en la frente y le dijo:

—Yo ya lo sabía, Juanito. Estaba mirando por la ventana y vi todo lo que hiciste. Sin embargo, porque te quiero, te perdoné. Sólo me preguntaba cuánto tiempo seguirías sirviendo a tu hermana como esclavo, antes de confesármelo.

Así como la abuela en el caso de Juanito, Dios ha visto todo lo que hemos hecho, desde el pecado más inocente hasta el más vergonzoso. Y ya nos ha perdonado, porque nos ama. Ahora sólo se pregunta cuánto tiempo seguiremos sirviendo al pecado como esclavos, antes de confesarlo y aceptar su perdón. Acerquémonos a Dios hoy mismo, dándole la oportunidad de abrazarnos y reconfortarnos.

Carlos Rey

EL DRAMA DE MARÍA


María era una bella niña de dieciséis años de edad que vivía en una de las grandes ciudades de América Latina. Una tarde ella regresó de la escuela a su casa con una honda pena. Sus padres habían salido, pero eso le era un alivio, porque la preocupación que María traía era un embarazo. A esa temprana edad María estaba embarazada y no sabía qué hacer.

Angustiada hasta más no poder, tomó una resolución drástica. Con un alambre retorcido, ella misma se hizo un aborto. Pero sufrió una fuerte hemorragia y tuvo que internarse en el hospital.

¿Qué es esto? Es el drama de cientos de miles de muchachas que como María, en plena edad juvenil —en la edad de los estudios, de los amigos y de los primeros bailes— tienen un tropiezo. Y como la naturaleza no perdona, ese tropiezo se convierte en un embarazo no deseado. Ahí comienza el drama.

¿Cómo detener esa marea creciente de embarazos juveniles? ¿Cómo curar las profundas heridas que produce? ¿Cómo ser un orientador para las jóvenes que enfrentan, todos los días, la insistencia de muchachos que no saben lo que hacen, o las inclinaciones naturales que esas jóvenes no comprenden?

Se ofrecen muchas soluciones, pero ninguna de ellas es, de veras, una solución eficaz. Todas tratan el síntoma y no la causa.

La raíz de esta tragedia es una combinación del despertar de apetitos naturales, y una sociedad dada a la inmoralidad desenfrenada que los padres les pasan a los hijos. Esto explica la degradación de nuestra sociedad.

Si hacemos caso omiso de Dios, no podemos menos que sufrir las consecuencias, y éstas producen desprecio por todo lo moral y lo puro. Por un lado somos víctimas de inclinaciones pecaminosas heredadas de la caída de nuestros primeros padres, y por el otro tenemos la flojera moral de nuestra sociedad, que ofrece un ambiente propicio para vivir en el pecado. Con razón nos estamos hundiendo.

¿Cuál es la solución? Dios. Dios en el corazón. Dios en la vida. Dios en la familia. Dios en la sociedad. El día en que toda la raza humana obedezca los mandamientos morales de Dios, habrá paz en este mundo.

¿Cómo llegamos a conocer a Dios? Por medio de su Hijo Jesucristo. Sólo tenemos que abrirle nuestro corazón y darle entrada. «Mira que estoy a la puerta y llamo —dice el Señor—. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y cenaré con él, y él conmigo» (Apocalipsis 3:20). Esa es la única solución.

Hermano Pablo

¿TODAS LAS ESPERANZAS SON PERMITIDA?

¿Todas las esperanzas son permitidas?

El Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer;
para que abundéis en esperanza por el poder
del Espíritu Santo.


Romanos 15:13


Esperanza: es un sentimiento al cual todos los humanos se aferran y por medio del cual se alientan. En el lenguaje cristiano esperanza tiene el sentido de certidumbre.

Solo la esperanza cristiana es segura, porque se apoya en las promesas de Dios y se relaciona con un porvenir conocido. Al contrario de los espejismos del corazón humano y de los hermosos ensueños que cada uno hace para el futuro, la la esperanza cristiana satisface al que la posee; por fin tiene una meta, una razón de vivir: es la persona de Jesús. Todas las bendiciones divinas manan de Él. Entre otras:

- la vida eterna que se obtiene por medio de la fe en Cristo, muerto en la cruz para reconciliarnos con Dios (Tito 1:2);

- su próxima venida para arrebatar a su iglesia, compuesta por todos los que le han aceptado como su Salvador personal (Filipenses 3:20);

- su gloria a la cual asociará a todos los suyos (Romanos 5:2).

Mientras tanto Jesús es la fuerza del creyente para enfrentar las pruebas de la vida y no entristecerse como los que no tienen esperanza (1 Tesalonicenses 4:13).

De modo que Pablo concluye esta sección con una bendición llena de gracia, orando que el Dios que da buena esperanza por medio de la gracia llenará a los santos de todo gozo y paz al creer en Él. Y es cierto que aquellos que abundan en la esperanza por el poder del Espíritu Santo no tienen tiempo para pelearse por cuestiones no esenciales. Nuestra común esperanza es una poderosa fuerza unifica dora en la vida cristiana.

Enviado por: Taty

HOY..QUIERO VIVIR EN LA LEY DEL ESPIRITU

“ Porque la Ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” Rom 8:2
El mundo se rige por leyes. Qué sería de este mundo, de la familia de los estudios, de los negocios y de las finanzas si no existiesen leyes. Aún a pesar de que como seres humanos vivimos quebrantando leyes, sin embargo, las leyes nos sirven para indicarnos el camino y advertirnos sobre las consecuencias. Pues, hoy quiero vivir sujeto de una de las leyes más hermosas y preciosas que podemos disfrutar como gente que ama a Dios. La Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús.
Hoy necesito entender que lo más cerca que camino de Dios, lo más sutil que se torna el pecado. Si esto es así como podré identificar la sutileza del pecado para no ser arrastrado por esa casi invisible corriente?.
Oh, Gracias a Dios que él ha provisto todo lo que necesito para desenvolverme sin problema en medio de semejante campo minado de la batalla diaria. La Ley del Espíritu de Vida me ha librado de la ley del pecado y de la muerte.
Mi vida es regida por una de estas leyes, pero la una supera a la otra, nunca estas dos leyes funcionaran con el mismo poder. Si hoy descuido mi relación con Dios y no me acercó a él….la ley del pecado entrará sutilmente con su poder, pero si hoy dependo de Dios y me gozo en su presencia, La Ley del Espíritu de Vida entrará en vigencia de la misma manera que en un avión la Ley de aerodinámica supera la ley de la gravedad.
Una ley no elimina la otra….sino que la supera. Con la misma confianza que tenía Pablo cuando dijo: Porque la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte, Con esa misma confianza quiero hablar y vivir en este día, porque ya me he acercado a Dios para tomar de su fuente el agua fresca de su amor, su poder y su presencia.
En la cruz el Señor Jesús mi Salvador, conquisto la ley del pecado y de la muerte y hoy, vivo y camino en esa victoria. Sin embargo, con cuidado debo andar ya que si descuido lo conquistado se me puede escapar si la Ley del pecado y de la muerte llegaré a superar por mi descuido la Ley del Espíritu de Vida.
Más ahora, confiado estoy en el Señor de mi vida en quien puedo esperar y a quien puedo amar.
Señor. Que mi vida está regida por leyes, es verdad. Pero también mi espíritu está regido por leyes. Hoy te doy gracias por la Ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús, porque esa ley que opera desde el calvario ya me ha librado de la Ley del pecado y de la muerte. Hoy quiero vivir regido por esa ley y entonces no temeré a la sutileza del pecado, porque la Ley del Espíritu supera la ley del pecado. Amén.

EL DIA DE LA MADRE

Hace veintiséis años que mi amigo del ejercito Dan y yo cargamos un Corvette 427 azul metálico con neveras portátiles bermudas y camisetas, y pasamos frente a la lúgubre fachada de la policía militar de sombrío semblante hacia la puerta principal del fuerte McClellan. Preparados con los permisos para el fin de semana y con los bolsillos llenos de billetes nuevos que habíamos recibido por la primera semana de pago en el campamento de verano del Ejercito de Reserva, nos dirigíamos a la Florida- y el ejercito era el ultimo en lo que pensábamos. Felices al no encontrar nuestros nombres en la tabla de asignación de deberes del fin de semana, decidimos que un fin de semana en la playa era precisamente lo que necesitábamos para recuperarnos de cuatro días de raciones reducidas y de mosquitos en las colinas orientales de Alabama.
Nuestro campo de verano había comenzado muy pronto aquel año. El clima de mayo había sido delicioso, y con la capota abajo y el equipo de sonido en lo alto llegamos a Birmingham y decidimos detenernos allí para llamar a nuestras madres y desearles un feliz día antes de continuar nuestro viaje hacia el sur por la autopista.
Encontré a mamá en casa y me dijo que acababa de regresar de la tienda. Por el tono de su voz, supe que estaba decepcionada de que yo no pasara aquel día especial en familia. “Que tengas un buen viaje y ten cuidado, Te echaremos de menos”, dijo.
Cuando regrese al auto, por el rostro de Dan supe que el también estaba padeciendo del mismo sentimiento de culpa que me obsesionaba. Entonces tuvimos una brillante idea. Enviar flores, desde luego.
Aparcamos al lado de una florería del sur de Birmingham. Cada uno garabateo una nota para enviarla con las flores que nos absolverían de la culpabilidad de pasar nuestro único fin de semana libre en la playa y no con nuestra querida madre.
Aguardamos mientras el dependiente ayudaba a un niño, quien estaba eligiendo un arreglo floral, evidentemente para su madre. Impacientes, deseábamos pagar las flores y partir.
El niño se mostraba orgulloso a más no poder cuando se volvió hacia mi sosteniendo su arreglo mientras el dependiente escribía la orden.
“Estoy seguro de que le encantara a mamá-dijo-.
“Son claveles. A ella le fascinaban los claveles. Le agregare alguna flores del jardín, antes de llevarlos al cementerio”.
Levante la vista hacia el dependiente, que se veía conmovido. Luego mire a Dan. Observando al niño que salió de la tienda, orgulloso de su arreglo, y trepó al asiento de atrás del auto de su padre.
“¿Ya eligieron lo que desean?”, preguntó el dependiente, quien apenas podía hablar.
“Supongo que si”, respondió Dan. Botamos las tarjetas a la basura y nos dirigimos en silencio hacia el auto.
“Vendré a buscarte el domingo en la tarde, hacia las cinco”, dijo Dan deteniéndose frente a la casa de mis padres.
“Te esperare”, respondí, mientras me esforzaba por sacar mi bolsa de la parte trasera del auto.
Florida definitivamente podía esperar.
Fuente: Niki Sepsas. Sopa de Pollo para El Alma de la Madre
Mateo 15:4 Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.

¿DEL LADO DE QUIEN ESTA DIOS?

Lectura: 2 Crónicas 15:1-15.
“Porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos” 1 Crónicas 28:9
«No alardeo de que Dios está de mi lado -escribió Abraham Lincoln-. Humildemente oro por estar del lado de Dios».
Las palabras de Lincoln parafrasean los pensamientos que Azarías expresó ante el rey Asa de Judá. Después de que el Espíritu de Dios viniera sobre Azarías, éste dijo: «Jehová estará con vosotros, si vosotros estuviereis con Él; y si Le buscareis, será hallado de vosotros; mas si Le dejareis, Él también os dejará».
A lo largo de la historia, las personas han cometido actos despreciables mientras afirmaban osadamente que Dios estaba de su lado. Pero ser cristianos no garantiza que Dios esté «de nuestro lado» más de lo que antaño ser israelitas garantizaba que Dios estuviera del lado de ellos (Isaías 3:14-15). Dios está del lado de aquellos que están de Su lado, que conocen Su corazón y Su mente y hacen Su voluntad; no aquellos que insisten en convencer a Dios y a los demás de que su manera de hacer las cosas es la correcta.
Por medio del profeta Isaías, el Señor indicó que Él se pone del lado de los oprimidos (Isaías 58:6-7,10). Para los cristianos, eso significa que lo correcto es estar del lado de aquellos que son víctimas de injusticias.
En vez de lanzarnos a una situación asumiendo que Dios está de nuestro lado, necesitamos tener la certeza de que nosotros estamos del Suyo.
Es peligroso confundir nuestros deseos con la voluntad de Dios.