martes, 27 de mayo de 2008

COMO LOS ARBOLES DE CALIFONIA REDWOODDS

Aunque nunca he visto los árboles Sequoia de California, conocidos como los “Redwoods”, me han comentado que son espectaculares. Algunos llegan a tener hasta 100 metros de altura.
Raramente, estos grandes árboles tienen unos sistemas de raíces inusualmente cortas que solo se encuentran debajo de la superficie del suelo para obtener toda la humedad de la superficie posible. Y esta es su vulnerabilidad.
Sin embargo, muy pocas veces se verá uno de estos gigantes derribado por tormentas porque ellos crecen en rocas y sus raíces enredadizas proveen sosten el uno para el otro en tiempo de vientos recios.
Cuando estamos juntos, ya sea como familia iglesia o amigos, proveemos esta misma clase de sostén.El dolor y el sufrimiento nos llega a todos. Pero, así como estos gigantes árboles Sequoia, podemos ser sostenidos en esos tiempos díficiles por el toque de las vidas de otros. El saber que tenemos a alguien; que no estamos solos; que hay alguien que está dispuesto a tocarnos, sostenernos, guardarnos de ser destruidos.

Gálatas 6:2 “Sobrellevad los unos las cargas de los otros;
”Romanos 12:15 “Gozaos con los que se gozan: llorad con los que lloran.
”1 Corintios 12:26-27 “Y si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado, todos los miembros se regocijan con él. Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él.

APRENDE A DAR

Lectura: Lucas 19:1-10
Y Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres. . . . --Lucas 19:8.
Muchas personas que viven en países ricos han llegado a sentir una carga por la acumulación de bienes materiales que ya no necesitan ni usan. Pero les cuesta mucho deshacerse de cosas que obstruyen sus casas y sus negocios. Después de mudarse cinco veces en cuatro años, una mujer dijo: «¿Sabes cuántas cosas traje a cada una de las casas? Me he dicho a mí misma: "¿Dónde tenías la cabeza cuando mudaste todo esto?"» Entonces contrató a un organizador profesional para que la ayudara a aprender a deshacerse de cosas.
La gente se aferra a sus posesiones por muchas razones diferentes. Parece que Zaqueo tenía ese problema porque era avaro (Lucas 19:1-10). Pero la historia de este acaudalado cobrador de impuestos que se subió a un árbol para ver a Jesús culminó en un cambio total de corazón cuando Zaqueo dijo: «He aquí, Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres» (v.8). Luego prometió: «Si en algo he defraudado a alguno, se lo restituiré cuadruplicado.» Jesús respondió diciendo: «Hoy ha venido la salvación a esta casa» (v.9).
La nueva libertad espiritual que Zaqueo encontró se pudo observar cuando él pasó de recibir a dar. El hecho de que ya no fuera tan avaro reveló un corazón renovado.
¿Sucede lo mismo con nosotros?
NO HABREMOS APRENDIDO A VIVIR HASTA QUE NO HAYAMOS APRENDIDO A DAR.

MEDICO, CURATE A TI MISMO

Todo estaba preparado para la operación. Y todo obedecía las más rigurosas reglas de higiene y asepsia. Las enfermeras estaban listas. El equipo quirúrgico estaba listo. Y aunque no era una operación difícil, la corrección de una hernia, era una circunstancia especial. El cirujano sería el doctor Coronel Truta, de setenta años de edad, de Bucarest, Rumania.
Se administró anestesia local profunda. Luego el doctor empuño el bisturí y abrió el vientre. Prosiguió con la destreza de un veterano cirujano y rectificó el daño. Pero lo raro de esta operación era que Truta se la estaba haciendo a sí mismo. Se trataba de una autocirugía.

«Lo hago -explicó el doctor Truta- para demostrar que es posible, y para que vean que lo que enseño, lo practico, hasta en mí mismo.»

No podemos menos que admirar a este cirajano que, con su propia mano aplicada a sí mismo, dio prueba que estaba dispuesto a demostrar en carne propia que él practicaba lo que enseñaba. Pero el doctor Truta ilustró algo más. Ilustró un dicho antiguo que, en cierta ocasión, citó el Señor Jesucristo mismo: «¡Médico, cúrate a ti mismo!" (Lucas 4:23). Y en efecto, Cristo realizó en sí mismo la cura radical de los pecados de toda la humanidad cuando dio su vida en la cruz del
Calvario. Ampliando la lección, ¡qué fácil nos es demandar de otros lo que nosotros mismos no queremos hacer! El ejemplo clásico es el del padre que le dice al hijo qué cosas debe y no debe hacer, pero su propio comportamiento es todo lo contrario. Ante esto hay que decir: «Médico,
cúrate a ti mismo.»
¿Y qué de la autoridad civil, política o militar que le aplica a sus ciudadanos la fuerza de la ley cuando ellos mismos viven al margen de sus propias demandas? Aquí, también, hay que decir: «Médico, cúrate a ti mismo.»
Tenemos, también, al esposo para quien la absoluta fidelidad matrimonial no existe, y sin embargo si su esposa hace lo mismo, la mata. «Médico, cúrate a ti mismo.»
¿Y qué del líder religioso que exige de sus feligreses que lleven una vida de santidad y pureza, y él mismo anda adulterando no sólo su vida, sino también los principios sanos que él mismo predica? «Médico, cúrate a ti mismo.»
Seamos sinceros. Aconsejemos con nuestra vida y no sólo con los labios. Así lo hizo nuestro Maestro, el Señor Jesucristo.

MEJOR PEDER UN PIE QUE PERDER LA VIDA

Con un seco y sonoro ¡clic! se cerró la trampa. Era una trampa de acero, silenciosa y traicionera, oculta en la nieve por hojas de pino. Serge Cherblinko, cazador de osos en los bosques de Siberia, andaba de cacería. Sin darse cuenta, pisó donde no debió hacerlo, y la trampa clavó en él sus dientes de acero.
Serge sabía que por sí solo le sería imposible librarse de la trampa. El dolor era intenso, y la noche se aproximaba, con sus fríos, sus lobos y sus osos. Ahí mismo, solo y en medio del bosque, tomó una decisión drástica. Con su cuchillo de monte, se amputó el pié, y renqueando y arrastrándose como pudo, regando sangre por el camino, cubrió los dos kilómetros hasta llegar al refugio. Perdió un pié, pero se salvó la vida.

La noticia en la prensa internacional, aunque muy triste, nos deja una tremenda y clara lección. Es mucho mejor perder un miembro del cuerpo que perder toda la vida. Si la opción es perder un pié, o un ojo, o un miembro cualquiera del cuerpo, o perder la vida, cualquiera cedería uno de sus miembros antes que entregarse a la muerte.
¡Cuántas no han sido la veces que el cirujano se acerca a la cama del paciente y le dice: «Para salvarle la vida tenemos que amputarle la pierna»! Y como más vale la vida que una pierna, el paciente se somete. La vida misma siempre vale más que cualquier miembro del cuerpo.
Asmismo sucede con la vida espiritual, la vida eterna. Jesucristo conocía el incalculable valor de la vida eterna, así que un día, al predicarles a las multitudes, dijo: «...si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo, y no que todo él vaya al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno» (Mateo 5:29-30).

Si la vida física vale más que cualquier miembro de nuestro cuerpo, la vida espiritual, que es eterna, vale más que cualquier cosa en esta vida. Y sin embargo, ¡qué fácil nos es apegarnos a nuestros antojos injustos e inmorales aunque así perdamos la vida eterna! Jesús lo expresó con una claridad diáfana al decir que si ganamos el mundo entero, pero perdemos nuestra alma, lo hemos perdido todo. No cedamos lo eterno por lo efímero. Ni cedamos la gloria celestial por la vanagloria de este mundo. Al contrario, pidámosle a Cristo que sea el Señor y Dueño de nuestra vida.

MAÑANA PUDE SER TARDE

¿Ayer?... ¡Eso hace tiempo!...
¿Mañana?... No nos es permitido saber...
Mañana puede ser muy tarde...
Para decir que amas,
Para decir que perdonas,
Para decir que disculpas,
Para decir que quieres intentar nuevamente...
Mañana puede ser muy tarde...
Para pedir perdón,
Para decir: ¡Discúlpame, el error fue mío...!

Tu amor, mañana, puede ser inútil;
Tu perdón, mañana, puede no ser preciso;
Tu regreso, mañana, puede que no sea esperado;
Tu carta, mañana, puede no ser leída;
Tu cariño, mañana, puede no ser más necesario;
Tu abrazo, mañana, puede no encontrar otros brazos...

Porque mañana puede ser muy... ¡muy tarde!

No dejes para mañana para decir: ¡Te amo!
¡Te extraño!
¡Perdóname!
¡Discúlpame!
¡Esta flor es para ti!
¡Te encuentras muy bien...!

No dejes para mañana
Tu sonrisa,
Tu abrazo,
Tu cariño,
Tu trabajo,
Tu sueño,
Tu ayuda...

No dejes para mañana para preguntar:
¿ Puedo ayudarte ?
¿ Por qué estás triste?
¿ Qué te pasa
¡Oye!...Ven aquí, vamos conversar...
¿ Dónde está tu sonrisa ?
¿ Aún me das la oportunidad ?...
¿ Percibiste que existo?
¿Por qué no empezamos nuevamente ?
Estoy contigo.¿ Sabes que puedes contar conmigo?
¿ Dónde están tus sueños?
Recuerda : ¡Mañana puede ser tarde...muy tarde!
¡Busca!
¡Pide!
¡Insiste! ¡Intenta una vez más!
¡Solamente el "hoy" es definitivo!
¡Mañana puede ser tarde... muy tarde ..!

Simplemente...tu día es hoy

LA OTRA MUJER

Después de 21 años de matrimonio, descubrí una nueva manera de mantener viva la chispa del amor. Desde hace poco había comenzado a salir con otra mujer, en realidad había sido idea de mi esposa.
-Tú sabes que la amas me dijo un día, tomándome por sorpresa-. La vida es demasiado corta debes dedicar tiempo.
-Pero yo te amo a ti- protesté.
-Lo sé. Pero también la amas a ella.
La otra mujer, a quien mi esposa quería que yo visitara, era mi madre, quien era viuda desde hacía 19 años, pero las exigencias de mi trabajo y mis 3 hijos hacían que solo la visitara ocasionalmente. Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine. ¿Qué te ocurre? ¿Estás bien? me preguntó, mi madre es el tipo de mujer que una llamada tarde en la noche, o una invitación sorpresiva es indicio de malas noticias.
-Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo -le respondí- Los dos solos.
Reflexionó sobre ello un momento.
-Me agradaría muchísimo.-dijo.
Ese viernes mientras conducía para recogerla después del trabajo, me encontraba algo nervioso, era el nerviosismo que antecede a una cita... y ¡por Dios Cuando llegué a su casa, advertí que ella también estaba muy emocionada con nuestra cita. Me esperaba en la puerta con su abrigo puesto, se había rizado el cabello y usaba el vestido con que celebró su último aniversario de boda Su rostro sonreía e irradiaba luz como un ángel. Les dije a mis amigas que iba a salir con mi hijo, y se mostraron muy impresionadas -me comentó mientras subía a mi auto-. No pueden esperar a mañana para escuchar acerca de nuestra velada.

Fuimos a un restaurante no muy elegante pero sí acogedor, mi madre se aferró a mi brazo como si fuera "La primera dama". Cuando nos sentamos, tuve que leerle el menú. Sus ojos solo veían
grandes figuras. Cuando iba por la mitad de las entradas, levanté la vista; mamá estaba sentada al otro lado de la mesa, y me miraba. Una sonrisa nostálgica se le delineaban en los labios. Era yo quien leía el menú cuando eras pequeño - me dijo. Entonces es hora de que te relajes y me permitas devolver el favor -respondí.
Durante la cena tuvimos una agradable conversación; nada extraordinario, solo ponernos al día con la vida del otro. Hablamos tanto que nos perdimos el cine. Saldré contigo otra vez, pero sólo si me dejas invitar - dijo mi madre cuando la llevé a casa. Asentí.
-¿Cómo estuvo tu cita? - quiso saber mi esposa cuando llegué aquella noche.
-Muy agradable...mucho más de lo que imaginé..- Contesté.
Días más tarde mi madre murió de un infarto masivo, todo fue tan rápido, no pude hacer nada. Al poco tiempo recibí un sobre con copia de un cheque del restaurante donde habíamos cenado mi madre y yo, y una nota que decía: " La cena la pagué por anticipado, estaba casi segura, de que no podría estar allí, pero igual pagué 2 platos uno para ti y el otro para tu esposa, jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mí. Te amo".

En ese momento comprendí la importancia de decir a tiempo: TE AMO y de darles a nuestros seres queridos el espacio que se merecen; nada en la vida será más importante que Dios y tu familia, dales_tiempo, porque ellos no pueden esperar

LAS MANOS DE DIOS

Cuando observo el campo sin arar, cuando los aperos de labranza están olvidados, cuando la tierra esta quebrada y abandonada me pregunto:
- ¿Dónde están las manos de Dios?
Cuando observo la injusticia, la corrupción, el que explota al débil.
Cuando veo al prepotente y pedante, enriquecerse del ignorante y del pobre, del obrero y del campesino carente de recursos para defender sus derechos, me pregunto:
- ¿Dónde están las manos de Dios?
Cuando contemplo a esa anciana olvidada, cuando su mirada es nostálgica y balbucea aún palabras de amor por el hijo que la abandonó, me pregunto:
- ¿Dónde están las manos de Dios?
Cuando miro a ese joven, antes fuerte y decidido, ahora embrutecido por la droga y el alcohol. Cuando veo titubeante lo que antes era una inteligencia brillante y ahora con harapos, sin rumbo, sin destino; me pregunto:
- ¿Dónde están las manos de Dios?
Cuando esa chiquilla que debería soñar en fantasías, la veo arrastrar la existencia y en su rostro se refleja ya el hastío de vivir, y buscando sobrevivir se pinta la boca y se ciñe el vestido y sale a vender su cuerpo; me pregunto:
- ¿Dónde están las manos de Dios?
ando aquél pequeño a las tres de la madrugada me ofrece su periódico o su miserable cajita de dulces sin vender. Cuando lo veo dormir en la puerta de un zaguán o debajo de algún puente titiritando de frío, con unos cuantos periódicos que cubren su frágil cuerpecito. Cuando su mirada me reclama una caricia, cuando lo veo sin esperanza vagar con la única compañía de un perro callejero, me pregunto:
- ¿Dónde están las manos de Dios?
Y me enfrento a él y le pregunto:
- ¿Dónde están tus manos Señor?, para luchar por la justicia, para dar una caricia, un consuelo al abandonado, rescatar a la juventud de las drogas, dar amor y ternura a los olvidados. Después de un largo silencio, escuché su voz que me reclamó:
- ¿No te has dado cuenta que TÚ eres mis manos?. ¡Atrévete a usarlas para lo que fueron hechas, para dar amor y alcanzar las estrellas!
Y entonces comprendí que las manos de Dios somos TÚ y YO. Nosotros somos los que tenemos la voluntad, el conocimiento y el coraje para luchar por un mundo más humano y más justo, aquellos cuyos ideales sean más altos que no puedan acudir a la llamada del destino, aquellos que desafiando el dolor, la crítica, la blasfemia, se reten a sí mismos para ser las manos de Dios.
Señor, ahora me doy cuenta que mis manos están sin llenar, que no han dado lo que deberían dar. Te pido perdón por el amor que me diste y que no he sabido compartir. Sé que las debo usar para amar y conquistar la grandeza de la creación. El mundo necesita esas manos llenas de ideales y estrellas, cuya obra magna sea contribuir día a día a forjar una civilización.
Unas manos que busquen valores superiores, que compartan generosamente lo que Dios nos ha dado y puedan al final llegar vacías al cielo porque entregaron todo el amor para el que fueron creadas.
Y entonces Dios seguramente dirá:
- Estas, ¡son mis manos!

LA MURALLA DE NIEVE

Cuando el año 1814 empezó, tropas de suecos, cosacos, alemanes y rusos estaban a media hora de marcha de la ciudad de Sleswick.
noticias terribles del comportamiento de los soldados venían desde el campo cada día. Se pensaba que el ataque final llegaría la medianoche del 5 de enero, que se acercaba.
En las afueras de la ciudad, en el lado por donde venían los enemigos, había una casa solitaria, y en ella había una anciana creyente, que estaba orando seriamente con las palabras de un antiguo himno, para que Dios levantase una muralla alrededor de ellos, para que el enemigo no pudiera atacarles. En esa misma casa vivían su hija, viuda, y su nieto, un joven de 20 años. Él oyó la oración de su abuela, y no pudo evitar decir que no comprendía cómo ella podía pedir algo tan imposible como que un muro se construyera alrededor de la casa para librarlos del enemigo. La anciana añadió:
- "Sin embargo, ¿piensas que si fuera la voluntad de Dios construir una muralla alrededor de nosotros, sería imposible para Él?
Llegó la terrible noche del 5 de enero y a la medianoche los soldados empezaron a entrar en todos lados. La casa de la que hablábamos estaba cerca de la carretera, y era mayor que las casas que estaban cerca, que eran solo casas muy pequeñas. Sus habitantes miraban con ansioso temor cómo los soldados entraban en una y otra casa para pedir lo que quisieran; pero todos pasaron de largo de su casa.
Durante todo el día había habido una terrible nevada (la primera del invierno) y hacia la noche la tormenta se hizo tan violenta que apenas se reconocía con otros años.
Al final cuatro partidas de cosacos llegaron, porque la nieve no los dejara entrar antes en la ciudad por otro camino. Esta parte de las afueras estaba un poco lejos de la ciudad misma. Las casas cercanas a donde vivía la anciana se vieron así llenas con 50 o 60 de estos hombres salvajes. Fue una noche terrible para los que vivían en esa parte de la ciudad, llena a rebosar con tropas enemigas. Pero ni un solo soldado entró en la casa de la abuela; y en medio de los gritos de alrededor ni siquiera se oyó un golpe en la puerta para asombro de la familia.
A la mañana siguiente, cuando salió el sol, vieron la causa. La tormenta había descargado una cantidad tal de nieve entre la carretera y la casa que no se podía llegar allí.
- "¿Ves ahora, hijo mío," -dijo la anciana- "que fue posible para Dios levantar una muralla alrededor de nosotros?".

LA MUÑECA DE LA ROSA BLANCA

De prisa, entre en la tienda por departamentos a comprar unos regalos de Navidad a ultima hora.
Miré a mi alrededor toda la gente que allí había y me moleste un poco. "Estaré aquí una eternidad; con tanto que tengo que hacer", pensé. La Navidad se había convertido ya casi en una molestia. Estaba deseando dormirme por todo el tiempo que durara la Navidad. Pero me apresuré lo mas que pude por entre la gente en la tienda.
Entre en el departamento de juguetes. Otra vez más, me encontré murmurando para mi misma, sobre los precios de aquellos juguetes. Me pregunté si mis nietos jugarían realmente con ellos. De pronto, me encontré en la sección de muñecas. En una esquina, me encontré un niñito, como de 5 años, sosteniendo una preciosa muñeca; estaba tocándole el cabello y la sostenía muy tiernamente. No me pude aguantar; me quede mirándolo fijamente y preguntándome para quien sería la muñeca que sostenía, cuando de pronto se le acerco una mujer, a la cual el llamo tía.
El niño le pregunto: "Estás segura que no tengo dinero suficiente?" Y la mujer le contesto, con un tono impaciente: "Tu sabes que no tienes suficiente dinero para comprarla". La mujer le dijo al niño que se quedara allí donde estaba mientras ella buscaba otras cosas que le faltaban. El niño continuó sosteniendo la muñeca.
Después de un ratito, me acerqué y le pregunté al niño para quién era la muñeca. El me contesto: "Esta muñeca es la que mi hermanita deseaba con tanto anhelo para Navidad. Ella estaba segura que Santa Claus se la iba a traer." Yo le dije que lo mas seguro era que Santa Claus se la traería. Pero el me contesto: "No, Santa no puede ir a donde mi hermanita esta. Yo le tengo que dar la muñeca a mi mamá para que ella se la lleve a mi hermanita", Yo le pregunte donde estaba su hermana y el niño, con una cara muy triste me contesto: "Ella se ha ido con JESÚS, mi papa dice que mamá se va a ir con ella también".
Mi corazón casi deja de latir. Volví a mirar al niño una y otra vez. El continuó: "Le dije a Papá que le dijera a Mamá que no se fuera todavía. Le dije que le dijera a ella que esperara un poco hasta que yo regresara de la tienda." El niño me pregunto si quería ver su foto y le dije que me encantaría, entonces, el saco unas fotografías que tenia en su bolsillo y que había tomado al frente de la tienda y me dijo: "Le dije a Papá que le llevara estas fotos a mi Mamá para que ella nunca se olvide de mi. Quiero mucho a mi Mamá y no quisiera que ella se fuera. Pero Papá dice que ella se tiene que ir con mi hermanita".
Me di cuenta que el niño había bajado la cabeza y se había quedado muy callado. Mientras el no miraba, metí la mano en mi cartera y saqué unos billetes. Le dije al niño que contáramos el dinero otra vez. El niño se entusiasmo mucho y comento: "Yo se que es suficiente." Y comenzó a contar el dinero otra vez. El dinero ahora era suficiente para pagar la muñeca. El niño, en una voz muy suave, comento: "Gracias JESÚS por darme suficiente dinero". El niño entonces comento: "Yo le acabo de pedir a JESÚS que me diera suficiente dinero para comprar esta muñeca, para que así mi Mama se la pueda llevar a mi hermanita. Y El oyó mi Oración. yo le quería pedir dinero suficiente para comprarle a mi Mamá una Rosa Blanca también, pero no lo hice. Pero El me acaba de dar suficiente para comprar la muñeca y la Rosa para mi Mamá. A ella le gustan mucho las Rosas, le gustan mucho las Rosas Blancas."
En unos minutos la tía regreso y yo, desapercibidamente, me fui. Mientras terminaba mis compras, con un espíritu muy diferente al que tenia al comenzar las compras, no podía dejar de pensar en el niño. Seguí pensando en una historia que había leído en el periódico unos días antes, acerca de un accidente causado por un conductor ebrio, el cual había causado un accidente donde había perecido una niñita y su Mamá estaba en estado de gravedad. La familia estaba deliberando en si mantener o no a la mujer con vida artificial y máquinas. Me di cuenta de inmediato que este niño pertenecía a esa familia.
Dos días mas tarde leí en el periódico que la mujer del accidente había sido apartada de la maquinaria que la mantenía viva y había muerto. No me podía quitar de la mente al niño.
Mas tarde ese día, fui y compré un ramo de Rosas Blancas y las lleve a la funeraria donde estaba el cuerpo de la mujer. Y allí estaba, la mujer del periódico, con una Rosa Blanca en su mano, una hermosa muñeca, y la foto del niño en la tienda. Me fui llorando... mi vida había cambiado para siempre. El amor de aquel niño por su madre y su hermanita era enorme. En un segundo, un conductor ebrio le había destrozado la vida en pedazos a aquel niñito.
Ahora tu tienes la opción, tu puedes cambiar de actitud y ser mas sensible ante la necesidad de los demas, pudiendo convertirte en Instrumento de DIOS para ayudar a otros con tu actitud...

LA INMESIDAD DEL UNIVERSO

(Dios) cuelga la Tierra sobre nada...
Su espíritu adornó los cielos...

He aquí, estas cosas son sólo los bordes de sus caminos.
Job 26:7, 13-14

El huesped de un profesor de literatura consideraba el cristianismo como anticuado. Cierta vez dijo, sonriendo a su anfitrión, a quien conocía como creyente:
-El concepto del mundo tal como nos lo proporciona la Ciencia hace que la vieja fe cristiana sea un simple disparate. ¿Puede Dios -si efectivamente existe
- interesarse por seres vivientes tan pequeños como nosotros, que andamos por un planeta tan insignificante? Esto es un invento de la gente que cree que la Tierra es un disco y que las estrellas se hallan a pocos kilómetros de ella.

-¿Quién creyó esto?
- Quiso saber el profesor.

-Todos esos personajes del cristianismo primitivo, de los cuales usted me habla a menudo
- Contestó el huésped
El profesor, tomando un libro, preguntó a su interlocutor:
-¿Conoce usted esta obra?

-Si
-dijo éste-, es de Ptolomeo, el astrónomo alejandrino del siglo II, en el cual se basó la astronomía de la Edad Media.

-Por favor, lea este pasaje -le pidió el profesor. Su invitado leyó:

"En comparación con la distancia a la cual se hallan las estrellas fijas, la tierra no tiene un tamaño digno de mención y debe ser considerada como un punto.
"
Hubo una pausa.
-¿Lo sabían en aquel tiempo? -preguntó el sorprendido huésped-, entonces, ¿por qué no lo mencionan las enciclopedias modernas?
Pese a la grandeza del universo y la insignificancia de la Tierra y de sus moradores, el Señor Jesús quiso venir a este mundo.

ESTOY SIEMPRE CONTIGO

¿Me necesitas? Estoy aquí contigo.
No puedes verme, sin embargo soy la luz que te permite ver.
No puedes oírme, sin embargo hablo a través de tu voz.
No puedes sentirme, sin embargo soy el poder que trabaja en tus manos.
Estoy trabajando en ti, aunque desconozcas Mis senderos.
Estoy trabajando, aunque no reconozcas Mis obras.
No soy una visión extraña. No soy un misterio.
Sólo en silencio absoluto, más allá del "yo" que aparentas ser puedes conocerme, y entonces sólo como un sentimiento y como Fe.
Todavía estoy aquí contigo, Todavía te oigo.
Todavía te contesto.
Aunque me niegues, estoy contigo.
En los momentos en que más solo crees encontrarte, Yo estoy contigo.
Aún en tus temores, estoy contigo.
Aún en tu dolor, estoy contigo.
Estoy contigo cuando oras y cuando no oras.
Estoy en ti y tu estas en Mí.
Sólo en tu mente puedes sentirte separado de Mí, pues solo en tu mente están las brumas de "lo tuyo" y "lo mío".
Sin embargo tan solo con tu mente puedes conocerme y sentirme.
Vacía tu corazón de temores ignorantes.
Cuando quites el "yo" de en medio, estoy contigo.
De ti mismo no puedes hacer nada, pero Yo todo lo puedo.
Yo estoy en todo.
Aunque no puedas ver bien, el bien está allí, pues Yo estoy allí.
Sólo en Mí el mundo tiene significado; sólo de Mí toma el mundo forma;
Sólo por Mí el mundo sigue adelante.
Soy la ley en la cual descansa el movimiento de las estrellas y el crecimiento de toda célula viva.
Soy el amor que es el cumplimiento de la ley.
Soy seguridad, Soy paz, Soy unificación, Soy la ley por la cual vives.
Soy el amor en el que puedes confiar. Soy tu seguridad.
Soy tu paz, Soy uno contigo, YO SOY.
Aunque falles en encontrarme, Yo nunca dejo de encontrarte.
Aunque tu fe en Mi es insegura. Mi fe en ti nunca flaquea porque te conozco, porque te amo.
Mi bien amado, estoy aquí, contigo.
Jesús

¿EN MANOS DE QUIEN?

Una pelota de baloncesto en mis manos vale unos $19.
Una pelota de baloncesto en las manos de Michael Jordan vale alrededor de $33.000.000.

Todo depende de: en manos de quién está el asunto.

Una raqueta de tenis en mis manos, no sirve para nada.
Una raqueta de tenis en manos de Pete Sampras, significa el Campeonato en Wimbledon.

Todo depende de: en manos de quién está el asunto.

Una honda en mis manos es un juego de niños.
Una honda en manos de David es el arma de la victoria del Pueblo de Dios.

Todo depende de: en manos de quién está el asunto.

Dos panes y cinco peces en mis manos son un par de sandwiches de pescado.
Dos panes y cinco pesos en manos de Jesús son el alimento para miles.

Todo depende de: en manos de quién está el asunto.

Unos clavos en mis manos pueden servir para construir una pajarera.
Unos clavos en las manos de Jescuristo producen la salvación de toda la humanidad.

Todo depende de: en manos de quién está el asunto.

Como has visto, todo depende de: en manos de quién está el asunto.

Pon tus proyectos, tus preocupaciones, tus miedos, tus deseos, tus sueños, tu familia y tus relaciones en manos de Dios.

Todo depende de: en manos de quién está el asunto...