martes, 19 de octubre de 2010

EN SOLEDAD PERO, PERO NO SOLO

La breve nota que me envió decía mucho. -Soy una persona incapacitada en una silla de ruedas -escribió-. Me siento sola, a pesar de que sé que nunca estoy sola. Dios siempre está presente. No tengo mucha gente con quien hablar.

La palabra soledad ha sido considerada la más desolada del idioma. No respeta edad, raza, condición económica ni inteligencia.

Albert Einstein dijo: -Es extraño ser conocido universalmente, y al mismo tiempo sentirse solo.

Dios nos hizo para la intimidad y la compañía con otras personas. Incluso antes que el pecado entrara en el mundo, declaró que no era buena que el hombre estuviera solo (Génesis 2:18). Es por eso que mucha gente a menudo se siente tan vacía por dentro.

Jesús también conoció la soledad. Seguro que la sintió cuando sus discípulos lo abandonaron (Marcos 14:50). Sin embargo, la presencia del padre lo compensó de más. Jesús dijo: No estoy solo, porque el Padre está conmigo. Juan 16:32 Esa intimidad con el Señor está disponible a todos los que ponen su confianza en Él y en su Palabra.

Podemos disminuir nuestra sensación de soledad acercándonos a los demás. Pero incluso más importante es que debemos acercarnos al Señor. Él siempre está con nosotros, y desea que tengamos comunión con Él durante todo el día.

Juan 16:32
…seréis esparcidos, cada uno por su lado, y me dejaréis solo; y sin embargo no estoy solo, porque el Padre está conmigo.

TIEMPO DE JUBILARSE

Lectura: Mateo 16:24-28.
"Y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará" Mateo 16:25
Después de haber trabajado como maestra durante 40 años, Jane se jubiló. Ella y su esposo estaban esperando la llegada de su primer nieto.
La jubilación es ese período en la vida en el que muchas personas simplemente se relajan, viajan o disfrutan de sus aficiones. Pero Jane se enteró de un ministerio que trabajaba con jóvenes en situaciones de riesgo, en una ciudad cerca de su casa, y sintió que debía involucrarse. «Me di cuenta de que hay muchachos que tan sólo están esperando y que yo podía marcar una diferencia», dijo. Comenzó a enseñar inglés a un joven liberiano que se había visto forzado a huir de su país de origen por causa de la guerra civil. Aunque estaba en un ambiente seguro, no entendía el nuevo idioma. Ante esta oportunidad ministerial, Jane dijo con una sonrisa: «Podría ir de compras para mantenerme ocupada, pero ¿me divertiría lo suficiente?»
Jane está marcando una diferencia. Tal vez ha aprendido un poquito de aquello a lo que Jesús se refería cuando dijo: «Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará» (Mateo 16:25). Entregarnos al Señor a través de la ayuda a los demás demanda abnegación, pero un día Jesús recompensará ese esfuerzo (v.27).
Sigamos el ejemplo de Jane de amor a Dios y a los demás, sin importar cuál sea la etapa de nuestra vida.
Trabaja para el Señor; Su plan de jubilación no es de este mundo.