martes, 28 de julio de 2009

EL PODER DE LA MANSEDUMBRE

Lectura: Éxodo 2:11-15; 3:7-12.
“En quietud y en confianza será vuestra fortaleza” Isaías 30:15
Las cataratas del Niágara son una de las vistas más espectaculares que yo jamás haya contemplado. El rugido de 170 mil metros cúbicos de agua cada minuto las convierte en el salto de agua más poderoso en Norteamérica. Sin embargo, muy poca gente sabe que más del 50% del agua del río se desvía por cuatro túneles gigantes antes de llegar a las cataratas. Este agua pasa por turbinas hidroeléctricas que suministran energía a las áreas cercanas en los Estados Unidos y Canadá antes de regresar al río, habiendo dejado bastante atrás las cataratas.
A algunos les encantaría que los demás pensaran que sus vidas son como las Cataratas del Niágara -salvajes, espectaculares y ruidosas. Pero el poder sin control se disipa en energía inútil. Moisés pensó que podía usar su poder como miembro de la realeza para causar la liberación del pueblo de Dios de la esclavitud. Utilizó mal su poder matando a un egipcio, lo cuál sólo disipó su poder porque perdió el respeto de su propio pueblo (Éxodo 2:11-15). Dios tuvo que enseñarle mansedumbre (Números 12:3).
Los mansos prosperan porque son quienes tienen el poder bajo control. Nuestro Señor dijo: «Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad» (Mateo 5:5). Puede que hayas estado tratando de vivir en este mundo por medio de tu propio poder. Deja que Dios te enseñe mansedumbre para que puedas vivir y depender de Su fuerza.
Nada es más fuerte que la fuerza bajo el control de Dios.

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