viernes, 6 de febrero de 2009

DULCE ORACIÓN

Dulce rincón
Que revela tu faz
Hermosa oración
Donde inunda tu Paz.

Placer matutino
Que embriaga de Dios
Y vuelvo a ser niña
Cuando escucho tu voz.

Preciosas noticias
recibo señor,
con tus caricias
Me lleno de amor.

Me trae el perdón
Envuelve mi ser
Cuan dulce oración
Donde vuelvo a nacer.

Patricia J. Olivera Costilla

TÚ ERES MI CÁNTICO

Tú eres mi cántico
Divino creador
A ti elevo mi voz,
la alabanza y el honor.

Cántico que trae
Paz en la aflicción
Concierto donde rae
Todo mal del corazón.

Apasionas hoy mi alma
Tú mi canto ¡Mi Señor!
Canción que trae calma
A tu fiel adorador.

.

Patricia J. Olivera Costilla.

LA ESCUELA DEL DESIERTO

La escuela del desierto


Es muy probable que muchos se pregunten qué es lo que se quiere decir con ello. Algunos quizás piensen ¿a quién se le ocurriría construir una escuela en el desierto? Es muy probable que alguien encuentre la idea interesante, pero se preguntará si se trata de alguna escuela técnica y qué es lo que en ella se enseña ó para qué sirve una escuela en el desierto.
Bueno, en la Biblia encontramos una tal escuela y que su programa educacional duró largos 40 años. Se trata de la historia del pueblo de Israel, a quién Dios sometió a este largo proceso de formación.

No es intención de esta breve reseña, abordar en detalle la historia del peregrinaje de Israel desde Egipto a la Tierra Prometida (Canaán).
La distancia de Egipto a Canaán es de aproximadamente 400 km. Se piensa que ese tramo el pueblo lo hubiese hech o en un mes, si es que hubiesen caminado en línea recta. A pesar de la promesa de Dios de pelear las batallas por ellos, en su Omnisciencia Dios prefirió conducirlos por otros caminos para evitarles el enfrentamiento con los filisteos, pues sabía que el pueblo iba a desfallecer en su fe. (Ex. 13: 17-18). Fue así que los condujo hacia el Mar Rojo, lugar en dónde Dios se glorificaría mostrándoles su Gran Poder y favor para con ellos (Ex. 14 al 19). Hechos, que debían fortalecer la confianza (fe) en Dios. Fe, como sinónimo de creerle a Dios, actuar y vivir de acuerdo a los Mandamientos que les daría luego en Sinaí (Ex. 20).

Lo único que Dios esperaba de Su Pueblo, fue que le creyera a El (fe) y fuese obediente a Sus Ordenanzas. Estos dos elementos eran necesarios para poder tomar posesión de la Tierra Prometida. ¿Por qué tomar posesión? La razón es que Canaán estaba ocupada por pueblos que les iban a hacer guerra y Dios necesitaba enseñar a Su Pueblo a tener fe y con fianza de que El pelearía las batallas por ellos, como se lo había prometido.

Después de dos años de acampar a los pie del monte Sinaí, Dios les ordena marchar en pos de la Tierra Prometida. En once días habían llegado a la frontera sur de Canaán. ¡Qué maravilla! Sólo les restaba pasar la frontera para que se cumpliera la gran ansiada promesa (Dt. 1:21). Pero, dudan y piden a Moisés que envíe espías para que reconozcan la tierra (Dt. 1:22). Diez de los doce espías al regresar de la misión, reportan negativamente de la tierra y de los pueblos que la habitaban. Sin hacer caso al reporte positivo, alentador y lleno de confianza en el Dios de los Ejércitos, de Josué y Caleb que también fueron enviados como espías, el pueblo se revela en contra de Moisés y de Dios. De esta forma desconocen todos los favores y promesas de Dios (Nm. 14), transformándose en un pueblo incrédulo y desobediente. Por esta razón, Dios decide no dejarles entrar a Canaán y los envía a vagar, por otros largos 38 años, al desierto. A repetir la lección de la fe y de la obediencia, para que aprendan a doblegar su ego y para que entendiesen de una vez por todas el por qué Dios los había escogido… Para lo mismo que nos ha escogido a ti y a mí; ser luz y sal al mundo.

Así como al antiguo pueblo de Israel, Dios se ve muchas veces obligado a enviarnos a la “Escuela del Desierto” para transformarnos de personas independientes a personas dependientes de El. Nos hace pasar por necesidades, para que aprendamos a depender de El. Permite situaciones y circunstancias críticas y difíciles en nuestra vida, para que aprendamos a pedirle sabiduría y así, no volver a incurrir en los mismos errores una y otra vez.

La “Escuela del Desierto” tiene como objetivo principal, el transformar nuestras vidas en lo que a nuestra relación con Dios se refiere. Por lo que si reconoces que Dios te ha llevado al “desierto”, da gracias a El por ello, pues eso es reflejo de Su Amo r por ti. El desea cambiar tu vida para Su Gloria y con la Sabiduría que le pidas te ayudará a enfrentar y a sobrevivir a las circunstancias que te aquejan y que, posiblemente, sean producto de tus propias (malas) decisiones.

Querida amiga, querido amigo; es interesante darse cuenta que Dios lo menos que desea es llevarnos a la “Escuela del Desierto”. Su Palabra – La Biblia – está llena de enseñanzas, que si las aplicáramos nos privarían de tal experiencia.

"No quiero que desconozcan, hermanos, que nuestros antepasados estuvieron todos bajo la nube y que todos atravesaron el mar.
Todos ellos fueron bautizados en la nube y en el mar para unirse a Moisés.
Todos también comieron el mismo alimento espiritual y tomaron la misma bebida espiritual, pues bebían de la roca espiritual que los acompañaba, y la roca era Cristo.
Sin embargo, la mayoría de ellos no agradaron a Dios, y sus cuerpos quedaron tendidos en el desierto.
Todo eso suced ió para servirnos de ejemplo, a fin de que no nos apasionemos por lo malo, como lo hicieron ellos.
No sean idólatras, como lo fueron algunos de ellos, según está escrito: "Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se entregó al desenfreno."
No cometamos inmoralidad sexual, como algunos lo hicieron, por lo que en un sólo día perecieron veintitrés mil.
Tampoco pongamos a prueba al Señor, como lo hicieron algunos y murieron víctimas de las serpientes.
Ni murmuren contra Dios, como lo hicieron algunos y sucumbieron a manos del ángel destructor.
Todo eso les sucedió para servir de ejemplo, y quedó escrito para advertencia nuestra, pues a nosotros nos ha llegado el fin de los tiempos.
Por lo tanto, si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer."
1Co 10:1-12 (NVI)

El tiempo de estadía en la “Escuela del Desierto”, lo puedes determinar tú. Mientras más luego te rindas al Señor de tu vida y te des cuenta que no eres más que un si ervo suyo, más luego saldrás de ella.

Bendiciones,
Juan Paulus

Enviado por: Jepf.

LA MANO MÁS RARA DEL MUNDO

Es una mano rara. Tiene sólo tres dedos: un pulgar y otros dos. Pero los otros dos no son dedos de la mano. Son dedos del pie del mismo dueño de la mano. Y el dueño de esa mano es el doctor Francisco Bucio, cirujano plástico de Tijuana, México.

Cuando el notorio terremoto del 19 de septiembre de 1985 azotó la ciudad de México, el doctor Bucio, joven entonces de veintisiete años de edad, quedó atrapado por cuatro días enteros con la mano derecha bajo una viga. La única manera de salvarlo fue amputarle cuatro dedos de la mano atrapada.

Tras muchas operaciones, mucha fe, mucha esperanza y horas interminables de agonía y ejercicio, el doctor Bucio, con dos dedos del pie injertados en la mano, volvió a ser el experto cirujano que había sido antes. Sería una mano rara, pero tenía, otra vez, maestría y arte.

He aquí otra de esas historias de increíble y maravillosa recuperación. El doctor Francisco Bucio, después de sufrir lo que normalmente hubiera sido el fin de su carrera, logró regresar a la sala de cirugía a ejercer su profesión igual o mejor —afirman algunos— que antes.

Su mano derecha, la que con maestría sujetaba el bisturí, quedó destrozada, pero no su fe ni su determinación. El doctor Bucio no se dio por vencido. Venció la calamidad que para muchos hubiera sido el fin de su carrera.

¿En qué consisten las derrotas en nuestra vida? No consisten en las tragedias que nos ocurren sino en cómo reaccionamos ante ellas.

Algunos reaccionan sin esperanza alguna, viéndolo todo como el fin de la vida, mientras que para otros las tragedias son un reto que los empuja, más aún, a seguir luchando. Para éstos últimos, cada derrota termina en éxito, y lo que hubiera sido un total fracaso resulta ser, más bien, una victoria.

Una reacción positiva así la tiene el que sabe que su vida es el producto de designio divino. Quien se ha puesto en manos de Dios y ha hecho de Cristo el Señor de su vida no vive en constante derrota. Aunque esa persona sabe que hay problemas en este mundo, no se permite ser víctima de ellos.

Sometámonos al señorío de Aquel que desea dirigir y ordenar nuestra vida. Él es un amigo fiel. Si se lo permitimos, nos ayudará a realizar el plan que ha trazado para nuestra vida. Digámosle con toda sinceridad: «Entra, Señor, a mi corazón, y sé mi Dios desde hoy en adelante. Yo te rindo mi voluntad. Sé tu mi guía, mi Señor y mi Dios.»

Hermano Pablo.

OBEDECER A DIOS, AUNQUE PAREZCA IRRAZONABLE

Se pregunta a menudo por qué Dios no responde a sus oraciones, o por qué,pese a sus mejores esfuerzos, su vida de oración no es lo que usted esperaba? La respuesta podría estar en su grado de obediencia a Dios.

Si usted ha recibido a Jesucristo como su Salvador y todavía experimenta una gran frustración espiritual, es posible que haya un área de desobediencia en su vida que necesita de su atención.

Quizá usted ha ignorado algo que Dios le ha pedido, o que ha rendido sólo parcialmente. La verdadera obediencia a Dios significa que hay que hacer lo que Él diga, cuando Él lo diga, como Él diga lo diga y durante todo el tiempo que Él diga que hay que hacerlo —sin importar que usted entienda o no las razones.

Hágase esta pregunta: ¿Hay algún área en mi vida en la que me es difícil obedecer la Palabra de Dios? Cuándo leo la Biblia ¿me vienen siempre a la mente un pecado o un asunto en particular? Podría ser que lleve años viviendo esta misma incómoda situación, porque en algún momento eligió hacer las cosas a su manera y no al modo de Dios.

El ejemplo de Noé demuestra la importancia de la obediencia. Dios lo llamó para que hiciera algo extraordinario, algo que parecía imposible e ilógico, pero Noé obedeció sin hacer preguntas ni ser influenciado por la opinión de las demás personas (Gn. 6-9) Cuando decidimos obedecer, debemos prepararnos para recibir reacciones negativas; al igual que Noé, podremos ser criticados y ridiculizados. Pero, pensemos en esto: él eligió el camino de la obediencia en medio de una sociedad tan impía, que Dios decidió destruir todos los seres humanos de la tierra, con la sola excepción de una familia: la de Noé. Durante años, el proyecto del arca debió ser objeto de mucha burla, hasta que comenzaron a caer las primeras gotas.

La clave es ésta:
cuando Dios nos dice que hagamos una cosa, no debemos concentrar nuestra atención en las cosas o en las personas que pudieran distraernos de realizarla. Si Noé hubiera escuchado a sus críticos, no habría construido el arca, y habría sido barrido con todos los demás. Su obediencia significó la diferencia entre la vida y la muerte para su familia. Recuerde que usted no está solo; el poder del Espíritu Santo reside en el interior de todo creyente. Dios no le pedirá que haga algo sin darle también la capacidad de realizarlo.

Génesis 6:9 Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová. Estas son las generaciones de Noé: Noé, varón justo, era perfecto en sus generaciones; con Dios caminó Noé.

HOY..DIRE CON FIRMEZA QUE DIOS EXSISTE


“Dice el necio en su corazón: No hay Dios, se han corrompido, hacen obras despreciables, no hay quién haga lo bueno” Salmo 14:1.
Hay que ser valiente y tomar fuerzas del espíritu para decir: “Jesús”. En una ocasión había un profesor de filosofía quién era un ateo comprometido. Su meta primaria en la clase era gastar un semestre entero intentando probar que Dios no existe. Sus estudiantes siempre estaban asustados y no se atrevían a argumentar a causa de su lógica impecable. Por veinte años él había enseñado esta clase y nadie había tenido el coraje de enfrentársele.
Algunos habían argumentado de vez en cuando, pero nadie se había parado para enfrentarlo fuertemente. Él era un profesor de amplia reputación. Al final de cada Semestre, el último día, él siempre decía a sus 300 estudiantes: “Si hay alguien aquí que al final de este semestre, todavía cree en Dios, que se ponga de pie. En veinte años nadie se había puesto de pie. Luego el decía: Porque si aún hay alguien que cree en Dios, es un tonto.
Seguramente muchos jóvenes cristianos pasaron por esa clase en estos 20 años, pero ellos estaban demasiados asustados para refutar. Un día un estudiante se matriculó en esa clase, él era un cristiano y él había oído todas las historias acerca de este profesor. El tuvo que tomar esa clase, porque era una materia requerida para su carrera. El estaba asustado. Por tres meses él oró cada mañana, que él Señor le diera el coraje necesario para estar de pie frente al profesor, costara lo que costara.
Oró que nada de lo que el Profesor dijera, destrozara su fe. Finalmente llegó el día crucial. El profesor dijo: “Si hay alguien aquí que aún cree en Dios, que se ponga de pie. La clase de 300 alumnos quedó atónita, cuando vieron que este joven se puso de pie. El profesor dijo: “Usted se engaña, si nada de lo que yo he enseñado lo ha convencido que Dios no existe, usted es un tonto. Si Dios existiera, el podría impedir que este pedazo de tiza no se quebrara al yo tirarla al piso. El procedió a tirarla al piso, pero la tiza salió de sus dedos, pegó en la manga de su traje, paso al pliegue del pantalón y de ahí al zapato y de allí al piso y la tiza no se quebró.
El joven entonces abrió sus labios y procedió a hablarle a la clase del amor de Dios. El profesor quedó mudo, mientras este joven, compartía de Jesús. Hoy quiero ser valiente para compartir con otros, a pesar del ambiente que me rodea, el amor dulce del Maestro.
Señor, quiero hoy quiero ser un testigo fiel de tu amor y de tu presencia. Toma mi vida en esta día para dar testimonio de tu existencia a pesar del ambiente que me rodea. Se que si pongo mi vida en tus manos tu la usarás para tu gloria. Amén.

EL MINISTRO BAUTISTA

Tengo un primo que es ministro bautista. En el transcurso de nuestra niñez, sólo nos veíamos un par de veces al año. Ahora, nos vemos menos aún.
Hace algunos años, luego de mucho tiempo sin vernos, de pronto empecé a pensar en él y su familia. Simplemente no podía quitármelos de la mente. Y por alguna razón, me sentía obligado a enviarle un cheque por $100. Lo pensé durante varios días e hice varios viajes inconclusos a la oficina de correos. Finalmente lo envié con una carta diciendo que esperaba no haberle ofendido, pero que creía que el Señor quería que hiciera eso.
Un par de semanas después recibí contestación. Mi primo me decía que nunca dejaba de asombrarle cómo obraba Dios en su vida. Y ahora Dios le había mostrado nuevamente, a través de nosotros, que siempre nos ayudaría en la necesidad. Mi primo dijo que lo único que le preocupaba era que había enviado demasiado dinero. Todo lo que necesitaba eran $97.56.
Lalia WinsettSopa de pollo para el alma del Cristiano.

Mateo 6:26Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

APRENDIENDO DE LINCOLN

Lectura: Proverbios 3:1-8
Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas. —Proverbios 3:6
El día antes de cumplir 52 años, Abraham Lincoln salió de Springfield, Illinois, para convertirse en Presidente de los Estados Unidos. Con la amenaza de la Guerra Civil que se avecinaba, se despidió de los amigos y vecinos que habían venido a despedirle. «Ahora me voy —les dijo—, sin saber cuándo, y si alguna vez, regresaré, con una tarea delante de mí mayor de la que Washington llevó sobre sí. No puedo tener éxito sin la ayuda del Ser Divino que siempre me ha asistido. No puedo fracasar con dicha ayuda. Confiando en Él quien puede ir conmigo y que permanece con ustedes y en todas partes siempre, esperemos confiadamente que todo saldrá bien. Encomendándoles a Su cuidado, así como espero que ustedes me encomendarán en sus oraciones, me despido de ustedes con afecto».
La confianza de Lincoln en Dios para recibir guía y fortaleza refleja la instrucción de Salomón: «Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas» (Proverbios 3:5-6).
En este segundo centenario del aniversario del nacimiento de Lincoln, celebramos su amabilidad, integridad y valentía. Y también podemos aprender de él cómo enfrentar un futuro desalentador con confiada esperanza en el Señor.
Vivir sin confianza en Dios es como conducir en la niebla.