viernes, 8 de enero de 2010

¿PARA QUIEN SON LAS MANZANAS?

En cierta ocasión, un joven observaba a un hombre que tenía más de ochenta años que estaba sembrando un huerto de manzanos.
El anciano amorosa y cuidadosamente preparó el terreno, plantó los diminutos vástagos y les echó agua. Después de estar mirándolo por un rato, el joven dijo: «Usted no espera que va a comer manzanas de esos árboles, ¿verdad?»
«No —replicó el anciano—, pero alguien lo hará».
Tus acciones ayudarán a esos que te seguirán.
Debido al pacto de Dios con Noé, tenemos la seguridad de que no corremos el riesgo de la destrucción mundial por un diluvio.
Los habitantes de la tierra todavía están recibiendo el beneficio que vino de la vida de un hombre justo.
Asimismo, tú y yo también podemos beneficiar a las generaciones futuras. Cuando sirves a las personas o influyes en ellas de manera positiva, y las animas a pasar por lo que otras recibieron, creas una cadena de impacto que sobrepasará tu vida.
John C Maxwell
No eres un eslabón perdido.
No eres una isla…eres un continente.
Hay alguien detrás de ti y será la prolongación de tu vida, para bien o para mal. Entonces siembra ahora manzanas para él o ella tengan la bendición de comerlas y mientras lo hacen te recordarán y sin duda hablarán muy bien de ti.
Siembra hoy para las generaciones futuras. Recuerda que Moíses lo hizo con Josue, el Profeta Elias con Eliseo y Jesús, nuestro Señor con los doce.
Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero. Y él volvía al campamento; pero el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo. Exodo 33:11
Y Moisés hizo como Dios le había mandado, pues tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar, y de toda la congregación. Num 27:22
Josué hijo de Nun, el cual te sirve, él entrará allá; anímale, porque él la hará heredar a Israel. Deut 1:38

¡¡VIVELA!!

Lectura: Ezequiel 33:30-33.
"Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores,... y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra" Ezequiel 33:32
Cada año, una de mis metas es leer toda la Biblia. Mientras estaba apuntándola entre mis buenos propósitos de año nuevo, reparé en un marcador de libros sobre mi escritorio. En una de sus caras aparecía un breve texto animando a recibir niños de acogida. En la otra estaban estas palabras con referencia a dicho llamado: «No te conformes con leerlo. Vívelo. Niños reales. Historias reales. Vida real». Las personas que produjeron el marcador de libros sabían con cuanta facilidad absorbemos información sin actuar al respecto. Ellos querían que las personas respondieran.
La lectura periódica de la Palabra de Dios es una práctica digna, pero no es un fin en sí misma. El profeta Ezequiel se dirigió a una audiencia a la que le encantaba escuchar pero que se negaba a actuar. El Señor le dijo a Ezequiel: «Y he aquí que tú eres a ellos como cantor de amores, hermoso de voz y que canta bien; y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra» (33:32).
Jesús dijo: «Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca» (Mateo 7:24).
¿Cómo leeremos cada uno de nosotros la Biblia este año? ¿La leeremos rápidamente para alcanzar la meta de terminarla? ¿O la leeremos con el objetivo de hacer lo que dice?
No te conformes con leerla. ¡Vívela!
El valor de la Biblia consiste no sólo en conocerla sino en obedecerla.