miércoles, 8 de julio de 2009

SEISCIENTOS SESENTA Y SEIS

Ocurrió en la sección aristocrática de una de las áreas prósperas del sur de California. El número de la casa era el 600 de la calle Arroyo. La hora del suceso: las doce de la noche. Dentro de la casa había seis adolescentes: tres muchachas y tres jóvenes, todos ellos hijos de familias pudientes, y todos estudiantes.

De pronto se armó un tiroteo entre ellos. Las tres niñas cayeron al suelo con heridas mortales en la cabeza. Los tres jóvenes huyeron despavoridos. Una sola pista tuvo la policía: en la casa había sesenta latas vacías de cerveza.

Lo triste del caso es que los seis jóvenes eran amigos, sin ninguna rivalidad, ningunos celos, ningún odio. ¿Por qué entonces ocurrió la matanza? La conclusión era evidente: lo declaraban las sesenta latas vacías de cerveza.

Sin querer, se formó en esta historia policial el célebre número bíblico 666. El número de la casa era 600. Sesenta latas vacías de cerveza daban cuenta de la actividad. Y eran 6 los jóvenes involucrados en la revuelta.

Según algunos intérpretes bíblicos el 666 es el número de la bestia apocalíptica. Dicen ellos que se refiere al gran sistema humano mundial compuesto de religión, cultura, ciencia, filosofía, e ingeniería genética y social, y que propone negar la soberanía de Dios, hacer caso omiso de sus leyes morales, y desmentir su influencia sobre la humanidad.

En este caso de Pasadena, California, podemos decir que la bestia que se puso en juego, sin necesidad del número 666, fue la bestia antigua que dormita debajo de una capa de civilización, cultura y buenos modales.

En pocas palabras, se trata de la bestia del pecado escondida debajo de una pátina de aparente refinamiento, lista para estallar dondequiera que halle el primer ambiente propicio, como por ejemplo muchachos sin ambición, música rock, sexo libre, y sesenta latas de cerveza.

¿Cuándo habremos de reconocer que la gran mayoría de las tragedias de la vida las provocan las demandas perversas de nuestro propio corazón? El profeta Jeremías lo expresó con autoridad divina: «Nada hay tan engañoso como el corazón. No tiene remedio. ¿Quién puede comprenderlo?» (Jeremías 17:9).

¿Hay algo que podemos hacer para evitar tales tragedias? Sí, podemos pedirle a Dios un cambio de corazón. Cuando permitimos que Cristo sea nuestro Señor y Dios, algo grandioso ocurre en nuestra vida. Él nos da un nuevo corazón. Busquemos, en humildad, la gracia de Cristo. Él nos está esperando.

Hermano Pablo

APUESTA DE VIDA O MUERTE

Los dos personajes se sentaron a la mesa de póker. Se miraron a los ojos. Uno de ellos estaba serio, muy serio. El otro lucía una leve y mordaz sonrisa diabólica.

—¿Qué apostamos? —preguntó el primero.

—El alma de ése que se está muriendo —respondió el otro.

Y repartieron las cartas en una atmósfera tensa y pesada.

Uno de los jugadores, el sacerdote Michel Scotto, de Le Mans, Francia, miró sus cartas: tres reyes. Pensó que era una buena mano y que podía ganar, así que puso sus cartas sobre la mesa. El otro, sin dejar de sonreír mefistofélicamente, mostró las suyas: tres ases y dos reinas. Full. Había ganado la partida.

—Me llevo esa alma, que es mía —dijo riendo el diablo.

El padre Scotto, derrotado, vencido y amargado, apenas pudo hacer la señal de la cruz.

Esta alegoría la relata el sacerdote francés Michel Scotto. Pero para él no es alegoría. Para él es realidad. Él dice que se jugó al póker la salvación de un pecador moribundo. El diablo, mucho mejor jugador que él, y además mentiroso, tramposo y engañador, le ganó la partida.

Esta historia, verídica o imaginaria, contiene varias verdades que merecen nuestra reflexión.

En primer lugar, Satanás ciertamente ronda en busca de las almas de este mundo. El apóstol Pedro dice: «Practiquen el dominio propio y manténganse alerta. Su enemigo el diablo ronda como león rugiente, buscando a quién devorar» (1 Pedro 5:8). Eso debemos darlo por sentado.

Otra gran verdad que esta historia revela es que Dios también anda en busca de las almas de este mundo. Jesucristo, refiriéndose a sí mismo, dijo: «Porque el Hijo del hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lucas 19:10). Así como Satanás ronda en busca de las almas de este mundo, Cristo, también, anda en busca del pecador que está perdido.

Lo que la historia no revela es que el destino del alma humana no está a merced de ninguna lotería ilusoria. Es más, la salvación eterna del hombre no la deciden ni Dios ni el diablo. El voto determinante lo da el hombre mismo. Jesús dijo: «Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna» (Juan 3:16). Cada uno de nosotros decide por cuenta propia si su alma será del diablo o de Dios, si pasará la eternidad en el cielo o en el infierno. El voto determinante es el nuestro. Más vale que nos decidamos por Dios.

Hermano Pablo

HOY..AMARE TU LEY Y EN ELLA MEDITARE

"Oh, cuanto amo yo tu ley. En ella está mi meditación todo el día. Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos” Sal 119:97 y 98.
Oh Señor…hoy podría yo amar muchas cosas, pero ninguna de ellas me daría la satisfacción más profunda que amar tu ley.
Tu ley es tu palabra y tu palabra es ley. Ley de amor…Ley de satisfacción y plenitud. Hoy recordaré que la marca de un discípulo es decir: “Que se haga tu voluntad”. Pero la marca de un discípulo maduro esta en decir: Tu voluntad amaré.
Hoy no puedo satisfacerme a mi mismo y llegar al pináculo hasta que no diga como el apóstol Pablo: “Tu voluntad oh Dios amaré, porque ella es buena, agradable y perfecta.
Lo maravilloso de la voluntad de Dios es ver y saber que Dios no está tomando ventaja de mi. La aceptación de la voluntad de Dios descansa en el placer que esto me da. Por ello Jesús podía decir: “Yo me deleito en hacer la voluntad de mi Padre” : Cuando descubro el propósito de la voluntad de Dios y contemplo la hermosura de su plan entonces entenderé que encuentro placer en hacer su voluntad aùn cuando a veces parezca dolorosa o placentera.
Hoy aceptaré la voluntad de Dios y diré, Eso es lo mejor de Dios para mi, no hay un camino mejor.Como podré entender esa voluntad? A través de su palabra. Su palabra es ley…pero una ley dulce al corazón, porque no es imposición sino dirección-. Dirección que fortalece y anima. Dirección que protege y forma. Me deleitaré en tu ley y todo el día será ella mi meditación.
Hoy quiero tener tiempo para meditar y escalar la montaña de tu conocimiento. De nada me servirá hoy gastar tiempo en otros pensamiento. Los minutos que invierto hoy en meditar en su ley me guiaran y fortalecerán en este día, mañana y los días que siguen.Si hoy rehuso conocer y caminar en su voluntad estaré caminando en el hombre natural. Si yo hago su voluntad pero me quejo y protesto, estaré andando en el hombre carnal.
Si yo recibo su voluntad y me gozo en ella y me deleito en hacerla..entonces estaré actuando en el hombre espiritual.
Señor. Cuán grande es tu nombre. Cuàn dulce es tu voluntad. Hoy quiero no simplemente hacer tu voluntad, pero amar tu voluntad.
Ayúdame a conocerla meditando en tu ley. Oh, Dios cuanto amo yo tu ley, cada día es ella mi meditación. Te adoro.
Quiero en esa tu ley descansar y en tu voluntad caminar con gozo y alegría. Deleitándome en ella porque para siempre permanece. Jamas podré encontrar mayor satisfacción si no la que puedo hallar en tu ley. Amen.

¡MANTENTE FIRME!

Nicolo Paganini fue un famoso y dotado violinista del siglo diecinueve. No obstante, su más memorable concierto fue uno marcado por un furioso remado más que un éxito fácil.El concierto se realizó en Italia con una orquesta completa ante un auditorio lleno de capacidad. Aquellos que lo escucharon tocar dijeron que la técnica de Paganini era increíble, su tono fantástico.
Hacia el final del concierto, Paganini estaba asombrando a su transportado público con una composición extremadamente difícil, cuando de pronto saltó una cuerda de su violín y colgó flojamente de su instrumento.Paganini frunció un poco el ceño, sacudió su cabeza y continuó tocando, improvisando maravillosamente.Entonces, ante la sorpresa general, incluyendo la de Paganini, se cortó una segunda cuerda. Poco después, saltó una tercera cuerda.
Parecía una comedia bufonesca, mientras Paganini estaba parado frente al auditorio lleno de reverencia con las cuerdas colgando de su Stradivarius.En lugar de abandonar el escenario para reparar su instrumento, se mantuvo firme.
Con calma completó la difícil pieza musical con la cuerda que le quedaba, una actuación que le hizo ganar aplausos, admiración y permanente fama.¡A veces podemos dar lo mejor de nosotros bajo duras e inusitadas circunstancias.El secreto del éxito está en ser como una pato, suave e imperturbable por arriba, pero nadando siempre con fuerza por debajo.
1 Corintios 15:10Antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.

LA MAQUINA DEL TIEMPO

Lectura: Apocalipsis 21:1-4.
“Para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” 2 Pedro 3:8
En 1896, H. G. Wells publicó un libro titulado La Máquina del Tiempo, un cuento imaginativo acerca de un científico que construye una máquina que puede transportar a alguien a través del tiempo. Al viajero del tiempo le preocupa el futuro, no el pasado. Al igual que muchos científicos, él cree que el «progreso» le dará a la raza humana la capacidad para construir un mundo mejor. Pero en el libro de Wells esta historia de ciencia ficción no tiene un final feliz.
El protagonista viaja millones de años al futuro. Allí el mundo se ha vuelto frío y oscuro. Mientras cae una nieve sombría, él ve los últimos remanentes de la vida esperando la extinción. Totalmente asqueado del ocaso de la vida en nuestro planeta, el científico regresa a su tiempo original para informar de su angustia.
La visión bíblica del futuro es muy diferente. Nos dice que Dios es el Señor a lo largo del tiempo mismo: «Para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día» (2 Pedro 3:8).
Podemos ser optimistas en cuanto al futuro porque Dios sustituirá nuestro mundo por uno nuevo. En esos nuevos cielos y nueva tierra experimentaremos la bendita comunión con nuestro Creador por toda la eternidad (Apocalipsis 21:1-4). Aun ahora, Jesús está preparando un lugar para aquellos que Le aman (Juan 14:1-3), un lugar donde «ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor» (Apocalipsis 21:4).__ HDF
Reflexión: Jesús está preparando un lugar para nosotros, y nos está preparando a nosotros para ese lugar.