martes, 22 de noviembre de 2011

AMOR ABNEGADO

Lectura: Filipenses 2:20-30.
"Porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida…" Filipenses 2:30
El 4 de diciembre de 2007, un soldado de 19 años que prestaba servicio en Irak vio que arrojaban una granada desde un techo. Apostando la ametralladora en la torrecilla de su Humvee, trató de desviar el explosivo… pero cayó dentro del vehículo. Tenía tiempo para saltar y salvar su vida, pero, en cambio, se arrojó sobre la granada, en un acto de asombroso altruismo que les salvó la vida a cuatro soldados compañeros de él.
Esta acción casi inexplicable de sacrificio personal puede ayudarnos a entender por qué la Biblia nos dice que hay una clase de amor que es más honroso que tener mucho conocimiento y una gran fe (1 Corintios 13:1-3).
Esta clase de amor puede ser difícil de encontrar. Esto hacía que el apóstol Pablo se lamentara de que hubiese personas que se preocupaban más de sí mismas que de los intereses de Cristo (Filipenses 2:20-21). Por esta razón, daba tantas gracias por Epafrodito, un colaborador que «estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida» para servir a los demás (v. 30).
Si creemos que nunca seríamos capaces de arriesgar nuestra vida para beneficio de otras personas, el ejemplo solidario de Epafrodito nos muestra cuál es el primer paso. Esta clase de amor no es normal ni común, y tampoco surge de nosotros, sino que procede del Espíritu de Dios que nos da el deseo y la capacidad de sentir por los demás un poco del afecto indecible que Dios tiene hacia nosotros.
Tu amor a los demás determina la medida de tu amor a Dios.

PROTEECCION Y FE

Dicen que una vez un hombre, era perseguido por varios malhechores que querían matarlo. El hombre ingreso a una cueva y los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores de la que el se encontraba. Con tal desesperación elevo una plegaria a Dios, de la siguiente manera:

"Dios todopoderoso, haz que dos Ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme".

En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que el se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez mas angustiado:

¿Señor te pedí ángeles, no una araña?. Y continuó: "Señor por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".

Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observo a la arañita tejiendo la telaraña. Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior de la que se encontraba el hombre y este quedo esperando su muerte. Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva que se encontraba el hombre, ya la arañita había tapado toda la entrada, entonces se escucho esta conversación:

Vamos, Entremos a esta cueva. No. ¿No ves que hasta hay telarañas?, nadie ha entrado en esta cueva. Sigamos buscando en las demás cuevas.

La fe es creer que se tiene lo que no se ve, perseverar en lo imposible. Hay una frase muy bella que dice: "Si le pides a Dios un árbol te lo dará, en forma de semilla".

Pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que necesitamos pero, Dios nos da aquellas con las cuales nos muestra que con cosas muy sencillas, Él puede hacer mucho más.

"Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis".
Mateo 21:21