sábado, 16 de agosto de 2008

EL PESO DE LA ORACION


Gabriela Louise Redden, una mujer pobremente vestida y con una expresión de derrota en el rostro, entró en una tienda de abarrotes. Se acercó al dueño de la tienda, y de una forma muy humilde le preguntó si podía fiarle algunas cosas.
Hablando suavemente, explicó que su marido estaba muy enfermo y no podía trabajar, que tenían 7 hijos, y que necesitaban comida. John Longhouse, el abarrotero, se mofó de ella y le pidió que saliera de la tienda. Visualizando las necesidades de su familia, la mujer le dijo: “Por favor señor, le traeré el dinero tan pronto como pueda.” John le dijo que no podía darle crédito, ya que no tenía cuenta con la tienda.
Junto al mostrador había un cliente que oyó la conversación. El cliente se acercó al mostrador y le dijo al abarrotero que él respondería por lo que necesitara la mujer para su familia. El abarrotero, no muy contento con lo que pasaba, le preguntó de mala gana a la señora si tenía una lista. Louise respondió: “¡Sí señor!”. “Está bien,” le dijo el tendero, “ponga su lista en la balanza, y lo que pese la lista, eso le daré en mercancía.”
Louise pensó un momento con la cabeza baja, y después sacó una hoja de papel de su bolso y escribió algo en ella. Después puso la hoja de papel cuidadosamente sobre la balanza, todo esto con la cabeza baja. Los ojos del tendero se abrieron de asombro, al igual que los del cliente, cuando el plato de la balanza bajó hasta el mostrador y se mantuvo abajo. El tendero, mirando fijamente la balanza, se volvió hacia el cliente y le dijo: “¡No puedo creerlo!”.
El cliente sonrió mientras el abarrotero empezó a poner la mercancía en el otro plato de la balanza. La balanza no se movía, así que siguió llenando el plato hasta que ya no cupo más. El tendero vio lo que había puesto, completamente disgustado. Finalmente, quitó la lista del plato y la vio con mayor asombro.
No era una lista de mercancía. Era una oración que decía: “Señor mío, tú sabes mis necesidades, y las pongo en tus manos”.
El tendero le dio las cosas que se habían juntado y se quedó de pie, frente a la balanza, atónito y en silencio. Louise le dio las gracias y salió de la tienda. El cliente le dio a John un billete de 50 dólares y le dijo: “Realmente valió cada centavo.

No se aflijan por nada, sino preséntenselo todo a Dios en oración; pídanle, y denle gracias también. Así Dios les dará su paz, que es más grande de lo que el hombre puede entender; y esta paz cuidará sus corazones y sus pensamientos por medio de Cristo Jesús. Filipenses 4: 6-7

EL PODER DE LO PEQUEÑO

Generalmente, me levanto de la cama antes que las aves y observo la luz del sol inundar mi oficina cada mañana.
Verán, ¡amo esta hora del día! Pero lo que no amo es ser despertado bruscamente de un sueño profundo antes de mi tiempo normal de levantarme y brillar, y todos los días por los últimos meses lo he sido.
Duermo con las ventanas abiertas y alrededor de las 4:00 cada mañana, llueve o solee, he tenido a este pájaro maluco “en algún lugar” cercano, ¡emitiendo su canto de apareamiento en lo que parecieran 130 decibeles! Muchas veces he buscado con insistencia de primera mano qué sonaba como una criatura del tamaño de un pterodáctilo consumiendoalgún tipo de esteroides.
¡Pero esta astuta criaturita nunca se dejó ver! Aprecio la naturaleza tanto como cualquiera, ¡pero este gran ruido a estas horas de la mañana no es música a mis oídos! En un momento de agitación en que mi emplumado adversario me colocó, penséen ubicar a un “deportista” en el vecindario que se encargase de él, pero aquello fue tan sólo un anhelo fantasioso.Además, no creo en el “deporte de la cacería”.
Para este tiempo, sin embargo, me he acostumbrado bastante a mi alarma residente en árbol y al mirar el lado positivo de esta situación, hasta podría agradecerle por la hora adicional de trabajo que he podido invertir cada día.
Un día de la semana pasada, mientras tecleaba sobre mi computadora portátil en el columpio del cobertizo del frente, se hizo presente nuevamente ¡ese penetrante sonido! ¡Y estaba cerca! Imaginen mi sorpresa cuando, tras asomarme por debajo del cobertizo, acomodado sobre la línea telefónica arriba estaba esta insignificante criatura alada, más pequeña que mi canario, proyectando lo que era realmente un hermoso himno, al menos oída en esta hora normal del día.
¡Oh, el poder de lo pequeño!
Ahora, pudiera preguntar: ¿Cuántas veces en nuestra vida hemos pensado que éramos “demasiado pequeños” para hacer la diferencia? ¿Cuántas veces este pensamiento nos ha detenido de hacer algo que, en nuestro corazón, sabíamos que era valioso? Tal vez algo como el cambio de carreras, el inicio de un nuevo negocio, la creación de nuestropropio producto o aún la compra de la vivienda soñada.
Como yo, estoy seguro, ¡muchas veces!
De vuelta a mi minúsculo alado amigo. A tiempo y todavía antes del amanecer, me levanta de mi sueño apacible. No sabe hacer otra cosa. No hay otro camino. Simplemente canta a su máximo volumen en respuesta al llamado de la naturaleza, sin darse cuenta del hecho de que está impactando a gran escala al hacer la única cosa que fue diseñado para hacer.
Como todos nosotros debiéramos, ¿estamos de acuerdo? ¡El poder de lo pequeño! de Rick Beneteau, Aunque seas pequeño como esta pajarillo podrías hacer la diferencia a tu alrededor.
Aun el ave ha hallado casa,y la golondrina nido para sí donde poner sus polluelos:¡tus altares, oh SEÑOR de los ejércitos,Rey mío y Dios mío! Sal 84:3
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros de mucho más valor que ellas? Mat 6:25-27

LLAMADA DE ALERTA

Lectura: Apocalipsis 3:1-6
Ponte en vela y afirma las cosas que quedan . . . porque no he hallado completas tus obras delante de mi Dios. --Apocalipsis 3:2.
El 26 de febrero de 1993 explotó una poderosa bomba en el estacionamiento subterráneo del World Trade Center en la ciudad de Nueva York. Esa bomba mató a seis personas e hirió a más de 1.000. Se desató una agresiva investigación y hubo muchos arrestos. Pero pocas autoridades legales lo reconocieron como parte de una conspiración terrorista internacional. Cuando las torres gemelas del World Trade Center fueron destruidas por terroristas en el año 2001, el comisionado de policía Raymond Kelly reflexionó sobre el primer ataque y dijo: "Eso debió haber sido una llamada de alerta para los Estados Unidos."
El Señor dijo a la iglesia de Sardis que aunque ellos tenían la reputación de estar espiritualmente vivos, estaban muertos. Les dijo que despertaran: "Ponte en vela y afirma las cosas que quedan, que estaban a punto de morir, porque no he hallado completas tus obras delante de mi Dios. Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; guárdalo y arrepiéntete" (Apocalipsis 3:2-3).
La llamada para todos los creyentes es velar en espera del Señor y no ser descuidados e indiferentes. Si el fuego se ha apagado en nuestros corazones, Él nos suplica que avivemos la llama otra vez.
Pregúntate a ti mismo: "¿Ha habido alguna llamada de alerta en mi vida últimamente que yo no haya escuchado? ¿Está Dios tratando de decirme algo? ¿Voy a contestar su llamada de alerta hoy?
SI QUIERES IMPEDIR QUE TU CORAZÓN SE ENFRÍE, MANTÉN VIVA LA LLAMA PARA DIOS.