Lectura: 2 Corintios 4:7-18.
“Antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día” 2 Corintios 4:16
Algunas personas están obsesionadas con la buena forma física -ejercicios diarios, vitaminas, alimentos orgánicos-, a pesar del hecho de que nuestros cuerpos siguen avanzando en el tiempo hacia un inevitable deterioro. Entre los 20 y 40 años, creemos que somos invencibles, pero, a partir de allí y en las décadas que siguen, la vista comienza a perderse, luego las rodillas comienzan a flaquear y finalmente la mente nos comienza a fallar. Enfrentémoslo, ¡tratar de garantizar una salud física duradera es como tratar de detener un río con un rastrillo!
Y, si bien es cierto que a medida que envejecemos tanto peor nos ponemos físicamente, no tiene que ser así espiritualmente. Aunque no lo creas, es posible mejorar con los años. Eso es a lo que se refería el apóstol Pablo cuando dijo: «Antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día» (2 Corintios 4:16).
Muchos de nosotros tenemos miedo de envejecer por todos los problemas que esto trae consigo. Pero, cuando gradualmente se nos despoja de todo aquello que nos mantiene a flote -ya sea riqueza, independencia, salud, dignidad, belleza o todas estas cosas juntas- aprendemos a recibir más y más de Dios. Así que, sin importar qué edad tengas, nunca es demasiado tarde para profundizar en la Palabra de Dios e invertir más y más en tu bienestar espiritual. Verás los beneficios, ahora y después. ¡Cuánto más envejezcas, mejor estarás!
Para mejorar con los años, ponte en forma espiritualmente.
“Antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día” 2 Corintios 4:16
Algunas personas están obsesionadas con la buena forma física -ejercicios diarios, vitaminas, alimentos orgánicos-, a pesar del hecho de que nuestros cuerpos siguen avanzando en el tiempo hacia un inevitable deterioro. Entre los 20 y 40 años, creemos que somos invencibles, pero, a partir de allí y en las décadas que siguen, la vista comienza a perderse, luego las rodillas comienzan a flaquear y finalmente la mente nos comienza a fallar. Enfrentémoslo, ¡tratar de garantizar una salud física duradera es como tratar de detener un río con un rastrillo!
Y, si bien es cierto que a medida que envejecemos tanto peor nos ponemos físicamente, no tiene que ser así espiritualmente. Aunque no lo creas, es posible mejorar con los años. Eso es a lo que se refería el apóstol Pablo cuando dijo: «Antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día» (2 Corintios 4:16).
Muchos de nosotros tenemos miedo de envejecer por todos los problemas que esto trae consigo. Pero, cuando gradualmente se nos despoja de todo aquello que nos mantiene a flote -ya sea riqueza, independencia, salud, dignidad, belleza o todas estas cosas juntas- aprendemos a recibir más y más de Dios. Así que, sin importar qué edad tengas, nunca es demasiado tarde para profundizar en la Palabra de Dios e invertir más y más en tu bienestar espiritual. Verás los beneficios, ahora y después. ¡Cuánto más envejezcas, mejor estarás!
Para mejorar con los años, ponte en forma espiritualmente.
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