viernes, 13 de mayo de 2011
PEDACITO DE CIELO
Hace un tiempo, mi esposa encontró a una mujer que necesitaba transporte. Al pensar que quizá Dios había preparado la situación, aceptó llevarla. En el trayecto, la mujer le contó que era creyente, pero que estaba luchando contra un problema de drogadicción. Mi esposa escuchó a esta angustiada mujer y luego le habló. Mientras le daba esperanzas sobre un mañana mejor, creo que, en cierta medida, esa mujer experimentó un pedacito de cielo en la tierra.
Cuando Dios le indicó a Moisés que construyera el tabernáculo según Sus especificaciones, fue para que Su pueblo pudiera sentir Su presencia. Me gusta pensar en eso como un pedacito de cielo en la tierra. El templo también era un ejemplo palpable de la presencia de Dios en este mundo (1 Reyes 5–8). El propósito de estos lugares sagrados era que Dios morara entre Su pueblo. Este fue el plan de Dios cuando Jesús, el templo perfecto, «habitó» entre nosotros (Juan 1:14).
Cuando Jesús ascendió al cielo, envió al Espíritu Santo a morar en Sus seguidores (Juan 14:16-17), para que nosotros fuésemos tabernáculos y templos de Dios en el mundo (1 Corintios 3:16; 6:19). Como representantes de la presencia del Señor, busquemos formas de brindar paz y esperanza de cielo a las demás personas que están en este mundo.
Un creyente dispuesto a realizar cosas pequeñas por otros puede hacer grandes obras para Dios.
AMOR VERDADERO
Una chica le preguntó a su novio: ¿Crees que soy bonita? Luego le volvió a preguntar: El chico volvió a decir que no… pero esta vez con voz seria y la vista fija hacia ella. La chica dio un pequeño suspiro tratando de pensar que todo era una broma cruel. Ella había escuchado suficiente. No quería escuchar esas cosas aunque sólo sean de broma. El muchacho entonces corrió tras ella,la tomó de un brazo y le contestó: No quiero estar contigo por siempre.Yo ¡NECESITO estar contigo por siempre! El amor verdadero va mucho más alla de la visión humana y de los sentimientos cambiables. El Amor verdedro está fundamentado en Dios quien nunca cambia y en quien no hay sombra de variación. Yo seré su padre, y él será mi hijo. Jamás le negaré mi amor, como se lo negué a quien reinó antes que tú. 1 Crónicas 17:13. Tu gran amor lo tengo presente, y siempre ando en tu verdad. Salmo 26:3. |