“Nos gozaremos y alegraremos en ti” Cantar de los Cantares 1:4
Hoy pueden existir muchas razones para llorar, quejarme o lamentarme , pero si llego a ese estado estaré despreciando la más grande oportunidad de experimentar en mi vida el gozo y la alegría de tener al Señor como la fuente de ese gozo y esa alegría. Hoy no abriré las puertas de mi corazón a las notas dolorosas de este mundo pero sí a las notas dulces del arpa de regocijo, y a los címbalos de la alegría. En ese raudal de alegría hoy quiero cantar al Señor, roca de mi salvación.
Hoy como llamado y elegido, echaré lejos mis congojas, y estableceré mi estandarte de confianza en el nombre de Dios. Quiero dejar lamentarme sobre los problemas, porque Dios me da el árbol de dulzura para lanzarlo en Marah el estanque amargo, con el regocijo que magnifica el Señor.
El Espíritu Eterno, el Consolador, de quien soy templo donde él habita, nunca cesará de adorar y bendiciendo el nombre de Jesús. Jesús debe tener la corona de la delicia de mi corazón; hoy estaré CONTENTO Y REGOCIJADO en él, porque el dulce Jesús, es la porción de su pueblo y yo soy parte de esa porción. Mi anhelo es que desde la primera hora de este día y hasta la última yo pueda estar contento y regocijado en el Señor.
Las noticias del día no me traerán ese regocijo. Las pláticas en el trabajo tampoco. Ni siquiera las notas solemnes de la religión lo podrán traer. Pero la persona de Jesús si. Hoy se que la persona de Jesús llena mi alma. Su promesa de estar a mi lado a cada instante se demostrará por la maravillosa experiencia de el gozo y el contentamiento. Hoy, el stress se sujetará al gozo y al contentamiento del Señor.
Señor: Gracias por que tu presencia produce automáticamente en mi vida gozo y contentamiento. Mi gozo y mi contentamiento está firmemente establecidos en ti. Gracias por darme hoy la oportunidad de experimentar ese gozo. Yo se que esta experiencia va por encima de lo que el mundo, familiares o amigos me puedan decir. Les transmitiré ese gozo y ese contentamiento para que ellos también terminen gozándose en ti. Amén.
Hoy pueden existir muchas razones para llorar, quejarme o lamentarme , pero si llego a ese estado estaré despreciando la más grande oportunidad de experimentar en mi vida el gozo y la alegría de tener al Señor como la fuente de ese gozo y esa alegría. Hoy no abriré las puertas de mi corazón a las notas dolorosas de este mundo pero sí a las notas dulces del arpa de regocijo, y a los címbalos de la alegría. En ese raudal de alegría hoy quiero cantar al Señor, roca de mi salvación.
Hoy como llamado y elegido, echaré lejos mis congojas, y estableceré mi estandarte de confianza en el nombre de Dios. Quiero dejar lamentarme sobre los problemas, porque Dios me da el árbol de dulzura para lanzarlo en Marah el estanque amargo, con el regocijo que magnifica el Señor.
El Espíritu Eterno, el Consolador, de quien soy templo donde él habita, nunca cesará de adorar y bendiciendo el nombre de Jesús. Jesús debe tener la corona de la delicia de mi corazón; hoy estaré CONTENTO Y REGOCIJADO en él, porque el dulce Jesús, es la porción de su pueblo y yo soy parte de esa porción. Mi anhelo es que desde la primera hora de este día y hasta la última yo pueda estar contento y regocijado en el Señor.
Las noticias del día no me traerán ese regocijo. Las pláticas en el trabajo tampoco. Ni siquiera las notas solemnes de la religión lo podrán traer. Pero la persona de Jesús si. Hoy se que la persona de Jesús llena mi alma. Su promesa de estar a mi lado a cada instante se demostrará por la maravillosa experiencia de el gozo y el contentamiento. Hoy, el stress se sujetará al gozo y al contentamiento del Señor.
Señor: Gracias por que tu presencia produce automáticamente en mi vida gozo y contentamiento. Mi gozo y mi contentamiento está firmemente establecidos en ti. Gracias por darme hoy la oportunidad de experimentar ese gozo. Yo se que esta experiencia va por encima de lo que el mundo, familiares o amigos me puedan decir. Les transmitiré ese gozo y ese contentamiento para que ellos también terminen gozándose en ti. Amén.