sábado, 30 de agosto de 2008

HOY..CAMINARE EN LA REVELACION

“Entonces el Señor extendió su mano y tocó mi boca y me dijo: He aquí yo pongo mis palabras en tu boca” Jeremías 1:9
Hoy, quiero preguntarme si soy un cristiano por enseñanza o por revelación.
.Si yo estoy meramente parloteando verdades que alguien me ha dicho..ay de mi.. y ay de la congregación donde lo hago.
Cuando el Señor Jesús se enfrentó a Pablo camino a Damasco Él se reveló así mismo a su más ardiente enemigo. Después de esto Pablo no consultó con nadie sino que fue al desierto para recibir revelación. Más tarde cuando él apareció predicando su mensaje fue encarnado. No lo aprendió a los pies de un maestro terreno, pero lo aprendió a los pies de Jesús.
Todo mensaje divino es recibido internamente primero.
La Educación Cristiana tiene su lugar, pero jamás deberá ocupar el lugar de la revelación. Yo, hoy, no quiero ser uno más entre los cristianos que han tomado la cultura de Cristo sin tomar a Cristo mismo. Muchos de los que hablan de Cristo en el mundo son como los discípulos antes del Pentecostés, rendidos por Cristo pero no invadidos por él. Y necesitamos después de rendirnos, dejarnos invadir.
Hoy, quiero ser invadido en todas las áreas de mi vida por el Señor. Después del Pentecostés los discípulos no necesitaron ser enseñados, ellos solo necesitaron la oportunidad para liberar lo que se les había revelado.
Si Jesús no se atrevió a hablar de él mismo, como lo puedo yo hacer hoy? Si Jesús solo habló lo que fue revelado a él por el Padre, como es posible que yo predique algo que no ha sido revelado a mi?
Cuando abro mis labios para compartir lo que he recibido de Dios en mi encuentro personal con él, algo maravilloso sucede a los que me escuchan, porque sus vidas serán impactadas no por meras palabras, sino por el toque de Dios.
Hoy, quiero que el Señor toque mis labios, para que de mis labios salgan las palabras que trasmitan la revelación del Señor.

Señor, Gracias por la manifestación de tu amor.

Gracias porque tus palabras son puestas en mi boca y si hoy he de hablar con alguien, o enseñar o predicar, no quiero que sean sólo palabras aprendidas en forma humana, sino que antes de compartir lo que deseo sea recibido como una revelación personal a mi corazón.

Se que toda revelación personal no puede estar por encima de las Sagradas Escrituras, pero esa revelación más bien es la comprensión de tu palabra para una especifica situación de mi vida que luego tocará a otros. Gracias, porque tu compañía es real y pones tus palabras en mis labios” Amén.

LA BUENA VIDA

Un popular chiste en Internet dice algo así:
Una secretaria, un asesor legal y un socio de una gran empresa jurídica se dirigen a almorzar cuando encuentran una antigua lámpara de aceite.
La frotan y aparece un genio en una nube de humo.
Este dijo:
-Por lo general concedo sólo tres deseos, de modo que daré uno a cada uno de ustedes.
-¡A mí primero! -dijo la secretaria-. Quiero estar en Bahamas, conduciendo una lancha de motor, olvidada del mundo. Enseguida la mujer desapareció.
-¡Sigo yo! -exclamó el asesor legal-. Quiero estar en Hawai, relajándome en la playa con mi masajista personal, un suministro inagotable de piñas coladas y el amor de mi vida. Y también se esfumó.
-¡Tú eres el próximo! -indicó el genio al socio.
Este último dijo:
-Quiero a estos dos en la oficina, en cuanto termine el almuerzo.
Por generaciones se nos ha dicho que podemos “obtenerlo todo”, pero hay mucho por hacer. No contamos con el tiempo suficiente y menos, con una lámpara mágica que lo haga por nosotros. Sin embargo, no querríamos todo eso, si pensáramos que no nos iba a producir bienestar.
No obstante, dicen los que saben que existe un sendero más simple para una vida feliz. Estos tres puntos de vista se mencionan como las llaves de la felicidad:
1. No te preocupes -Él te ama (Juan 13:1)

2. No desfallezcas -Él te sostiene (Salmo 139:10)

3. No temas -Él te guarda (Salmo 121:5)
Es factible tenerlo todo “todo”… si permitimos que Dios sea nuestro “todo”.
¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti?

Y fuera de ti, nada deseo en la tierra.

Mi carne y mi corazón pueden desfallecer,

pero mi Dios es la fortaleza de mi corazón

y mi porción para siempre.

Salmo 73:25,26

MANTILLO

Lectura: Jeremías 32:16-25
. . . [Eres] poderoso en obras, cuyos ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres. . . . --Jeremías 32:19.
Cuando algo grande sucede --ya sea una bendición o una tragedia-- la reconocemos inmediatamente y respondemos con alabanza o súplicas a Dios. Cuando encontramos un empleo que hemos buscado durante mucho tiempo, o cuando escuchamos que un ser querido ha aceptado a Cristo, o cuando recibimos malas noticias del médico, pensamos en Dios y acudimos a Él. Pero en las cosas pequeñas --lo rutinario, lo terrenal, los detalles-- es fácil pasar por alto que Él está obrando (Jeremías 32:19).
Dios obra en las cosas grandes y pequeñas del bosque también. Las cosas grandes, lo que es visible y colorido, se llama mantillo, la materia orgánica de hojas y palos parcialmente descompuesta que cubre el suelo del bosque. Pero si uno rastrilla el mantillo encuentra toda clase de cosas pequeñas importantes. El suelo es rico y oscuro y huele a vida. Está lleno de plantas diminutas, insectos y una variedad de hongos. Allí, debajo del mantillo, están realizando un función importante, pues con ellos Dios está construyendo el bosque futuro.
El Señor obra de la misma forma con su pueblo. Claro que sus ojos están en los asuntos grandes de la vida. Pero Dios también obra "debajo del mantillo" por medio de nuestras actividades diarias, preparándonos para las tareas significativas que Él ha planeado para nosotros.
Así que cuando las cosas terrenales te desanimen, da gracias a Dios por lo que hay debajo del mantillo.
LOS OJOS DE LA FE VEN A DIOS OBRAR EN TODO.