miércoles, 30 de julio de 2008

LA TAZA DE TE

Un hombre calvo y demacrado se hallaba en su cama, la cara pálida, le habían trasplantado la médula ósea porque tenía leucemia.
La enfermera Hanne Dina se le acercó, lo saludó y le preguntó si quería sopa y él dijo que no, que solo quería dormir. Al rato Hanne le llevó la medicina y él se la tomó con disgusto y volvió a hundirse en la almohada.
Hanne fue a la cocina del hospital preparó para ella una taza de te, preparó una bandeja y colocó la tetera y dos tazas y se dirigió al cuarto del enfermo preguntandole: Lo molesto si tomo el té aquí? Quisiera ver las noticias acá mientras tomo el té.
Claro que no me molesta respondió. Ella encendió el televisor mientras le decía: Traje una taza extra por si quiere té. Sí, me sirve media taza, por favor, respondió el enfermo.
Al día siguiente Hanne volvió con la bandeja y dos tazas y así lo hizo por una semana. A los pocos días se fue: se había restablecido lo suficiente para irse a terminar su convalecencia en su casa.
Cuatro meses más tarde Hanne estaba en un centro comercial cuando oyó una voz potente. ¡ Hanne, que gusto de verla”. La enfermera lo reconoció. Era el enfermo de la taza de té. Él la abrazó y presentándole a la esposa , dijo: “ Ésta es Hanne, la mujer que me salvó la vida con una taza de té”.
Pequeños gestos pueden mostrar grandes amores y grandes simpatías. No tenemos idea de lo que Dios puede hacer con lo poco que tenemos a mano. Pueden ser dos panes y dos peces pero con el aderezo del corazón algo milagroso puede suceder. No menosprecies lo poco que tiene y extiéndelo hoy al que está cerca de ti.
“Les aseguro que Dios no se olvidará de premiar al que dé un vaso de agua fresca a uno de mis seguidores, aunque se trate del menos importante”.Mateo 10:42
Luego tomó los cinco panes y los pescados, y dio gracias a Dios. Partió los panes y los pescados en pedazos y se los entregó a sus discípulos, y ellos los repartieron a la gente
.Mateo 15:36
Jesús les dijo: –Denles ustedes de comer. Pero ellos respondieron: –Sólo tenemos cinco panes y dos pescados. Si fuéramos a dar de comer a toda esta gente, tendríamos que ir a comprar comida,Lucas 9:13

NO HAY DON NADIES

Lectura: 1 Corintios 12:12-31
. . . los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios. --1 Corintios 12:22.
A un visitante le estaban mostrando una colonia de leprosos en la India. Al medio día sonó una campana llamando a la gente para comer. Llegaron al comedor personas de todas partes del complejo. De repente se llenó el ambiente de risas. Dos jóvenes, uno montado sobre el lomo del otro que jugaban a ser caballo y jinete, se estaban divirtiendo mucho.
Mientras el visitante observaba vio que el hombre que llevaba a su amigo era ciego, y el que iba sobre él era cojo. El que no podía ver usaba el pie del otro; y el que no podía caminar usaba los ojos de su amigo. Juntos se ayudaban mutuamente y al mismo tiempo sentían un gran gozo al hacerlo.
Imagínate una iglesia así, adonde cada miembro use su punto fuerte para compensar la debilidad del otro. Eso es lo que debería suceder en todas las congregaciones de creyentes. Pablo comparó los dones espirituales con las diferentes partes del cuerpo humano. Los ojos ven. Los oídos oyen. Las manos trabajan. Los pies mueven el cuerpo hacia adelante. Todos son esenciales. Y cuando cada uno cumple su función, el cuerpo entero se beneficia.
Todos tenemos debilidades, pero también tenemos puntos fuertes. El Espíritu de Dios nos ha dotado a cada uno de nosotros para bien de la Iglesia. Nos necesitamos los unos a los otros. En la Iglesia, no hay don nadie.
NINGÚN SERVICIO PARA CRISTO ES INSIGNIFICANTE.