viernes, 21 de noviembre de 2008

MI IDENTIDAD EN CRISTO


Mi identidad en Cristo


La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, quien,
siendo por naturaleza Dios, no consideró
el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse.
Por el contrario, se rebajó voluntariamente,
tomando la naturaleza de "siervo" y haciéndose
semejante a los seres humanos.


Filipenses 2:5-7



Creo que mi servicio al Señor empezó a tener valor cu ando comprendí la gran verdad de que mi verdadera identidad radica en el hecho de ser "hijos de Dios".

Ha muchas cosas que pueden identificarme, como es mi nombre, mi cédula de ciudadanía, mis huellas digitales, ser esposo(a) y padre o madre, ser amado(a) y respetado(a). Sin embargo, sé que en un momento podría perder cualesquiera de esas cosas que me identifican y me quedaría sin "piso".

Pero, ¿qué del hecho de ser hijos de Dios? cualquiera de las otras cosas es un débil hijo que en un momento se podría romper; pero ser hijo o hija de Dios es un lazo tan fuerte que trascenderá por la eternidad.

El mejor ejemplo de identidad es Cristo mismo, quien como Hijo de Dios se humilló hasta lo sumo por los seres humanos. En él puedo:

• Tener un concepto adecuado de mí mismo (a)
• Servir sin esperar recompensa
• Callar cuando no me tienen en cuenta
• Asociarme con los humildes
• Gozarme cuando otro recibe el honor que yo gané
• Conocer mis limitaciones para no intentar hacer más de lo que puedo
• Saber decir que no, a pesar de mí y de los demás
• Ver surgir a otros sin sentir envidia.

Como el apóstol Pablo, si vivo, para Él vivo y si muero, para Él muero (Romanos 14:8). Nada me podrá dañar, pues mi identidad radica en que soy hijo(a) de Dios, certeza que nadie me podrá quitar.

Enviado por: Taty

HOY.. EL SEÑOR ES MI REFUGIO

“Mi refugio eres tu en el día malo” Jeremías 17:17
La trayectoria del cristiano no siempre es nítida como el sol, el cristiano también tiene sus épocas de oscuridad y de tormenta. Es cierto que la palabra de Dios dice que sus caminos son agradables y que todas sus trayectorias son de paz, esto es una gran verdad.
El cristianismo ofrece felicidad al hombre mientras caminas por las calles de polvo y plenitud total para cuando camine por las calles de oro. Sin embargo la experiencia y aún la misma palabra de Dios nos muestra que el camino del justo es como la luz del aurora que va en aumento hasta que al fin es perfecta. Queriendo decir que mientras llega ese medio día perfecto, aún todavía encontraremos algunas sombras.
Hay periodos en mi vida cuando sol parece desaparecer de mi sendero y ciertas nubes comienzan a arremolinarse sobre mi cabeza, hay momento cuando me regocijo en la presencia de Dios , pero otras veces parece que ni la veo ni la siento. A veces parecen los días como especiales para tomar sol y otros días en que parece que el frío intenso penetra hasta mis huesos.
Hay días cuando parece que él me lleva por delicados pastos y me hace descansar junto a aguas de reposo, pero hay otros en que parece que me lleva por el valle de la sombra de la muerte. A veces me siento extasiado mirando el hermoso cielo azul y otras veces mi mirada se coloca en el desierto seco y arenoso.
A veces disfruto del agua dulce y cristalina y otras veces me veo tomando las aguas amargas de la vida y en un suave murmullo protesto diciendo, si realmente fuera un hijo de Dios, esto jamás me sucedería, más hoy reflexiono que Dios no me ha prometido solo días claros y aguas dulces, su promesa es que es Refugio en los días malos y eso me hace descansar.
Los mejores santos han bebido del agua amarga. Los más estimados hijos de Dios han cargado en algún momento la cruz. Ningún cristiano ha disfrutado prosperidad perpetua, ningún creyente a tocado todo el tiempo el arpa bajo los sauces.
Lo que Dios ha estado trabajando en mi fuertemente es mi madurez y la madurez se adquiere en los climas templados y las experiencias duras de la vida. Se que para ejercitar mi fe y confianza necesito aceptar los vientos y las tempestades como herramientas de Dios y mientras el trabaja con estas herramientas, él es mi refugio en los días malos.
Señor. Gracias por ser mi refugio y mi fortaleza. Mi castillo y mi Salvador. Aunque los días malos lleguen yo en ti estaré confiado, porque solo tu fortaleza mi fe y me formas usando las mejores herramientas que en tus manos pasan de ser dolorosas a creadoras de fuerza y poder. Amén.

LAS HERIDAS DE UN AMIGO

Lectura: 2 Samuel 12:1-13
Fieles son las heridas del que ama. —Proverbios 27:6
No todos aprecian la corrección; pero David sí la apreciaba. Él se sentía en deuda con aquellos que les corregían y se daba cuenta de lo mucho que les debía. «Que el justo me castigue; será un favor, y que me reprenda será un excelente bálsamo que no me herirá la cabeza» (Sal. 141:5).
David insiste en que la corrección es un favor, una palabra que sugiere un acto de lealtad. Los amigos leales se corregirán unos a otros, aun cuando hacerlo sea doloroso y perjudicial para las relaciones. Es una de las maneras en las que mostramos amor y nos ayudamos unos a otros a fortalecernos. Como lo declara Proverbios 27:6: «Fieles son las heridas del que ama».
Se requiere de gracia para impartir corrección piadosa; se requiere de una gracia mayor para recibirla. A diferencia de David, quien aceptó la corrección de Natán (2 S. 12:13), nosotros estamos inclinados a rechazarla. Nos molesta la interferencia; no queremos que nos descubran. Pero, si aceptamos la reprobación, encontraremos que efectivamente ésta se convierte en «excelente bálsamo» sobre nuestras cabezas, una unción que hace de nuestras vidas un dulce aroma por dondequiera que vayamos.
Algunas veces, crecemos en gracia por medio de la amable pero desagradable corrección de un amigo leal. No la rechaces, por cuanto «el que guarda la corrección vendrá a ser prudente» (Prov. 15:5) y «sabio» (9:8-9).
La corrección de un amigo leal puede ayudarnos a cambiar para mejor.