“Mi refugio eres tu en el día malo” Jeremías 17:17
La trayectoria del cristiano no siempre es nítida como el sol, el cristiano también tiene sus épocas de oscuridad y de tormenta. Es cierto que la palabra de Dios dice que sus caminos son agradables y que todas sus trayectorias son de paz, esto es una gran verdad.
El cristianismo ofrece felicidad al hombre mientras caminas por las calles de polvo y plenitud total para cuando camine por las calles de oro. Sin embargo la experiencia y aún la misma palabra de Dios nos muestra que el camino del justo es como la luz del aurora que va en aumento hasta que al fin es perfecta. Queriendo decir que mientras llega ese medio día perfecto, aún todavía encontraremos algunas sombras.
Hay periodos en mi vida cuando sol parece desaparecer de mi sendero y ciertas nubes comienzan a arremolinarse sobre mi cabeza, hay momento cuando me regocijo en la presencia de Dios , pero otras veces parece que ni la veo ni la siento. A veces parecen los días como especiales para tomar sol y otros días en que parece que el frío intenso penetra hasta mis huesos.
Hay días cuando parece que él me lleva por delicados pastos y me hace descansar junto a aguas de reposo, pero hay otros en que parece que me lleva por el valle de la sombra de la muerte. A veces me siento extasiado mirando el hermoso cielo azul y otras veces mi mirada se coloca en el desierto seco y arenoso.
A veces disfruto del agua dulce y cristalina y otras veces me veo tomando las aguas amargas de la vida y en un suave murmullo protesto diciendo, si realmente fuera un hijo de Dios, esto jamás me sucedería, más hoy reflexiono que Dios no me ha prometido solo días claros y aguas dulces, su promesa es que es Refugio en los días malos y eso me hace descansar.
Los mejores santos han bebido del agua amarga. Los más estimados hijos de Dios han cargado en algún momento la cruz. Ningún cristiano ha disfrutado prosperidad perpetua, ningún creyente a tocado todo el tiempo el arpa bajo los sauces.
Lo que Dios ha estado trabajando en mi fuertemente es mi madurez y la madurez se adquiere en los climas templados y las experiencias duras de la vida. Se que para ejercitar mi fe y confianza necesito aceptar los vientos y las tempestades como herramientas de Dios y mientras el trabaja con estas herramientas, él es mi refugio en los días malos.
Señor. Gracias por ser mi refugio y mi fortaleza. Mi castillo y mi Salvador. Aunque los días malos lleguen yo en ti estaré confiado, porque solo tu fortaleza mi fe y me formas usando las mejores herramientas que en tus manos pasan de ser dolorosas a creadoras de fuerza y poder. Amén.