El pastor Rafael diaz y el pastor Hector Chaca.
sábado, 12 de abril de 2008
HOY.. LAS PUERTAS SE ABRIRAN Y NO SE CERRARAN
Gracias Señor por este día y por esta oportunidad de caminar por el sendero marcado por tu voluntad y misericordia. Gracias por que hoy me recuerdas que me has tomado de la mano derecha.
Hoy, recuerdo cuando era niño y en alguna ocasión camine con mi padre mientras él me tomaba por la mano de derecha. Su mano fuerte y cariñosa me daban seguridad y animo.
Hoy, mi corazón se llena de tu seguridad, porque me tomas también de la mano derecha para llevarme por todos los parajes y caminos preparados para mi.
.Como no he de alabarte hoy, Señor si puedo caminar con firmeza sabiendo que tus propósitos son claros y definidos. Sujetar y Desatar. Hay muchas cosas que necesitarán hoy ser sujetadas y muchas cosas que necesitan ser desatadas. Cuantas personas, situaciones y circunstancias exigirán sujeción y liberación. Este día no es para perderlo, sino para ganarlo en la realización de tus propósitos claros.
Ahora, Señor mi corazón se goza, porque el versículo de hoy me dice que no solamente me tomas de la mano derecha y me das la oportunidad de Sujetar y desatar, pero además me concedes el privilegio de ver que tú me abres puertas y estas puertas no se cerrarán. Entiendo Señor que estas puertas pueden ser oportunidades pero que aún más alla de esto , puerta es símbolo de autoridad.
Con tu autoridad podré entrar en autoridad y esa autoridad que rodeará mi vida, nadie, ninguna otra autoridad la podrá cerrar. El mundo, las circunstancias difíciles y aún el enemigo espiritual querrán bloquear mi camino, pero no podrán porque tú eres quién abre las puertas.
Tu mano es fuerte y poderosa y con tu mano toda puerta será abierta. Hoy, confieso que ninguna puerta se podrá cerrar y la seguridad de que el Señor me lleva de la mano es absolutamente cierta.
“Señor, es cierto que hoy no veo mucho delante de mi, pero tu palabra en esta ocasión viene para asegurarme que me tomas de la mano derecha y me concedes la oportunidad de sujetar y desatar. Pero, también gracias por la hermosa oportunidad de ver como tu presencia me abre puertas y esas puertas no se cerrarán.
Ayúdame hoy, Señor a estar atento a aquellos que debo sujetar y aquello que debo desatar, para no perder la hermosa oportunidad de sentirme usado en tu precioso y útil propósito para mi vida. Amen.
Hoy, recuerdo cuando era niño y en alguna ocasión camine con mi padre mientras él me tomaba por la mano de derecha. Su mano fuerte y cariñosa me daban seguridad y animo.
Hoy, mi corazón se llena de tu seguridad, porque me tomas también de la mano derecha para llevarme por todos los parajes y caminos preparados para mi.
.Como no he de alabarte hoy, Señor si puedo caminar con firmeza sabiendo que tus propósitos son claros y definidos. Sujetar y Desatar. Hay muchas cosas que necesitarán hoy ser sujetadas y muchas cosas que necesitan ser desatadas. Cuantas personas, situaciones y circunstancias exigirán sujeción y liberación. Este día no es para perderlo, sino para ganarlo en la realización de tus propósitos claros.
Ahora, Señor mi corazón se goza, porque el versículo de hoy me dice que no solamente me tomas de la mano derecha y me das la oportunidad de Sujetar y desatar, pero además me concedes el privilegio de ver que tú me abres puertas y estas puertas no se cerrarán. Entiendo Señor que estas puertas pueden ser oportunidades pero que aún más alla de esto , puerta es símbolo de autoridad.
Con tu autoridad podré entrar en autoridad y esa autoridad que rodeará mi vida, nadie, ninguna otra autoridad la podrá cerrar. El mundo, las circunstancias difíciles y aún el enemigo espiritual querrán bloquear mi camino, pero no podrán porque tú eres quién abre las puertas.
Tu mano es fuerte y poderosa y con tu mano toda puerta será abierta. Hoy, confieso que ninguna puerta se podrá cerrar y la seguridad de que el Señor me lleva de la mano es absolutamente cierta.
“Señor, es cierto que hoy no veo mucho delante de mi, pero tu palabra en esta ocasión viene para asegurarme que me tomas de la mano derecha y me concedes la oportunidad de sujetar y desatar. Pero, también gracias por la hermosa oportunidad de ver como tu presencia me abre puertas y esas puertas no se cerrarán.
Ayúdame hoy, Señor a estar atento a aquellos que debo sujetar y aquello que debo desatar, para no perder la hermosa oportunidad de sentirme usado en tu precioso y útil propósito para mi vida. Amen.
CUESTION DE ORGULLO
Lectura: 1 Juan 2:15-17
No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. --1 Juan 2:15.
Me encontraba en una conferencia para dirigir un seminario. También había otros oradores, incluyendo un bien conocido líder cristiano cuyo seminario era a la misma hora que el mío. Cuando el director de la conferencia anunció las reuniones, apremió a tanta gente como le fue posible para que asistieran al seminario del bien conocido orador, y dijo: «Es un gran honor tenerlo aquí.»
Yo pensé: Probablemente pasé la misma cantidad de tiempo preparando mi presentación. Estoy empleando tiempo que podría estar pasando con mi familia para estar aquí. ¿Y ahora el director de la conferencia le dice a todo el mundo que vaya a otro seminario? ¿De qué se trata todo esto?
Me sentí humillado, herido y enojado. Pero mientras caminaba hacia el salón para empezar mi seminario, el Espíritu Santo me convenció de que estaba reaccionando con orgullo y envidia. También me recordó que Él dirigiría a la gente que Él quería que estuviera allí. Le pedí al Señor que me perdonara por los «celos amargos y ambición personal» que había en mi corazón (Santiago 3:14).
A veces tenemos contratiempos espirituales porque somos culpables de pensar mal. Nos dejamos atrapar por el orgullo y el egocentrismo mundanos (1 Juan 2:16). Si esto sucede significa que tenemos un importante trabajo espiritual que hacer. Debemos arrepentirnos, confesar nuestro orgullo a Dios, y pedir Su perdón.
No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. --1 Juan 2:15.
Me encontraba en una conferencia para dirigir un seminario. También había otros oradores, incluyendo un bien conocido líder cristiano cuyo seminario era a la misma hora que el mío. Cuando el director de la conferencia anunció las reuniones, apremió a tanta gente como le fue posible para que asistieran al seminario del bien conocido orador, y dijo: «Es un gran honor tenerlo aquí.»
Yo pensé: Probablemente pasé la misma cantidad de tiempo preparando mi presentación. Estoy empleando tiempo que podría estar pasando con mi familia para estar aquí. ¿Y ahora el director de la conferencia le dice a todo el mundo que vaya a otro seminario? ¿De qué se trata todo esto?
Me sentí humillado, herido y enojado. Pero mientras caminaba hacia el salón para empezar mi seminario, el Espíritu Santo me convenció de que estaba reaccionando con orgullo y envidia. También me recordó que Él dirigiría a la gente que Él quería que estuviera allí. Le pedí al Señor que me perdonara por los «celos amargos y ambición personal» que había en mi corazón (Santiago 3:14).
A veces tenemos contratiempos espirituales porque somos culpables de pensar mal. Nos dejamos atrapar por el orgullo y el egocentrismo mundanos (1 Juan 2:16). Si esto sucede significa que tenemos un importante trabajo espiritual que hacer. Debemos arrepentirnos, confesar nuestro orgullo a Dios, y pedir Su perdón.
SI NO SOMOS HUMILDES VAMOS A TROPEZAR.
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