lunes, 20 de julio de 2009

LA VIDA ES LO QUE HAGAS DE ELLA

Una pintura en un antiguo templo muestra a un rey forjando una cadena de su corona y cerca, otra escena muestra a un esclavo convirtiendo su cadena en corona. Debajo de la pintura se encuentra esta inscripción: “La vida es lo que hagas de ella, no importa de lo que esté hecha”.
Puede que hayas nacido con ciertos “ingredientes”, igual que un dulcero puede encontrar elementos como harina, azúcar y aceite en su cocina, pero lo que tú creas con los talentos y las habilidades que Dios te ha concebido, ¡depende de ti!
Vive tu vida de tal forma que pueda ser medida de acuerdo con estas palabras de un poeta anónimo:
No, “¿Cómo murió él?” sino “¿Cómo vivió?
No, “¿Qué ganó?” sino “¿Qué ofreció?”
Estas son las unidades con la que se mide el valor de un hombre como hombre, sin importar su nacimiento.
No, “¿Cuál fue su puesto?” sino, “¿Tenía corazón?”
Y, “¿Qué hizo con lo que Dios le dio?”
“¿Tenía siempre a flor de labios una palabra de ánimo para hacer regresar una sonrisa, para desvanecer una lágrima?”
No, “¿Cuál era su santuario?” tampoco, “¿Cuál era su doctrina?”
Sino, “¿Se mostró amigo de aquellos en verdad necesitados?”
No, “¿Qué decía la nota en el periódico?”
Sino, “¿Cuántos se apenaron cuando el murió?
“Cuando tú naciste, llorabas y el mundo se regocijaba.
Vive tu vida de tal forma que cuando mueras el mundo llore y tú te regocijes”.
Proverbios 10:7
La memoria del justo es bendita

FECHA DE VENCIMIENTO

Lectura: Salmos 139:7-18.
“Mi embrión vieron Tus ojos, y en Tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas” Salmos 139:16
Check Montague estaba sometiéndose a una extensa serie de tratamientos en un centro contra el cáncer lejos de casa. Luego sus tratamientos se vieron abruptamente interrumpidos por otra enfermedad médica. Pero Dios contestó a la oración y eliminó el problema. Posteriormente, cuando Chuck dio testimonio en su iglesia una vez de vuelta en casa, habló de su gratitud por las oraciones del pueblo de Dios y las verdades de Su Palabra que le habían ministrado tanto a él como a su esposa, Janet.
A veces, Chuck se había preguntado si sobreviviría o no. Ese pensamiento le llevó a las Escrituras y leyó cuidadosamente el Salmo 139. Su atención se centró en el versículo 16, el cual dice: «Mi embrión vieron Tus ojos, y en Tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas». Antes de nuestra creación, el Señor «escribió» todas nuestras cosas. «Mi espíritu fue confortado al saber que mi vida está en las manos de Dios», dijo Chuck. «Cada botella de leche o cada lata de atún tiene una fecha de vencimiento. Bueno, yo también… El tiempo de Dios es el mejor».
Al sufrir enfermedades o al envejecer, naturalmente pensamos más en la muerte. Si somos creyentes en Cristo, podemos estar confiados en que la muerte es una puerta abierta a la vida eterna con Jesús. Junto con el salmista David, nos consuela la verdad de que el Dios que nos ama conoce nuestra «fecha de vencimiento».
El tiempo de Dios es perfecto –incluso en la muerte.