miércoles, 17 de septiembre de 2008

EL CAÑON DE GWEN

Pase lo que pase, el Señor está a tu lado, no me cabe duda.

SI LO HUBIERA HECHO

¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Sería entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar. Isaías 48:18

El versículo es un llamamiento, aparte de una expresión de tristeza por lo que pudo haber sido y no fue. Dios muchas veces siente un profundo dolor cuando mira lo que podríamos haber llegado a ser si no hubiéramos sido porfiados en nuestros propios caminos.

¿Qué impide que sea nuestra paz como un río y nuestra justicia como las ondas del mar? Tal vez somos testarudos y porfiados, orgullosos y confiados en nuestra propia opinión, lo cual nos lleva a desobedecer, a no atender su voz y a elegir nuestro propio camino. Nos volvemos ciegos. Nos incapacitamos para ver nuestras propias faltas. Nos es difícil ver dentro de nosotros mismos, ya sea por orgullo o por dolor. En otros casos, nuestra condición se vuelve extremista, llegando a ver con una lente de aumento cada fallo y cada carga.

Todo lo anterior nos lleva a desconocer la paz de Dios en nuestro corazón y su justicia en nuestra vida diaria. Demasiado a menudo impedimos que el Señor complete en nosotros su designio maravilloso de arrancarnos de nuestra lastimera condición.

Jesús conoce tus deficiencias y las mías, así como nuestra frialdad o rechazo hacia lo que tiene que ver con los caminos del Señor para nosotros. Dios conoce cuán orgullosos y sabios somos según nuestra propia opinión en incontables ocasiones. El sabe cuán porfiados y soberbios nos vuelve el pecado. Sabe, cuando no es su Palabra la que nos guía, ni la oración la que nos conduce, cuán equivocados son nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras acciones y nuestras decisiones.

Lo más maravilloso es que el Señor sabe qué hacer con todos esos defectos y deficiencias cuya mera enumeración bastaría para llenar paginas y paginas. Si los escribieses con tinta indeleble, ni rastro quedará de ellos, pues el borrará cada letra.

La epístola a los Filipenses nos recuerda que, así como Dios empezó su obra en nosotros, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. ¡El sabe que hacer conmigo! Ese milagro es el que me dará paz y tranquilidad como la del río, y es paz de la presencia del Espíritu Santo en mi vida dará frutos de justicia.

HOY.. VERE LA RESTAURACION DE MI VIDA

“ Se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola” Cantares 2:12-
El invierno largo y melancólico nos ayuda a apreciar la hermosura y belleza de lo genial y dulce de la presencia de Dios. La promesa de un verano cercano nos ayuda a disfrutar las delicias de lo actual.
Después de períodos de depresión de espíritu, es delicioso percibir nuevamente la luz del sol de honradez, entonces nuestro agradecimiento adormitado sube desde su letargo como un azafrán victorioso de la tierra, entonces nuestro corazón se siente complacido con el trinar de las aves que prometen una paz reconfortante y la nota deliciosa de la tórtola proclama tranquilidad interna en el alma. Ahora es cuando el alma busca comunión con su amado.
Hoy es el día para que mi alma se levanta de la postración de su angustia y del pantano de la desesperación y comience a izar la vela recogida de la pequeña y frágil embarcación para la brisa favorable del Espíritu me impulse hacía nuevos horizontes y senderos en el mar aunque desconocidos si son muy seguros. Hoy es el día de disfrutar de la tierna visita de Jesús, el amado de mi alma.
Hoy es el día para gozarme porque el Espíritu Santo me ha revivido y me introduce a la novedad de vida, hoy el Señor trae descanso a mi vida y me inyecta con la vitalidad de su vigor y hace florecer el jardín marchito de mi corazón.
Ayer lloraba y me desesperaba porque no veía camino para transitar y las puertas se cerraban sin misericordia ante mi, pero hoy, creo con toda mi alma que ya el invierno pasó, las aves vuelven a trinar y las flores del campo se han vestido de colores y en mi país se ha oído la voz de la tórtola.
La suave y tierna voz del Señor se escucha en lo profundo de mi corazón y me dice, no Temas, el invierno ya pasó y ahora podrás ver el sol nuevamente y calentarte bajo los rayos de mi misericordia.
Espíritu Santo, renueva mi alma y acelera el proceso de tu restauración en mi. Te pido tu perdón por las veces que en medio del invierno proteste y no lo acepté. Hoy entiendo que ese fue un proceso vital y necesario para mi crecimiento. Hoy mismo imploro con seriedad al Señor para que tenga compasión de este siervo y que envíe sobre mi su restauración. Restauración de alma y de Espíritu.
Gracias, Señor porque todo momento he visto tu presencia y tu amor. Quiero extenderme con fuerza y devoción amándote y sirviéndote con toda mi alma. Solo en ti yo estaré confiado porque para siempre es tu misericordia. Amén.

NO LE ECHES LA CULPA A LA LECHUGA

Una noche, varios estudiantes esparcieron queso Limburgo sobre el labio superior de un compañero de cuarto mientras éste dormía.
Al despertarse, el joven sintió el mal olor y exclamó: “¡Esta habitación huele mal!”
Se asomó al pasillo y dijo: “¡El pasillo huele mal!”
Saliendo del dormitorio dijo: “¡El mundo entero huele mal!”
¿Cuánto tiempo crees que tardó en darse cuenta de que el problema estaba debajo de su nariz?
Es fácil, y hasta nos resulta natural, encontrar defectos en el mundo que nos rodea, y seguir ciegos a la manera en que contribuimos al problema. ¿Seremos nosotros el problema?
Cuando plantamos lechuga y no crece bien, no le echamos la culpa a la lechuga, sino que buscamos las razones por las cuales no está creciendo bien. Tal vez necesite fertilizante, o más agua, o menos sol.
En el huerto de nuestras relaciones interpersonales, nuestro trabajo como jardineros es buscar el clima más propicio y nutrir el suelo. Debemos quitar la maleza del negativismo y la autojustificación para proteger las tiernas plantas del calor de los celos y de los fuertes vientos de la ira. Cuando aplicamos el amor de Dios y su cuidado en el trato con las personas, ciertamente nuestras relaciones crecerán y florecerán.
1 Corintios 3:8Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.

ASI ES COMO FUNCIONA

Lectura: Romanos 15:23-33
. . . que os esforcéis juntamente conmigo en vuestras oraciones a Dios por mí. --Romanos 15:30.
En su libro titulado Dear Zoe [Querido Zoe], Max De Pree escribe: "La manera de entregar a Dios los problemas es pidiendo ayuda a su pueblo."
Antes de volar a Europa por razones de negocios, Max se enteró de que su hija estaba embarazada. Sin embargo, su matrimonio tenía graves problemas. Su corazón estaba lleno de tristeza y gozo mientras oraba y trataba de entregarla al cuidado del Señor.
Al día siguiente compartió su dolor con David Hubbard, un amigo cercano, y le dijo que se sentía incómodo por tener que ir a Europa. Preguntó a David si estaría dispuesto a mantenerse en contacto con su hija, llamarla o visitarla si era necesario. David le aseguró que así lo haría. Max se sintió aliviado, pero también perplejo. Y dijo: "¿Cómo es que me siento tan aliviado al colocarla en tus manos, pero anoche, cuando la puse en manos del Señor, no me sentí tan aliviado?" David le explicó amablemente que así es como debe funcionar el cuerpo de Cristo.
El apóstol Pablo era muy consciente de eso. Al enfrentar una posible oposición de parte de incrédulos en Jerusalén, pidió a los cristianos de Roma que se unieran a él en su lucha orando para que fuera rescatado de ellos (Romanos 15:30-31).
Señor, ayúdanos a no ser tan orgullosos como para no pedir Tu ayuda pidiendo ayuda a Tus hijos.
LLEVAD LOS UNOS LAS CARGAS DE LOS OTROS, Y CUMPLID ASÍ LA LEY DE CRISTO. --GÁLATAS 6:2