domingo, 8 de junio de 2008

HERMANA SUSANA

HOY APRENDI

Hoy necesito hablar contigo,
sé que algunas veces me he perdido,
en las cosas de rutina que hacen en mi
olvidar cosas divinas que me diste.

En el transcurso del día,
he vuelto a vivir cosas que me afligen,
que sólo tú has logrado que olvide,
que perdone y vuelva a creer en mi mismo.

Pero hoy vengo a hablarte de mis cosas,
de las que en este tiempo no te he contado,
porque hay veces que amanezco desganado,
asqueado del mundo y la forma en que vivo.

Ayúdame por favor a encontrar la fe perdida,
a volver a ser sensible al dolor ajeno,
a volver a valorar la más tierna sonrisa,
y a volver a sentir la tibieza de un beso.

Hoy quiero brindarte una oración en silencio,
darte las gracias por compartir conmigo mis cosas,
por darme esa fortaleza de levantarme siempre,
cuando en momentos amargos, he caído.

Ayúdame a perdonar a quien me ha herido,
a pedir perdón a quien he insultado sin motivo,
a volver a vivir ilusiones ya perdidas
y aprender a compartir mis sentimientos, mi vida.

No sé que haría sin ti, no lo sabría,
moriría lentamente de desesperanzas vividas,
no tendría esa luz divina que me alivia,
esa paz que tu me das, y que en nadie mas hallaría.

Por eso hoy necesito volver a tu buen camino,
prometo no volver a alejarme de ti nunca,
de volver a confesarte mis penas y alegrías
y brindarte una oración de amor todos los dias.

Gracias por estar conmigo siempre,
por hacerme encontrar de nuevo el buen camino,
porque hoy aprendí, que no hay amor más puro
Y más eterno, que el que tú me brindas.

Hoy aprendí a valorar tu infinito amor hacia mí,
Bendito seas Dios, por ser mi amigo...
Oh Señor, haz de mí un instrumento de tu paz; donde hay odio, haz que yo lleve el amor;
donde hay rencor, haz que yo lleve el perdón;
donde hay discordia, haz que yo lleve la unión;
donde hay duda, haz que yo lleve la fe;
donde hay error, haz que yo lleve la verdad;
donde hay desesperación, haz que yo lleve la esperanza;
donde hay tristeza, haz que yo lleve la alegría;
donde hay tinieblas, haz que yo lleve la luz.

Oh Maestro, haz que no busque tanto
el ser consolado, como el consolar;
el ser comprendido, como el comprender;
el ser amado, como el amar.
Porque es dando, como se recibe;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a Vida Eterna.

PASEMOS ALOTRO LADO

“ Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: pasemos al otro lado .”
Marcos 4.35
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Entre las tantas historias que los Evangelios relatan de Jesús, hay una que me es personalmente muy significativa; se trata de cuando el Señor calma la tempestad. Ciertamente un día en la vida de Jesús, durante su permanencia acá en la tierra no debió haber sido muy reposado ni para Él, ni para sus discípulos, pero al finalizar un buen día de aquellos, el Maestro montándose en una barca dice: “ pasemos al otro lado ”.
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Podemos usar nuestra imaginación para revivir en cierta manera la escena, hasta donde la Palabra nos lo permite, y de esa manera me imagino a los discípulos de Jesús cansados, anhelando sentarse a solas con su Maestro, disfrutando tal vez de un merecido buen pedazo de pan fresco y algo de pescado, mientras deleitan sus oídos con las ensenanzas de su Señor, y sin embargo en lugar de todo eso, el Señor dice “ pasemos al otro lado ”. Muchos de los que seguían a Jesús, seguramente se miraron entre ellos, pero apesar de las condiciones, posiblemente no muy favorables para un viaje en barca, como lo eran el cansancio, la oscuridad, el viento que iniciaba a soplar amenazante, era el Señor quien había hablado.
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Lo que ocurrió a continuación es bastante conocido, se desató una gran tormenta y la barca se anegaba, mientras que el autor de la aventura “dormía plácidamente” en la popa de la barca. Puedo imaginarme aún a los discípulos afanados luchando contra los vientos y tratando se sacar el agua de la barca, hasta que fueron donde el Señor estaba y le despertaron diciéndole: Señor, no tienes cuidado que perecemos?!. Posiblemente se hubiese podido leer entre líneas algo así como “!Señor, fuiste tú el de la idea de pasar al otro lado y te quedas acá durmiendo, por lo menos álzate y ayúdanos a sacar agua de la barca, para que no muramos!”. El Maestro se levanta, calma los vientos y la tempestad y reprende a sus discípulos, por la su falta de fe.
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El Señor muchas veces me ha dicho, “ Rocco, pasemos al otro lado ”, sé que con usted también lo ha hecho; “ hijo mío, es hora de cambiar, de ir a otro lugar, de subir otro nivel en tu vida de cristiano ” y puede ser que las condiciones no parezcan ser las mas favorables y puede ser que en medio del camino se desate una terrible tormenta y peor aún, puede ser que en medio de todo, el Señor se acueste a dormir en la popa de nuestra zozobrante barca. ¡Qué situación desesperante! Pero, cómo puede ser posible que se nos olvide ¿Quién es el que va con nosotros en la barca?, es el Dios Todopoderoso. Recuerda que si Él te dijo “ pasemos al otro lado ” no lo hizo en singular, no te dijo “ pasa al otro lado ” dijo PASEMOS .
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Él va conmigo en mi barca, Él va contigo en tu barca, la barca no se hundirá jamás. Aunque parezca que duerme, El Señor se está mojando con la misma agua que parece anegarnos sin remedio, y aunque las condiciones parezcan ser las más contrarias, la barca ?no se hundirá jamás! Porque Él va con nosotros en ella y no permitirá que eso suceda.
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Gracias, mi Señor…. no le temo ni a los vientos ni a la tormenta porque tú vas conmigo en esta barca y llegaremos juntos al otro lado, tal y como tú me lo has prometido .

INQUILINO DEL TUNEL

Lectura: Colosenses 1:1-14
Porque Él nos libró del dominio de las tinieblas y nos trasladó al reino de su Hijo amado. --Colosenses 1:13.
Durante 16 años, John Kovacs fue un «inquilino del túnel». Junto con unos cuantos más, John vivió bajo tierra en un túnel de trenes abandonado en la ciudad de Nueva York. Cuando la compañía Amtrak compró el túnel y lo preparó para abrirlo de nuevo, John se vio obligado a buscar un lugar donde vivir encima de la tierra.
Según el periódico The New York Times, el señor Kovacs llegó a ser la primera persona escogida para un programa nuevo diseñado para «transformar a los desamparados en propietarios». Después de pasar una tercera parte de su vida en el túnel de un ferrocarril, dejó su existencia bajo tierra para convertirse en un agricultor orgánico en la parte superior del estado de Nueva York. A este hombre lo citaron diciendo: «El aire va a ser mejor allá arriba. No voy a extrañar nada. No vuelvo aquí.»
Si pudiéramos vernos como nos ve el Señor nos daríamos cuenta de que todo hijo de Dios ha tenido una experiencia similar. Nosotros también hemos sido escogidos para dejar una existencia oscura y asquerosa a cambio de la dignidad de nueva vida y una nueva obra. Si pudiéramos ver nuestra vida anterior tan claramente como vio John Kovacs la suya, nosotros también sabríamos que no hay nada que valga la pena en la oscuridad, ni razón para regresar.
Señor, ayúdanos a recordar lo necesitados que estábamos cuando Tú nos encontraste. Perdónanos por querer a veces regresar al túnel.
LOS HIJOS DE LA LUZ NO SE SIENTEN CÓMODOS EN LA OSCURIDAD.