jueves, 13 de agosto de 2009

CORO DE LA PAZ

CORO DE LA PAZ

CORO DE LA PAZ

CORO DE LA PAZ

CORO DE LA PAZ

LA MISMA MANO

Lectura: Éxodo 15:22-27.
“Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echo en las aguas, y las aguas se endulzaron” Éxodo 15:25
Los hijos de Israel no habían avanzado mucho desde la orilla del Mar Rojo cuando comenzaron a detectar la realidad de su nueva libertad. Ya no disfrutaban de la variedad de comida y el suministro de agua que abundaban en Egipto. Ahora, después de tres días de peregrinaje en el desierto, la enorme multitud no tenía agua. Y cuando finalmente llegaron al oasis de Mara, el agua estaba amarga (Éxodo 15:23).
Por lo tanto, los hijos de Israel se vieron obligados a depender de un milagro. Así que clamaron a Moisés, y Moisés clamó al Señor. El Señor le mostró un árbol, el cual Moisés echó en el agua. Milagrosamente, el agua se endulzó.
La transformación del agua fue un milagro relacionado con la plaga de sangre enviada a Faraón y los egipcios (Éxodo 7:14-25). La mano del Señor había manchado con sangre el agua limpia de Egipto. La lección de Mara era clara: la misma mano que había convertido el agua en sangre podía convertir el agua amarga en agua dulce. El mismo poder que había traído maldiciones sobre Egipto podía traer salud a Israel.
Si hoy tienes una necesidad aparentemente imposible, recuerda que la mano que suplió tu necesidad más grande, el perdón del pecado, es la misma mano que puede suplir de manera adecuada todas tus necesidades. Confía en que Él alcanzará lo que parece imposible.
Las imposibilidades nos obligan a depender de Dios.