miércoles, 21 de enero de 2009

VERSO DE ANTONIO TORRES - POR EL DIA DE LAS MADRES

Antonio Torres Villén

No pudiera yo tener,
Más gozo en este momento
Que compartir vuestras risas
Pensando en esos pequeños.

Que pintaban las paredes,
Que se tiraban al suelo,
Que pisaban lo mojado
Y que ensuciaban lo seco.

Y que con fuerza arrancaban
Los brazos de los muñecos,
Que sus hermanas cuidaban
Y los guardaban con celo.

Que a la hora de comer
Eran grandes tus esfuerzos,
Para que abrieran la boca
Y a veces... sucumbías en el empeño.

Y esta pluma gastaría
Describiendo los recuerdos,
Que las madres de esta iglesia
Guardan en este momento.

Pero quiero en esta hora,
En este lugar y tiempo,
Felicitar a las madres
Por su abnegación y celo.

Desde que el dia amanece
Hasta que va oscureciendo,
Bendiciendo a Dios cantando,
Mientras que pasa el plumero.

Y pensando en esos hijos
Que en la escuela están leyendo,
Que en el patio están jugando
O con amigos saliendo...

Sus cosas deja de hacer,
Deja de un lado el plumero,
La música que escucha para,
Todo se queda en silencio.

Y unas manos con firmeza
Se levantan hacia el cielo,
Y unas rodillas con fuerza
Se dirigen hacia el suelo.

Y al Padre le da las gracias
Por ese regalo inmenso,
Y al tiempo pide llorando:
¡¡¡Guárdalos Señor Eterno!!!

Cuida Señor a las madres,
Dales tu paz, te lo ruego,
Que tu Gloria las envuelva
Y mis ojos puedan verlo.


LA LEY DE LA DEPENDENCIA

Se dice de una ciudad en los confines de la antigua Roma, que cuando era atacada por el enemigo pedía que Roma viniera en su auxilio.

Esto ocurría con frecuencia, y Roma siempre respondía con el siguiente mensaje: «¿Por qué no se unen al Imperio Romano? Con la bandera de Roma sobre su ciudad ningún enemigo se atreverá a atacarlos.» Pero la pequeña comarca era muy orgullosa y su respuesta siempre era: «Queremos ser autónomos. No deseamos perder nuestra identidad.»

En una de las tantas veces que la ciudad solicitó ayuda, Roma se negó y la ciudad sufrió una derrota aplastante. No fue sino hasta después de la derrota que los dirigentes de la ciudad se sometieron al mando del Imperio Romano. Nunca más volvió el enemigo a hacer estragos con ella.

Un joven estaba enamorado de sí mismo. Sus padres eran muy pudientes y el muchacho tenía de todo. La única restricción era que mientras viviera bajo el techo paterno, debía ceñirse al reglamento del hogar. Eso incluía levantarse a buena hora, ayudar en el negocio del padre, juntarse sólo con amigos que el padre aprobara, y mantener el buen nombre de la familia.

Un día el muchacho dispuso abandonar el hogar. Recogió algunas prendas de ropa y todo el dinero que pudo, y a medianoche desapareció.

Mientras tuvo dinero, tuvo amigos. Pero como siempre ocurre, pronto lo perdió todo. Con la pérdida del dinero, perdió los amigos, y ese joven que antes tenía todo lo que deseaba, ahora se encontraba en la más absoluta miseria.

Lavando platos en un pequeño restaurante, se acordó de que en la casa de su padre los mozos tenían más que él, y por un momento pensó en regresar al hogar. Pero él sabía que perdería su independencia. ¿Qué hacer? ¿Ceñirse con restricciones, o morir de hambre con su independencia?

La lección está clara. Por orgullo, la ciudad en las afueras de Roma fue derrotada. Así mismo, por orgullo, el joven rico se moría de hambre. ¿Qué ley rige aquí? La ley de la dependencia. Dependemos, querrámoslo o no, del favor del Creador. Cuando intentamos hacer caso omiso de Dios, perdemos la libertad.

Dios no es un déspota; Él es un padre que quiere lo mejor para sus hijos. Regresemos al hogar. No rechacemos la ayuda divina. La invitación de Cristo es esta: «Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso» (Mateo 11:28). Regresemos a Dios.

Hermano Pablo.

POEMA DE LOPE DE VEGA - AMADA PASTORA MIA


«—Amada pastora mía,
tus descuidos me maltratan,
tus desdenes me fatigan,
tus sinrazones me matan.

A la noche me aborreces
y quiéresme a la mañana;
ya te ofendo a medio día,
ya por la tarde me llamas;

agora dices que quieres,
y luego que te burlabas,
ya ríes mis tibias obras,
ya lloras por mis palabras.

Cuando te dan pena celos
estás más contenta y cantas;
y cuando estoy más seguro
parece que te desgracias.

A mi amigo me maldices
y a mi enemigo me alabas;
si no te veo me buscas,
y si te busco te enfadas.

Partíme una vez de ti,
lloraste mi ausencia larga,
y agora que estoy contigo
con la tuya me amenazas.

Sin mar ni montes en medio,
sin peligro ni sin guardas,
mar, montes y guardas tienes
con una palabra airada.

Las paredes de tu choza
me parecen de montaña,
un mar el llegar a vellas
y mil gracias tus desgracias.

Como tienes en un punto
el amor y la mudanza,
pero bien le pintan niño,
poca vista y muchas alas.

Si Filis te ha dado celos,
el tiempo te desengaña,
que como ella quiere a uno
pudo por otra dejalla.

Si el aldea lo murmura,
siempre la gente se engaña,
y es mejor que tú me quieras
aunque ella tenga la fama.

Con esto me pones miedo
y me celas y amenazas:
si lloras, ¿cómo aborreces?
y si burlas, ¿cómo amas?—».

Esto Belardo decía
hablando con una carta,
sentado al pie de un olivo
que el dorado Tajo baña.

HOY..PERSEVERARE EN LA ORACION

” Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias” Colosences 4:2
Es muy interesante que cada vez que me encuentro con un pasaje de las Sagradas Escrituras hay algo que tiene que ver con oración. Encuentro ejemplos, o mandamientos o exhortaciones o tal vez promesas que tienen que ver con la oración. Encuentro un Jacob luchando con Dios o un Daniel quien oraba tres veces al día, un David quién con todo su corazón clamó a Dios y sobre la montaña encontramos un Elías orando al Señor, en la mazmorra un Pablo y Silas.
Yo encuentro en la Palabra de Dios multitudes de mandamientos sobre la oración y miles de promesas. Que me enseña todo esto? Sin duda me enseña las grandes reservas acumuladas para mi en la oración y por supuesto la importancia de la oración como un medio que el Señor me ha dado. Dios ha destacado en su Palabra a través de estas verdades el destino que el tiene para mi como hijo y siervo de él.
Si Dios me habla en su palabra acerca de la oración, es porque el sabe que yo necesito de la oración. Son tan profundas las reservas que Dios tiene para mi como hijo que no las podré ver en acción hasta que no llegó a ese deposito de reservas con la única llave que encaja en esa cerradura, la oración. Un alma sin oración es casi un alma sin Cristo, porque oración y Cristo están tomados de la mano.
La oración es el balbuceo de un niño creyente, el grito del creyente combatiente, es el hálito del que ya no tiene aliento, es la comodidad, la fortaleza y el honor de un cristiano. Si yo soy un hijo de Dios no podré estar tranquilo hasta no vea el rostro de mi Padre en oración. Necesito hoy orar para ser mas santo, más humilde y más paciente. Hoy necesito orar para ser un ejemplo y bendición a otros. La orden que recibo del Señor hoy es: Perseverad en oración, velando en ella con acción de gracias.
En todas las religiones del mundo la oración juega un papel vital. Sea mahometano, Budista y de cualquiera otra corriente. La oración es como una columna vertebral dentro de las manifestaciones religiosas. En la vida cristiana la oración es como el oxigeno a los pulmones. No podremos vivir espiritualmente sin oración. Hoy, quiero respirar el oxigeno espiritual de la oración para darle vida a mi espíritu por el Espíritu de Dios.
Señor, el libro de los libros, tu sagrada palabra me invita cada día a entrar en la sala de tu trono y al deposito de las reservas celestiales a través de la oración. Este es un gran y único privilegio. Puedo llegar confiadamente ante tu trono y llenar mi corazón con tu gracia a través del maravilloso camino de la oración.
Gracias por preparar ese camino para mi en este día. Amén.

HACER LO MEJOR

Siempre admiré a las personas detallistas; aquellas que realizan las tareas de manera casi perfecta. Son personas de buen gusto, que tienen paciencia para volver a hacer un trabajo dos, tres o más veces si es necesario; son las que sienten gran satisfacción cuando terminan un proyecto.
En verdad, por más sencillo que sea el trabajo, debemos hacerlo de la mejor manera posible. Si ponemos amor en aquello que hacemos, habrá una diferencia muy grande en el producto de nuestro trabajo.
Una vez, un cantante famoso fue invitado a dar un concierto a beneficio de los Veteranos de la Primera Guerra Mundial. El Presidente de la Comisión que lo invitó, le dijo:
- Será una presentación benéfica. Por eso, no esperamos que presente un gran concierto. Su nombre es suficiente para atraer a las multitudes. Le aconsejo canciones simples, que no le exijan gran esfuerzo a su voz.
El cantante se sintió ofendido y respondió:
- No me contento con hacer menos de lo mejor que puedo hacer.
Es nuestro deber sacar el máximo provecho de nuestros dones y oportunidades, y cumplir fielmente y de la mejor manera cualquier tarea, sea grande o pequeña. Dios también espera que hagamos lo mejor, no importa cuál sea la obra que tengamos entre manos.
Creo que conoces la historia de José, aquel joven que fue vendido a los mercaderes ismaelitas por sus hermanos. Aunque pasó por muchos problemas, nunca entró en pánico. Preso en la cárcel como un esclavo en Egipto, mantuvo el autocontrol y el coraje. Otros, en su lugar, se habrían rebelado, se habrían deprimido o habrían muerto. Pero el carácter de José había sido educado para hacer lo mejor mientras esperaba que el futuro llegara. Esa manera de ser de José lo llevó a ocupar el puesto más alto en tierra extraña.
Tú tienes la vida por delante. Colócate el propósito de realizar la mejor manera todo lo que te venga a las manos por hacer. Dios te bendecirá, así como bendijo a José.
Su sueño le respondió:
¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!Mateo 25:21

LO PEQUEÑO ES BELLO

Lectura: Juan 6:53-71
Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán. —Zacarías 4:10
Justo el otro día alguien dijo acerca de un amigo. «Este hombre está destinado a un gran ministerio», con lo cual quería decir que estaba camino del estrellato —una iglesia prominente con un gran presupuesto.
Esto hizo que me preguntara: ¿Por qué pensamos que el llamado de Dios necesariamente es de movilidad social ascendente? ¿Por qué no enviaría a Sus mejores obreros a dedicar toda una vida de trabajo en algún lugar pequeño? ¿Acaso no hay personas en lugares oscuros que necesitan ser evangelizados y recibir enseñanza? Dios no está dispuesto a dejar que nadie perezca.
Jesús se preocupaba tanto por el individuo como por las masas. Enseñaba a grandes multitudes si éstas aparecían, pero jamás Le molestó que el número de sus oyentes disminuyera cada día. Juan dice que muchos Le dejaron (Juan 6:66), un caprichoso desgaste que a la mayoría de nosotros nos habría lanzado a un terrible estado de pánico. Pero Jesús siguió adelante con los que el Padre le había dado.
Vivimos en una cultura donde lo más grande es mejor, donde el tamaño es la medida del éxito. Es necesario ser una persona fuerte para resistirse a esa tendencia, en especial si se trabaja en un lugar pequeño.
Pero el tamaño no significa nada; la sustancia lo es todo. Ya sea que estés pastoreando una iglesia pequeña o dirigiendo un estudio bíblico o una clase de escuela dominical pequeños, sirve allí con todo tu corazón. Ora, ama, enseña de palabra y con el ejemplo. Tu pequeño lugar no es un peldaño hacia la grandeza. Es la grandeza.
Lo poquito es mucho cuando Dios está allí.